Últimamente hemos visto cómo algunas compañías gastaban esfuerzos en actualizar algunos de sus juegos más clásicos, si entendemos por eso lanzamientos que van camino de cumplir diez años o más. Fallout 4 obtuvo un parche next-gen el año pasado a cuenta de la serie de Prime Video, e incluso Assassin’s Creed Syndicate también obtuvo un extra para mejorar el rendimiento en máquinas actuales. Pero nadie esperaba nada de Dishonored 2, ¿no?
Ni qué decir tiene que cuando nos enteramos de que Arkane (Bethesda) iba a parchear Dishonored 2, todos pensamos que lo mismo querrían meter eso de los 60 fotogramas por segundo que nunca tuvo, para mejorarlo en las máquinas actuales ya que tanto las versiones de Xbox One como de PS4 son plenamente funcionales en Xbox Series X|S y PS5, amén de PC, que ahí huelga decir que nada ha cambiado y sigue ejecutándose sin problemas. Incluso mejor si hemos actulizado el viejo ordenador con un mejor procesador y una gráfica.
¿Qué tiene el parche de Dishonored 2?
El caso es que los fans del juego se han topado con una actualización en PC que tiene un peso de unos 230 MB pero que, curiosamente, en Xbox sube hasta los 40 GB, por lo que en esencia supone tener que volver a instalar el juego completo ya que ese es, más o menos, el espacio que ocupa. Y de primeras os debemos decir que no hay rastro alguno de que Arkane haya decidido meter eso de los 60 fotogramas por segundo o algún modo calidad mejorado para la nueva generación.
Así que nuestro gozo en un pozo del que nos recuperaremos, obviamente, pero que ha sentado bastante mal a la comunidad. Sobre todo cuando al hacer prospección de datos en SteamDB se han hallado datos de que el update tiene que ver con la actualización de los «repositorios de idiomas del juego», una tarea que suele tener que ver con algo que pocos conocen y que lastra ciertos juegos a futuro como son las expiraciones de licencias de contenidos concretos.
En GTA, por ejemplo, alguna vez han expirado las licencias de ciertas canciones, que han podido lanzarse con el juego pero que tenían solo unos años de vigor (cinco, diez o más) por lo que en el momento en el que se cumple ese periodo, la desarrolladora debe actualizar el juego quitando esos contenidos para los que no tiene ya la licencia. Esto, evidentemente, es una práctica que tiene muchos años pero que no se ha podido controlar tan a rajatabla hasta que ha llegado el formato digital. Con el físico, el juego llegaba con lo que llegaba y así se mantenía en las manos de su propietario para siempre.
La tercera parte a la vista
Estos cambios en Dishonored 2 se producen cuando ya atisbamos por el horizonte la tercera entrega de la saga, en la que está trabajando la oficina de Lion de Arkane, responsable de los dos primeros, y lejos de los líos que provocó su oficina en Austin (ya cerrada) en los años anteriores tras el lanzamiento fallido de RedFall. Así que esperemos que a los franceses no se les haya olvidado dar con la tecla de la que es una de las mejores sagas de acción y sigilo que hemos podido jugar en los últimos 15 años. ¿Que no?