Seguramente os suene el haber visto el anagrama CEC en muchos de vuestros dispositivos electrónicos. Son las siglas de la comisión de energía de California (California Energy Commision), quienes han anunciado una serie de modificaciones en la regulación de componentes que podría poner en jaque a los fabricantes de equipos pre configurados OEM, y de portátiles. Os lo explicamos todo a continuación.
Comenzaremos diciendo que un cambio de regulación en el CEC es muy importante porque la mayoría de los fabricantes tienen sede en California, y por lo tanto están sometidos a su regulación. Con esto en mente, los cambios tienen que ver con la eficiencia de los equipos, principalmente por su fuente de alimentación, y como bien sabréis los equipos OEM y los portátiles no es que destaquen especialmente en éste aspecto (si bien como sabéis en Europa ya está en vigor una normativa que dice que no se puede vender ningún componente electrónico que tenga una eficiencia inferior al equivalente de la certificación 80Plus Bronze, es decir, un 82% como mínimo).
Vamos allá. La nueva regulación de la CEC divide los productos en dos categorías: aquellos con un consumo inferior a 100 vatios, y los que consumen más de ésta cantidad. En todos los casos, se busca el que los equipos electrónicos que se vendan al consumidor sean lo más eficiente posible sin que esto repercuta en un aumento de coste demasiado elevado. Ahora bien, desde ya os decimos que los límites impuestos son muy pero que muy arbitrarios.
Y es que, para que os hagáis una idea, la nueva regulación introduce un término llamado “expandability score”, algo así como “puntuación de capacidad de expansión”. Éste término se ha elaborado con la idea de que los equipos tienen cierta capacidad de expansión para mejorar su eficiencia, no cambiando su fuente de alimentación por una mejor, sino por ejemplo cambiando la tarjeta gráfica por una superior, más potente y con menos consumo, lo que aumentaría la eficiencia del equipo a rasgos generales. Como podéis ver, se basa en términos bastante extraños cuando menos.
Éste “Expandability Score” se determina por unos cuantos factores (ahora entramos en materia), pero lo que hay que saber es que se basan en el consumo en reposo de cada componente. Cuanto mayor sea ésta puntuación, más rango de consumo en reposo puede tener un componente. Lógicamente esto no va a afectar mucho a equipos montados por piezas, pero los equipos pre configurados pueden tener problemas.
Uno de los factores que afectan a ésta puntuación es muy curioso, pues habla del ancho de banda de memoria de las tarjetas gráficas. Por ejemplo, un equipo Gaming tendrá un alto nivel de Expandability Score si su tarjeta gráfica tiene al menos 400 GB/s de ancho de banda de memoria (algo que actualmente pocas gráficas tienen, excepto las Fury de AMD con HBM). Esto se establecerá como estándar en el año 2018, pero todavía más curioso es que la CEC ha tenido en cuenta la evolución de la tecnología y ha dictaminado que para el año 2020 éste valor subirá a 600 GB/s.
Lógicamente esto es raro, arbitrario y casi utópico. Tened en cuenta que sin ir más lejos una GTX 1080, gráfica muy eficiente, tiene 320 GB/s de ancho de banda de memoria y por lo tanto tendría una puntuación baja con éste método de puntuación. Esto podría provocar que los fabricantes de tarjetas gráficas tuvieran que acelerar la implementación de soluciones de próxima generación como la memoria gráfica GDDR6 y HBM2.
Ésta nueva regulación afectará también, por cierto, a monitores de PC. El resumen es que van a obligar a los fabricantes a integrar sistemas más eficientes bajo un criterio que no tiene del todo que ver con la energía. Un despropósito bajo mi punto de vista. Si queréis ver todo lo que ésta regulación trae consigo, podéis leer el artículo original en DeliddedTech.