Cuando hablamos de M.2 nos referimos realmente a un tipo de tarjeta muy compacta y pequeña, de 22 mm de ancho. A día de hoy los relacionamos con las unidades SSD de alto rendimiento, pero tienen otras utilidades como puede ser la capacidad de sumarle WiFi y Bluetooth a una placa base que no disponga de ellos. No obstante, hay un tipo que parece que ha desaparecido por completo del mapa, el de los SSD M.2 SATA
Solemos asociar el factor forma M.2 a una conexión PCI Express de alta velocidad, sin embargo, existen unidades que se conectan a interfaces SATA con la capacidad de transferir hasta 6 Gbits por segundo. Estos no difieren en rendimiento de las unidades de 2.5 pulgadas, pero tienen el handicap de tener menos espacio para la memoria y tampoco se pueden realizar versiones DRAMLess por el hecho de que dicha interfaz al contrario del PCIe no tiene acceso directo a la memoria RAM del sistema. No obstante, hay una gran cantidad de ordenadores portátiles y placas base con unos cuantos años a sus espaldas que soportan este tipo de unidades.
¿Qué ha ocurrido con los SSD M.2 SATA?
Si miramos las noticias y novedades del último par de años parece ser que el mundo de las unidades de estado sólido se divide en las de 2.5 pulgadas con interfaz SATA y la capacidad de poder traer más chips de memoria en su interior y los rápidos SSD M.2 con interfaz PCI Express a velocidades de vértigo que prometen cambiar la forma en la que jugaremos a los juegos en el futuro, aunque si somos sinceros, nos empezamos a impacientar y nos gustaría más bien que fuese un presente.
El caso es que no todas las interfaces M.2 son iguales y puede que si tu ordenador es lo suficientemente viejo te encuentres con que los pines de la misma tienen una disposición extraña o que tu recién comprado SSD NVMe no realice conexión. Si es ese el caso, entonces necesitas un SSD M.2 SATA, sin embargo, conseguir uno puede llegar a ser una odisea a día de hoy y cada vez hay menos unidades disponibles por un hecho muy simple, ya no se fabrican y los motivos de ello son bien simples de entender.
¿Qué ocurre cuando tienes un producto que hereda lo peor de los dos mundos? Es decir, la menor capacidad para el almacenamiento por el poco espacio en el PCB de un M.2 y la mayor latencia y menor ancho de banda de la interfaz SATA. Pues que tienes un producto que pasa a ser la peor opción de todas. Es más, a día de hoy todas las CPU suelen tener una interfaz PCIe con los pines suficientes, no solo para la tarjeta gráfica, sino también como mínimo para una unidad NVMe.
¿Cuáles son las mejores opciones?
En el caso de que tu PC tenga una conexión para este tipo de unidades de almacenamiento y necesites más gigas para guardar datos y programas, te vamos a dar dos modelos como consejo de compra. Uno de 1 TB de la marca Western Digital y para bolsillos más estrechos y como segunda opción uno de 512 GB de la marca Intenso