El otro día os contábamos que China volvía a tener el superordenador más potente del mundo, Tianhe-2, y para un país con el ego de EEUU esa situación es inadmisible. El mismísimo presidente Obama ha autorizado el desarrollo del primer sistema de computación exascale, o lo que es lo mismo, el superordenador más potente del mundo que aspira a superar una capacidad de cómputo de 1.000 Petaflops.
Como ya os contamos anteriormente, a día de hoy el superordenador más potente del mundo está en posesión del gobierno chino: Tianhe-2, cuya capacidad de cómputo es de unos 33,9 Petaflops, mientras que el superordenador más potente de EEUU es Titán, con 17.6 Petaflops.
Según la orden ejecutiva emitida por Obama, la creación de este sistema es para incrementar la presencia y el poderío tecnológico de Estados Unidos a nivel mundial. Por ello se ha anunciado la creación de la Iniciativa Nacional Estratégica de Cómputo, con el objetivo de agrupar a todos los organismos gubernamentales del país en un único punto de referencia y con la mayor capacidad de cálculo del planeta.
Se supone que el superordenador exascale buscará superar la capacidad de cómputo de 1.000 Petaflops, o lo que es lo mismo, mil veces mil billones de operaciones aritméticas por segundo, una cifra casi absurda, aunque ya sabemos que cuando se trata de demostrar su poder, para los estadounidenses las cosas cuanto más grandes mejor.
Eso sí, esta ingente capacidad de cómputo tiene una gran utilidad si la intención de EEUU es la que dicen (ahora cabría sospechar que EEUU lo quiere para fabricar armas de destrucción masiva, de igual manera que ellos acusaron a China con la creación de Tianhe-2), puesto que en teoría su uso será el de dotar de un altísimo rendimiento a las operaciones diarias en bolsa, economía, pronóstico del tiempo, simulaciones de huracanes e incluso de efectos de armas nucleares.
Por el momento es un proyecto
La orden está dada, de momento este superordenador es tan solo un proyecto que ni siquiera tiene nombre propio todavía. Eso sí, el gobierno de EEUU ya está negociando colaborar con empresas como IBM y Cray Computing, así como con entidades gubernamentales como su departamento de Defensa Nacional, el de Energía y la Fundación Nacional de Ciencia (entidades que, por otro lado, serían las que más dependerían de este superordenador), además de la NASA y la NOAA.
No podemos esperar más información a corto plazo pues la creación de un superordenador de tal magnitud es un proyecto a gran escala que llevará años de desarrollo y construcción. La gran ventaja que tiene EEUU para su creación es, por supuesto, que “juegan en casa” con Intel, NVIDIA y AMD.
Más información en la web de la Casa Blanca.