En Internet podemos encontrar un gran número de debates acerca de si realmente merece la pena dejar el PC las 24 horas del día encendido o si, por el contrario, es necesario apagarlo cada vez que dejamos de necesitarlo.
Los principales factores que pueden inclinar la balanza a favor o en contra son muy variados, incluyendo los hábitos de uso relacionados con la comodidad, el consumo de energía del PC, la antigüedad de los componentes y el tipo de unidad de almacenamiento, entre otros.
Tener el PC en funcionamiento las 24 horas tiene sus consecuencias
A continuación, os mostramos algunos de los mitos habituales por todos conocidos que muchos usuarios defienden a capa y escapa para afirmar que es recomendable dejar el PC encendido las 24 horas en lugar de encenderlo y apagarlo cuando realmente hace falta.
No se dañan los componentes
Los componentes que se encuentran en el interior de un PC, al igual que los periféricos conectados tienen, generalmente, una vida útil determinada (no estamos hablando de obsolescencia programada) que depende, en gran medida del uso que le demos.
Por ejemplo, los SSD tienen un ciclo de vida basado en el TBW, un número de indica el número de terabytes que escribe. Conforme llega a ese número, las celdas de memoria tienen problemas para mantener la información y empiezan los problemas de pérdida de datos, problemas para iniciar el PC, archivos corruptos entre otros.
Si bien es cierto que conforme ha ido avanzando la tecnología, también lo ha han hecho los componentes que se utilizan, no existe un componente que dure toda la vida ya que también le afectan elementos del entorno como el calor. Los cambios bruscos de temperatura de los componentes aceleran el desgaste de sus componentes, especialmente si la tempera se mantiene elevada durante largos períodos de tiempo.
No consume más energía
Cuando un equipo está funcionamiento, está consumiendo energía. Por poca que sea, a lo largo del año, el consumo si puede verse reflejado en la factura de la luz. Si dejamos un PC encendido las 24 horas, aunque no esté haciendo absolutamente nada, la RAM, la placa base y, sobre todo, la fuente de alimentación, se encuentran en funcionamiento, aunque tengan un consumo mínimo.
Menos tiempo en arrancar
Antes de la llegada de los SSD, encender un PC iba asociado a preparar una cafetera y esperar a que saliera el café antes de sentarnos delante del ordenador. Los discos duros mecánicos funcionan a una velocidad muy inferior a la de cualquier SSD, incluyendo los SATA III, y cargar un sistema operativo, cualquiera que sea, lleva su tiempo, un tiempo que puede durar, en el mejor de los casos entre 3 y 4 minutos.
Esto con un SSD no pasa ya que en menos de 15 segundos podemos tener el PC listo para empezar a trabajar y jugar. Si el equipo necesita tan solo 15 segundos para arrancar ¿para qué tenerlo encendido las 24 horas del día?
¿Merece la pena?
La tecnología que podemos encontrar en el interior de un PC no solo es más rápida que generaciones anteriores, sino que, además, también es más eficiente en cuanto a consumo energético, por lo que, en un principio, la opción de mantener el equipo encendido las 24 horas parece viable, pero, por todo lo que hemos comentado más arriba, ha quedado claro es perjudicial para todos los componentes del PC.
Si tenemos la necesidad de utilizar el PC de forma aleatoria y sin horarios fijos, podemos utilizar la función Suspender, un modo que nos permite restaurar el funcionamiento del equipo en segundos. Otra opción pasa por utilizar el modo Hibernar, función que podemos utilizar en un PC que utilicemos como servidor si durante largos períodos de tiempo no tenemos la necesidad de utilizarlo y queremos que inicie en unos segundos.
En ambos casos, el PC está consumiendo energía, un consumo muy inferior al que puede ofrecer un PC encendido y listo para trabajar.
