Todos sabéis lo que ha ocurrido con Concord en las últimas horas y cómo la industria ha convulsionado alrededor de la noticia de que Sony se la ha pegado con un shooter multiplayer destinado a convertirse en uno de los ecosistemas de referencia dentro de un género por el que ya circulan clásicos como Valorant, Overwatch, Apex y un largo etcétera de grandes nombres. Pero a diferencia de lo que pueda parecer, en el fondo todo lo que ha pasado supone un gran alivio para quienes tenemos una concepción de los videojuegos más… ¿clásica?
Se nos ha vendido desde la generación de PS4 y Xbox One que los videojuegos se han convertido en servicios. Que los Call of Duty, FIFA (luego FC) los Fortnite y demás alumnos de la era online eran el futuro y que nuestras aventuras offline, con campañas y cosas así, eran un especie a punto de extinguirse. Y si había una compañía empecinada en combatir esa creencia, esa era Sony, a través de sus muchos exclusivos que tiene para sus consolas PlayStation (y más recientemente PC).
Del momento clave a la aventura de Concord
Prueba de esa creencia de Sony fue un momento clave en la industria hace prácticamente una década, cuando publishers como Electronic Arts decidieron cargarse muchos proyectos para un solo jugador y enfocarse en los multi. Eso supuso la cancelación del prometedor Star Wars 1313 y extender por la industria la creencia de que quien todavía hacía jueguecitos con campañas y arcos argumentales no estaba viendo de qué iría el futuro. Que no es otra cosa que juegos que se transforman en servicios, que los jugamos sin parar un mes, otro e incluso durante años. Comprando todos los ítems que nos venden, no siempre por un módico precio, y pagando cientos de euros a lo largo de toda su vida útil.
Pero Sony decidió seguir con su plan. Exclusivos alejados de las tendencias multiplayer, enfocando todos sus esfuerzos de desarrollo en nombres como God of War, Spider-Man, The Last of Us, Days Gone, Horizon y un largo de etcétera de franquicias que hoy son el punto clave para su éxito sobre Xbox. Así que sí, noticias como lo ocurrido ahora con el descalabro de Concord son una buena nueva que nos tiene que alegrar.
Y debe hacerlo porque supone para los japoneses un aviso claro de que el cupo de juegos como servicio ya está lleno. Copado por grandes estudios que han ganado muchísimo dinero en la última década y que cuentan con algo de lo que adolece Sony: el saber hacer dentro de un mercado que no está diseñado para permitir que ciertas apuestas se abran paso, máxime si además vienen con algunos fallos y taras de bulto desde su areanque.
Sony se centrará en lo que sabe hacer
Este trompazo mayúsculo de Concord supondrá para Sony volver a centrarse en lo que mejor sabe explotar, que son los juegos para un jugador, con sus campañas y algún que otro modo online, pero centrados en la experiencia argumental, dejando de lado cualquier tentación de intentar acabar descubriendo un Fortnite en potencia que, de verdad, nadie espera de los japoneses.
Así que sí, Concord será el punto de inflexión de una estrategia que Sony no volverá a abrazar porque, vistos los resultados, se ha quemado con todo el equipo y malgastado algo más de 100 millones de dólares. Así que no volverá a tener esa tentación multiplayer…