¿Qué debe cambiar Robert Swan, nuevo CEO de Intel, para recuperar el rumbo?

Tras 7 meses desde la dimisión de su anterior CEO, hoy Robert Swan ha sido confirmado como CEO definitivo del gigante tecnológico estadounidense, Intel. Pero, entre manos se encuentra con una empresa que, a pesar de seguir logrando excelentes resultados financieros, está, según algunos analistas financieros, algo perdida. Carente del empuje inicial que la llevó a convertirse en el líder que es hoy. Por tanto, ¿qué cambios serían necesarios para reconducir la situación de la empresa?
Tras la dimisión de Brian Kzarnich, hace 7 meses, Intel nombraba a Robert Swan como nuevo CEO interino. Esto significaba que Swan se encargaría de dirigir la compañía mientras la junta directiva de Intel buscaba un nuevo CEO definitivo. La confirmación de Robert Swan como CEO definitivo, debería de reencauzar la dirección de la compañía, que últimamente parecía andar algo perdida.
En su posición de CEO, una de las cosas que Swan va a tener que afrontar es el declive de las ventas que lleva el mercado de ordenadores personales sufriendo, desde hace casi una década. Y es que los usuarios cada vez emplean sus teléfonos móviles y tabletas, para un mayor número de cosas. Por desgracia para Intel, el único pie que tiene la compañía metida en este campo son las tarjetas de red inalámbricas que montan algunos dispositivos de Apple.
Robert Swan deberá de enfrentarse a una AMD que cada vez es más fuerte
Una situación a la que Robert Swan va a tener que enfrentarse con mucha decisión es a la amenaza que vuelve a ser AMD en el futuro de Intel. AMD ya ha dejado de ser la compañía que no levantaba cabeza, a la que tuvo que enfrenarse su antecesor en el cargo, Brian Kzarnich. Por el contrario, nos encontramos con una nueva compañía que, bajo la batuta de Lisa Su, ha conseguido remontar el vuelo. Hace poco tiempo nos enterábamos que AMD había protagonizado su mejor cierre de año, con los resultados financieros del 2018. El mejor cierre que la compañía había tenido en 7 años.
Pero este resurgimiento no se ha centrado solo en el sector de la electrónica a nivel de usuario. AMD también ha comenzado a recuperar terreno en círculos que, anteriormente, eran el coto privado de Intel, como es el de los servidores. Y la gama de procesadores HEDT. La llegada de los procesadores EPYC y Threadripper ha puesto al gigante azul en una posición un tanto incómoda. Quizás debieran de dejar de seguirle la corriente a AMD, con su constante «guerra de núcleos» y centrarse en lo que mejor han sabido hacer ellos a lo largo de su historia: INNOVAR.
Swan hereda todos los problemas del nodo de 10 nm
Pero no es este el único problema que padece Intel. Probablemente los continuos retrasos del nuevo nodo de 10 nm, unido al desabastecimiento de componentes para sus clientes, debido a tener el nodo de 14 nm saturado, son problemas que el nuevo CEO debe de intentar solucionar de manera definitiva. Y no a base de parches, como se ha ido haciendo hasta ahora. No puede ser que, a los pocos meses de lanzarse un chipset como el H310, se le cambie de nodo de fabricación a 22 nm. O que se jubile otro chipset, como el Intel B360, que tampoco llevaba mucho tiempo en el mercado, sustituyéndolo por otro que, sí, es mejor, pero por estar basado en una arquitectura anterior. Y que de ahí salga el B365, fabricado en el antiguo nodo de 22 nm.
Desde luego, no le envidiamos nada en absoluto las patatas calientes que tiene Robert Swan encima de su plato ahora mismo. Solo nos queda desearle mucha suerte en el camino, en la posición definitiva que ha empezado hoy a ocupar.