El mayor temor que puede tener cualquier usuario que tiene en su PC una refrigeración líquida es sin duda el tener una fuga. Si falla la bomba o los ventiladores las protecciones del procesador o GPU se activan y terminarán bajado la velocidad o apagando el PC, pero cuando la fuga se da se puede llevar uno o varios componentes por delante u ocasionar un destrozo variopinto, así que, ¿cómo evitar o prevenir una fuga en refrigeración líquida?
En primer lugar hay que ser totalmente honestos y ser conscientes de lo que tenemos entre manos. Un sistema de refrigeración líquida, sea AIO o custom, es un conjunto «vivo», activo por definición y con desgaste. Es sensible a las temperaturas, a sus cambios, a la suciedad, micro evaporación, capilaridad y por supuesto a fallos en diversos componentes, por lo que todo se complica.
¿Por qué se producen fugas en refrigeración líquida?
Un tema muy interesante a tratar y que en todos los casos se producen por las mismas causas, aunque no los mismos agentes y formas. Aquí lógicamente hay que diferenciar entre AIO y custom, porque los componentes y el montaje, así como los líquidos usados no son ni remotamente parecidos.
En un sistema AIO el fabricante ha pensado cada pieza para ser acompañada de otra en concreto y por lo tanto es un sistema mucho más fiable desde el punto de vista técnico, pero en la práctica no es así. Las fugas en sistemas AIO se siguen produciendo y los factores siempre son los mismos:
- Componente defectuoso.
- Capilaridad y entrada de micro polvo.
- Mal ensamblaje.
Que nos toque un tubo trenzado de nylon defectuoso, una junta tórica en mal estado o pinzada, que el recubrimiento interior de bloques y tubos no sea el adecuado o que en la cadena de montaje tengan un despiste entra dentro de lo plausible y suelen ser los fallos más comunes. Evidentemente hay otros que son un problema, como las bombas de 4 polos polarizadas que terminan por no funcionar y elevar la presión interna y hacen reventar literalmente algún componente, o por ejemplo tubos que se pinzan por malas posturas y que generan el mismo efecto descrito.
En refrigeración líquida custom los factores son mucho mayores porque lógicamente hablamos de piezas sueltas y un montaje personalizado que da como resultado una ingente cantidad de posibles problemas:
- Mal ajuste de los racores.
- Bomba sobredimensionada para el sistema.
- Excesiva presión en los componentes con Plexi o acrílico.
- Ejes en las bombas descentrados.
- Juntas tóricas pinzadas.
- Mal montaje o poca fuerza al apretar racores, codos o extensores varios.
- Sistema mal diseñado y ejecutado.
Ahí excluimos por supuestos diseños de componentes mal pensados (ejemplos hay muchos en la industria y muy recientes por desgracia), los cuales de por sí hacen que la fuga sea irremediable y haya que tramitar RMA.
¿Cómo evitar las fugas en la refrigeración líquida?
En primer lugar vamos a dar unas claves que tenemos que tener claras antes de ponernos manos a la obra. En una AIO no podemos hacer nada porque el sistema es precisamente eso All In One, es decir, viene preensamblado de serie listo para funcionar. Lo único que podemos hacer previsor es probar la AIO fuera de la caja y antes de montarla con una fuente pinchada y un controlador externo tipo Aquaero o similar, un rehobus con PWM y 3 pines también sería óptimo.
Lo que deberemos hacer es hacerla funcionar en todo su rango de RPM y si es posible calentar el cold plate del bloque progresivamente hasta una temperatura de 50 grados (se necesita pistola láser de calor o sonda térmica para el control térmico). Así simularemos el funcionamiento de la GPU o CPU y daremos tiempo al agua a ir calentándose y con ello ganar presión en el sistema para ver si tiene fuga.
Como es una AIO si la tuviese entonces tocaría hablar con la tienda o el fabricante en cuestión. ¿Qué ocurre con una refrigeración líquida custom? Bueno, aquí la cosa se complica bastante, así que intentaremos ir por pasos, pero antes tenemos que comprar un componente más: el comprobador de fugas para refrigeración líquida. Este será vital para todo lo que tenemos que hacer y será la única herramienta útil que determinará la viabilidad de todo el sistema.
Comprobación 1
El primer paso y comprobación es hacerlo componente por componente excepto en los tubos, sean blandos o rígidos por motivos obvios. Es tremendamente complicado que un tubo venga pinzado, rajado o simplemente con micro grietas, una inspección visual con buen ojo será suficiente, pero si desconfiamos pues entonces tendremos que usar un racord a cada extremo donde en uno de ellos colocaremos el comprobador y en el otro un tapón.
El método para todo es igual y es realmente lento, muy lento si queremos hacerlo bien. Salvando como decimos los tubos lo que tendremos que hacer es hacer una comprobación de entre 1 hora y 8 horas por cada componente del sistema, sean bloques, radiadores, depósitos o depósitos con bombas, así como racores extensores rotatorios, duplicadores, T o válvulas.
La presión debe de ser entre 0,5 bares y 0,75 bar, donde cada uno de ellos debe de mantener la presión sin moverse ni un ápice de la marca donde dejemos de introducir aire. Como decimos el tiempo es fundamental y os recomendamos 0,75 bar de presión porque en frío sí que podemos estar en 0,4 aproximadamente.
Comprobación 2
Una vez sabemos que todos los componentes son estancos al 100% llega el primer paso, que no es otro que montar por tramos el sistema. A cada tramo de tubo hecho hay que cerrar el sistema por un extremo y comprobar presión y fugas por otro. Esto es extensible conforme el circuito crezca y es crucial para detectar los malos montajes o errores en los mismos sin que tengamos un bonito festival de líquido por el PC.
Comprobación 3
Es aquella que se hace con el sistema montado y lógicamente sin líquido. Suponemos que hemos dejado una válvula de vaciado en el sistema, así que por ahí es por donde introduciremos el detector de fugas y tras llegar a los 0,75 bares de presión es necesario que dejemos el sistema en stand by 24 horas.
Si tras dicho intervalo de tiempo la aguja sigue en su sitio, perfecta, entonces es cuando podemos rellenar sin miedo. Tras esto y con los consecuentes paños, servilletas o sistema de recolección de líquido que prefiramos el PC tiene que estar otras 24 horas circulando para su correcto purgado y por supuesto hay que estar pendiente de cada conexión. No es necesario que esté bajo test de estrés, al menos las primeras 8 horas y siempre que vaya todo bien.
Tras ese tiempo sí que podremos exigirle para ver cuánto calor es capaz de evacuar el sistema y cómo se comporta a la presión y así evitaremos una fuga en nuestra refrigeración líquida.