Microsoft acaba de anunciar más despidos. Muchos, miles, que van a cebarse en su mayoría en la división de videojuegos. Esa que no termina de arrancar aunque tiene su futuro pegado a la nube. Como Sony, que el año pasado despidió a muchísima gente de sus oficinas y cerró estudios. Sin hablar de Ubisoft y otras grandes que poco a poco van echando el cierre a divisiones y oficinas deslocalizadas de la central. Parece un apocalipsis pero, ¿podríamos estar ante un crack en diferido que ha comenzado por la parte de los desarrolladores?
El crack de 1983 se hizo famoso porque supuso el fin de la hegemonía americana en la industria con una caída brutal de las ventas (desde finales de 1982) y el cierre de muchos desarrolladores y fabricantes que desparecieron a partir de esas fechas. Cogió el relevo la industria japonesa, con Nintendo y SEGA y posteriormente Sony (con Microsoft), lo que nos ha dado para que el chicle se estire hasta hoy. Pero si hace 40 años la culpa fue de una saturación del mercado por un éxito continuado desde finales de los 70, ahora parece que estamos ante un panorama parecido, provocado seguramente por la pandemia.
De un crack de los videojuegos a otro más silencioso
Es cierto que los crack no tienen por qué ser iguales. Aquel de los años 80 se llevó por delante a una buena parte de la industria americana, aunque no terminó con todo, pero sirvió para que se replantearan las cosas y comenzaran a hacerse con algo más de racionalidad. La llegada de las consolas japoneses ayudó a ordenarlo todo y la industria se recuperó, poniendo unas bases sólidas hasta hoy. Aunque ya que estamos, que levante la mano el que en 1983 fuera consciente en España de que se había producido un crack en la industria americana de los videojuegos.
Aquí en España, y en Europa, vivíamos a lo nuestro. Con nuestros Spectrums, Amstrad, Commodores y esas cosas y del crack, poco supimos. Pero ocurrió. Ahora todo es más global y la pandemia (con el confinamiento y el aumento de la demanda) hizo creer a los estudios que la industria iba a vivir en un perpetuo bum, en un éxito sin parar. Todo lo que lanzaran se vendería a lo bestia. Y no ocurrió. Se tomaron demasiados riesgos, se llenaron las oficinas de muchísima gente, haciendo más juegos, más contenidos, que costaban más… y se acabó la pandemia y la demanda fue bajando.
Era imposible que siguiéramos jugando al mismo ritmo que durante el confinamiento, o después, y esas previsiones que tenían todos se vinieron abajo. Prueba de ello es la cantidad de estudios que han cerrado, los juegos que se han cancelado y los miles de despidos que sigue sufriendo la industria: Microsoft hace unas horas, por ejemplo, o Counterplay Games, el desarrollador de Godfall, que ha cerrado para siempre.
La industria sigue, pero pronto lo notaremos
Es obvio que el crack está afectando a las grandes multinacionales, sobre todo, y a pequeños estudios AA que han visto cómo su suelo de ventas se deplomaba. Tequila Works, en España, cerró el año pasado, y no penséis que las cosaas están mejor para los que tienen un tamaño parecido. Todos andan mal. Ese cierre masivo está tocando a la parte alta de la industria, la que crea los juegos y que está vivendo casi una extinción global, como la de los dinosaurios.
Este cierre global lo notaremos en el medio plaza. Seguro. Viendo cómo llegan menos juegos, con menor presupuesto y más modestos, además de enfocados a arriesgar lo mínimo posible. Fórmulas repetitivas que se sabe que pueden vender y ya está. Por lo que todas nuestras esperanzas de recuperación quedan en manos de los más pequeños. De los estudios más modestos.
A diferencia de lo ocurrido hace 40 años, tenemos una base de estudios indies mejor preparados para sobrevivir. Como los mamíferos de menos de 50 kilos que vieron morir a los dinosaurios y quedaron solos para conformarnos a nosotros. Los The Game Kitchen, los Nomada Studio y otros muchos parecidos son nuestra gran esperanza de que este crack que estamos viviendo no termine con una industria que, como en 1983, pensaba que iba a nadar en la abundancia constante. Y esas cosas nunca ocurren.
El crack está limpiando el panorama pero seguro que saldremos reforzados y con las cosas más claras. Estaba claro que la carrera que habían iniciado los grandes publishers debía detenerse. Y ha llegado el momento por culpa de este nuevo crack… ¿del 2024 ó 2025?