Desde hace un par de meses tengo una Steam Deck en mis manos y, aunque me considero un fan irredento de Nintendo Switch desde su lanzamiento en marzo de 2017, tengo que reconocer que la llegada de la máquina de Valve ha transformado mi forma de jugar con videojuegos. El problema es que ahora tengo una bonita consola guardada en el cajón y no sé si alguna vez volveré a sacarla de ahí.
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Tenía poca fe en Steam Deck
Tengo qe reconocerlo: soy un fan de Nintendo Switch y prueba de ello es que tengo todas las versiones que han lanzado los japoneses, tanto del modelo original como el OLED o las Lite. Mi pasión por ella venía por su condición de portátil, de poder llevarla a todos sitios tanto dentro como fuera de casa. Es decir, ella era la única que me permitía disfrutar de mi pasión, la única forma que muchas veces le queda a un gamer que trabaja todo el día, tiene familia y poco tiempo para sentarse ante una tele para disfrutar de PS5, Xbox Series X o PC. Por eso, durante los últimos cuatro años ha sido, con diferencia, la máquina a la que más he jugado y que más horas me ha proporcionado de entretenimiento, por encima de cualquier otra consola, PC, Mac o invento chino de emulación.
Y en esto que en marzo de 2022 aparece Steam Deck. La tienda de Valve en la pantalla de una consola portátil, capaz de poner en marcha cualquier juego. Demasiado perfecta parecía la cosa. Aunque a mí me generaba muchas dudas cómo podrían configurarse los juegos, cómo adaptaría los interfaces y si todos los lanzamientos de la tienda podrían manejarse al estilo gamepad o con esas superficies táctiles que emulan el movimiento del ratón. Es más, también tenía dudas sobre la posibilidad de acceder a mis compras en otras stores digitales como Battle.net, Epic Games Store, GoG e incluso las oficiales de Ubisoft, Electronic Arts, etc. Por si lo anterior fuera poco, desconfiaba de la duración de la batería y la propia calidad gráfica del dispositivo. Pero en todos esos aspectos ha superado el examen con nota.
El resultado es que Steam Deck ha conseguido que mi Nintendo Switch de cabecera, la OLED, lleve dos meses guardada en un cajón por culpa de que he podido disfrutar en movilidad (en un parque, en la cocina, en el jardín, en el campo o en la oficina) de títulos como Elden Ring, God of War, Judgement, Spider-Man Remaster, Stray, Red Dead Redemption 2, Asssassin’s Creed Valhalla, Death Stranding Director’s Cut o el más reciente A Tale Plague Requiem con una calidad y fluidez extraordinarias, que no me esperaba, por lo que he podido llevar la experiencia de sobremesa conmigo allá donde he ido, sin tener que anclarme a un sillón durante varias horas.
Nuevos hábitos de compra
El resultado más inmediato de esta experiencia es que he vuelto a comprar muchos de los juegos que ya tenía en consolas y que por falta de tiempo era imposible completar y terminármelos, por lo que, sin querer, me ha transformado mis hábitos de compra abriéndome la puerta a una Steam en la que los precios son mucho más económicos que en PlayStation Store, Microsoft Store o la mismísima eShop de Nintendo. Eso, sin contar la posibilidad de adquirir keys en tiendas que realizan ofertas realmente buenas con novedades a mitad de precio.
Sin duda, Valve lo ha conseguido. De tener prácticamente olvidada su tienda y su ecosistema, he pasado a recuperar la vieja costumbre de alimentar de juegos a mi PC por culpa de una Steam Deck que es capaz de poner en marcha los últimos estrenos y, por supuesto, todos los que llegarán en los próximos tiempos. Eso, por desgracia, es imposible que Nintendo Switch pueda conseguirlo ya que sus intentos de tener AAA como Control, los dos últimos Resident Evil o A Plague Tale Requiem se basan en un ineficaz sistema de juego en la nube.
¿Adiós Switch para siempre?
Decir que no volveré a utilizar Switch sería mentir, y mucho, porque hay una parte del catálogo que jamás estará disponible en Steam Deck, como son los lanzamientos de la propia Nintendo. Ya, ya sé que existe YUZU (hasta Valve lo ha enseñado en uno de sus vídeos oficiales) y que muchos ven en esa emulación un camino para jugar con las grandes franquicias de los japoneses, pero no entra en mis planes hacer algo parecido e ilegal. Así que sí, como muchos teméis, cuando The Legend of Zelda Tears of the Kingdom llegue el año que viene no habrá dudas de que pondré a descansar mi nuevo juguete para volver a una de las mejores consolas que he tenido jamás.
Pero por desgracia, ahora mismo la experiencia de juego de Steam Deck es tan superior a la de Nintendo Switch que me da hasta miedo pensar que voy a tardar bastante tiempo en volver a encenderla. Y es que Nintendo es Nintendo y por mucho que me duela no tocar su consolón, se la respeta.