Qué es el reescalado en un monitor de ordenador y cómo funciona

Una de las técnicas más antiguas que emplean los monitores de ordenador cuando se ven obligados a representar una imagen en su pantalla que tiene un tamaño diferente a su resolución nativa, es el reescalado de imagen. Gracias a ella podemos ver imágenes o vídeos de resoluciones mayores o inferiores a las de nuestro monitor. Existen muchas maneras de realizar el reescalado de la imagen en la pantalla. En este artículo vamos a ver las técnicas más habituales que se suelen emplear.
Algo que los monitores de ordenador han tenido siempre, desde que la informática comenzó a estar al alcance de todos los públicos y bolsillos, es una resolución nativa y varias resoluciones inferiores a la nativa. Usar resoluciones inferiores a la nativa del monitor puede ayudar a que los juegos se ejecuten más fluidos si nuestra tarjeta gráfica es insuficiente para moverlos. Pero el reescalado de la imagen también nos puede permitir ver vídeos que están a resolución 4K en un monitor 1080p.


El reescalado de la imagen es, por tanto, una técnica que se encarga de rellenar el espacio extra de una imagen, cuando la mostramos a mayor resolución de la original. O de comprimir la información de la imagen, cuando la fuente original tiene una resolución superior a la de la pantalla de nuestro monitor. Para hacer esto, el monitor emplea una serie de algoritmos que se encargan de interpolar la imagen a los nuevos píxeles necesarios para completar la imagen, o de retirar los píxeles que nos sobran de la imagen.
¿Cómo se realiza el escalado de imagen?
El gran problema del reescalado de imagen está en que el monitor pierde la asignación nativa de píxeles 1:1. Y, como ya hemos comentado, se ve obligado a «inventarse» la información que hay en los nuevos píxeles. Curiosamente, los antiguos monitores CRT (de rayos catódicos) manejaban mucho mejor las tareas de reescalado de la imagen que los actuales monitores TFT.
En un monitor TFT, por lo general, la imagen reescalada suele perder bastante definición y detalles. Esto se debe a los algoritmos que debe de usar el monitor para mostrar la imagen a un tamaño muy superior a aquel en la que está realizada. Una prueba extrema puede ser ejecutar un vídeo grabado a resolución 360p en una pantalla Full HD 1080p. Inmediatamente, la imagen va a perder toda su resolución y detalle. Cuando no acaba llena de píxeles que tienen el tamaño de melones.
Existen dos maneras de realizar el escalado de la imagen:
- Interpolación por cercanía: con esta técnica lo que hace el monitor es tratar de adivinar qué tipo de color debe de mostrar el píxel que está justo al lado de un píxel que muestra la información original. Es una técnica bastante rápida, pero su resultado final suele dejar mucho que desear en cuanto a la calidad de la imagen representada.
- Bicubic y Bilienar Interpolation: Esta técnica consiste en que el monitor mira alrededor del píxel que quiere crear. Concretamente a los 16 píxeles más próximos a él. Y, en función de lo que detecta, crea un nuevo píxel de color. Esta técnica crea una imagen menos definida, por lo que se emplea en conjunción con la técnica del Bilinear Interpolation, que se encarga de crear algunos de los detalles que se han perdido con la otra técnica.
De todas formas, la interpolación de píxeles es un juego de adivinanzas para el monitor. Y los resultados que se obtengan en él van a depender bastante de lo bueno que sea el algoritmo del monitor. Aun así, los artefactos se notan más:
- Cuando la fuente original es de muy mala calidad.
- Cuando la resolución de la fuente original es baja y la resolución final es muy alta.
Por tanto, tampoco queramos pedirle peras al olmo y no nos quejemos porque nuestro antiguo vídeo a 640p se ve mal en un monitor 4K. Para este caso, lo mejor es no ejecutarlo a pantalla completa, sino dejar que el reproductor de vídeo lo reproduzca a su resolución nativa.