Cuando tu PC de repente va más lento de lo que debería y no sabes por qué, el monitor de rendimiento de Windows 10 puede ayudarte a descubrir la causa. Es una herramienta que va integrada en el sistema operativo y que la mayoría de usuarios desconoce su existencia (no nos referimos, obviamente, a la pestaña Rendimiento del administrador de tareas), así que vamos a mostraros qué puede hacer por vosotros si os estáis viendo en esta tesitura.
El monitor de rendimiento de Windows 10 es una poderosa herramienta, incluida de serie en el sistema operativo de Microsoft, la cual nos permite hacer un seguimiento exhaustivo del rendimiento de cada una de las partes del sistema.
Cómo acceder al monitor de rendimiento de Windows 10
Para acceder a esta aplicación, tan solo debéis pulsar sobre inicio y escribir «monitor de rendimiento». Ojo, no hay que confundirlo con el monitor de recursos, que es otra aplicación aparte que no tiene que ver con lo que vamos a ver hoy.
Una vez que se abra la aplicación, debemos desplegar «herramientas de supervisión» y hacer clic sobre «Monitor de rendimiento» en el lado izquierdo. Esta es la parte que nos interesa.
Desde aquí, vamos a poder realizar una monitorización de casi cualquier componente de hardware del equipo, tal y como te vamos a explicar a continuación; esta es una manera muy útil de diagnosticar posibles problemas o cuellos de botella, como por ejemplo con las operaciones de entrada y salida de un SSD, el tráfico de red del equipo si por ejemplo la WiFi te funciona demasiado lenta, o las operaciones que está realizando la memoria RAM.
Muchos diréis que ya con el propio administrador de tareas de Windows se puede ver qué está pasando con el uso de recursos del hardware del equipo, pero tal y como os vamos a mostrar a continuación el monitor de rendimiento nos lo va a mostrar de una manera ya no solo más clara, sino mucho más detallada.
¿Cómo se usa el monitor de rendimiento?
La utilización es muy sencilla, pero a la vez algo laboriosa dependiendo de lo que queramos ver. Vamos a centrarnos en la parte derecha y omitir la izquierda, que ya no nos interesa. Aquí podemos ver una gráfica en la zona superior, y un único contador (counter) en la zona inferior que, en este caso, nos está mostrando el porcentaje de tiempo de procesador. Nos está enseñando, entre medias de las dos zonas, la última medición, el promedio, el mínimo y el máximo, así como el tiempo que lleva tomando medidas (respecto a esto último, depende del ancho, es decir, la cifra es la escala de la gráfica).
Como podéis ver, ya solo esto nos está dando mucha más información de la que da la pestaña rendimiento del administrador de tareas, ¿verdad?
Vamos a suponer que tenemos problemas de conexión (para este ejemplo sería igual si por ejemplo notamos que el SSD nos va lento, que tenemos problemas con la RAM, etc.) y queremos ver con mayor detalle qué está pasando con la tarjeta de red del equipo. En ese caso, buscaremos en «Adaptador de red», y pulsando en cualquiera de los parámetros de debajo, nos saldrán las instancias del objeto seleccionado, donde deberemos escoger nuestra tarjeta de red.
Ahora, solo debemos pulsar sobre el botón «Agregar >>» que hay debajo y aparecerá a la derecha. Podemos añadir tantos contadores como queramos, pero tened en cuenta que si agregamos muchos, la gráfica podría ser bastante caótica. Siguiendo el ejemplo, queremos ver qué le pasa a nuestra conexión, así que vamos a añadir los contadores de ancho de banda, paquetes enviados con errores y paquetes recibidos con errores.
Pulsamos Aceptar, y ya los tenemos añadidos. Solo tendremos que esperar unos segundos para que la gráfica se vaya rellenando con datos. En el ejemplo que hemos puesto, realmente la conexión funciona de maravilla, el ancho de banda está al 100% y el número de errores es de cero, por eso sale lineal. Lo que queremos que veáis con esto es que, por ejemplo, si tuvierais problemas aquí es donde podríais verlos.
Igual que hemos hecho con la tarjeta de red, podríais hacer con las operaciones de entrada y salida de un disco duro, con la memoria RAM, con el procesador, y básicamente con cualquier componente de hardware del equipo, ayudándoos así a determinar qué está sucediendo con una mayor exactitud de lo que podríais hacer de cualquier otra manera.
Cómo personalizar la gráfica
El monitor de rendimiento de Windows 10 es, como habréis podido suponer, realmente muy potente y nos permitirá tener una monitorización muy exacta de lo que sucede con el hardware del PC. Sin embargo, quizá una gráfica realmente no nos esté diciendo mucho, pero por fortuna podemos personalizar los datos. Para empezar, si pulsamos sobre el tercer botón de la barra tendremos la opción de ver un gráfico de barras en lugar de líneas, pero también de ver simplemente un informe de datos, en cuyo caso quizá sí que pueda interesarnos añadir muchos contadores para poder ver mucha información a la vez.
De igual manera, al hacer doble clic sobre cualquiera de los parámetros en la zona inferior, podremos seleccionar su color en la gráfica, la forma de la línea y su escala.
Ya lo habéis visto, las posibilidades son muchas, y cuando estáis en una tesitura de que sabéis que algo va mal pero no sabéis exactamente el qué, el monitor de rendimiento de Windows 10 puede ayudaros a dar con el problema de una vez por todas. Al mismo tiempo es importante tener en cuenta que múltiples gráficas al mismo tiempo pueden ser confusas y no darnos la información pertinente.
Por ello, lo mejor es ir componente por componente, intentando diagnosticar de manera unitaria dónde está el problema y una vez creamos que tenemos la fuente, ya podemos cruzar los datos con otras gráficas para ver el comportamiento del equipo en ciertos momentos concretos. De la otra forma tenemos muchos datos al mismo tiempo, pero será mucho más difícil discernir de entrada.