El punto débil durante años (por no decir décadas) de los ordenadores y consolas ha estado en la unidad de almacenamiento. La llegada de los SSD SATA y, posteriormente, los basados en PCIe han solventado este problema, pero nos hemos topado con la realidad. Pero, ¿sería interesante resucitar la interfaz SATA para los SSD visto los problemas de PCIe?
Actualmente, la interfaz SATA está obsoleta totalmente, si la comparamos con la interfaz M.2 PCIe. Podemos verlo en la PS5 y la Xbox Series X, que se basan en memorias M.2 NVMe. Los ordenadores portátiles también han olvidado a los SSD de 2.5 pulgadas SATA en favor de los M.2 NVMe, por permitir hacer sistemas más compactos y livianos.
La industria se ha topado con la cruda realidad
Durante este año se han ido presentando y anunciado nuevas unidades SSD M.2 PCIe 5.0. Intel ya ofrece soporte para estas unidades de almacenamiento, concretamente desde el año pasado gracias a los Intel Core 12a Gen. Pero, hasta la fecha no hay ni rastro de estas nuevas unidades de almacenamiento y hay un motivo.
Tras el marketing de velocidades de 12.000 MB/s esta la realidad, que no es otra que la temperatura y el rendimiento. Es muy bonito de hablar de 12.000 MB/s de lectura y escritura, pero, ¿a qué coste? Y es que el problema de los SSD PCIe 5.0 está en la temperatura, que será tan critica que está obligando a poner ventiladores a estas unidades de almacenamiento.
Han estandarizado la interfaz M.2 PCIe y, muy posiblemente, se han equivocado. Primeramente, ya los SSD PCIe 3.0 son suficientes para gaming, los PCIe 4.0 aportan poco y los PCIe 5.0, nada y menos. De una gran solución hemos pasado a un mercado saturado y sin mucho sentido, al menos, actualmente.
Se ha obsesionado la industria en vendernos velocidad, obviando los problemas de estas unidades. Cuando se calientan, pierden rendimiento para protegerse, aun llevando disipadores de calor. Son momentos puntuales, ya que la importancia de los SSD para los juegos es limitada.
El gran sacrificado en esta carrera de velocidad (nunca mejor dicho) es la interfaz SATA. Los fabricantes la han dejado morir, quedando actualmente en un segundo plano para todos. Pero se podría mejorar y ser tan buena o mejor que la interfaz M.2 PCIe y ayudar a corregir el problema de temperatura. Solo hay que ver la interfaz SAS 4, que ofrece el doble de velocidad de lectura y escritura que SATA 3.
Ojalá todo fuera un problema de temperatura
Si, hemos hablado de problemas de temperatura, que es uno de los grandes males de los SSD M.2, pero no el único. Actualmente es muy difícil encontrar un M.2 que tenga 8 TB de capacidad, muy difícil y son brutalmente caros. Parece que, si no se aumentan las capas, difícilmente veremos SSD de más de 4 TB de capacidad.
Curiosamente, este problema también lo corrige la interfaz SATA. Los SSD de 2.5 pulgadas tienen más espacio útil para poder crear unidades de mayor capacidad. Podríamos tener SSD de 8 TB en formato 2.5 pulgadas sin problemas o mucho más grandes. Pero, la cosa está en que la interfaz SATA no interesa ya a los fabricantes de SSD, que la están dejando de lado.
Es lógico que se opte en portátiles por M.2, por ser más compactos y delgados, esta genial eso. Pero en ordenadores de sobremesa no hay problemas de espacio, es más, en las torres actuales lo que más sobra es espacio. Sin embargo, todo este espacio queda vacío en la mayoría de las ocasiones y se desaprovecha. Y es que los fabricantes ya han abandonado el puerto SATA y no hay vuelta atrás a esta absurdez.