No cabe duda de que la Raspberry Pi 4 es significativamente más potente que sus predecesoras, y especialmente en el modelo que viene con 8 GB de memoria RAM. Este hecho ha provocado que no pocos usuarios se pregunten si merece la pena comprar una Raspberry Pi 4 para utilizarla como PC de sobremesa convencional, dado que la inversión económica es muy inferior. Vamos a verlo.
La última versión de la Raspberry Pi se basa en un procesador con microarquitectura ARM Cortex A72, con cuatro núcleos y velocidades de funcionamiento bastante altas. El subsistema de gráficos también se ha visto reforzado en comparación con las versiones anteriores, pues ahora tiene casi el doble de potencia, hecho que puede llevarnos a pensar si es una opción viable como PC de sobremesa aunque sea para labores ofimáticas y de navegación por Internet.
No obstante, se trata de una plataforma muy capaz para una gran cantidad de tareas, lo que nos retrotrae a la era de los microordenadores (y los Ultabook) en la que podíamos tener un ordenador completo por el precio de una consola de videojuegos de finales de los 80. La diferencia es que una Raspberry Pi es mil veces más útil que aquellos sistemas antediluvianos.
¿Qué necesitas para usar una Raspberry Pi 4 como PC?
Obviamente, si quieres utilizar la Raspberry Pi 4 como PC de sobremesa la inversión inicial no solo será para la propia Raspberry, sino que necesitarás periféricos externos como un monitor, un teclado y un ratón. Existe un kit de escritorio oficial que puedes comprar pero no te recomendamos hacerlo ya que tiene un precio bastante considerable y realmente se trata de un teclado escasamente ergonómico y un ratón bastante mediocre que no valen lo que piden por ellos. Por eso, en este caso es mucho más eficiente adquirir todos esos elementos por separado y buscando siempre el modelo más recomendable para nosotros: teclado mecánico, ratón ergonómico, etc.
Con la excepción de la fuente de alimentación oficial de 15,3 vatios y la carcasa protectora (ambos accesorios muy necesarios), el resto de los oficiales no merecen la pena. También es más que interesante utilizar una tarjeta microSD con la mayor capacidad posible, ya que si pretendes utilizar tu Raspberry como PC de sobremesa empezarás a almacenar archivos de todo tipo y te quedarás pronto sin espacio.
También debes tener en cuenta que no se puede instalar sistema operativo Windows en una Raspberry Pi, al menos no de forma nativa y que no dé problemas, así que la mejor opción es trabajar con GNU/Linux y los programas ofimáticos de libre utilización que puedes encontrar fácilmente en la red.
En definitiva, no necesitamos gastar demasiado para tener un entorno totalmente funcional y con productos de terceras marcas es suficiente, pero lógicamente implica un desembolso y quizás a raíz de lo que vamos a comentar puedes pensar que no merece la pena. Lo cual dependerá de tus necesidades o gustos.
¿Merece la pena?
Las dos salidas micro HDMI que incorpora la Raspberry Pi 4 hacen que sea posible utilizarla con una configuración de dos monitores, lo que ya es una gran ventaja de cara a la productividad. Además, su GPU actualizada permite manejar resoluciones 4K, si bien es cierto que los usuarios que han tratado de usar dos monitores con esta resolución al mismo tiempo han notado bastante lag gráfico, pues el limitado ancho de banda de la interfaz fuerza a que ambos funcionen a tan solo 30 Hz. No es recomendable pero puedes intentar probarlo a ver si este setup es funcional en tu caso. Mientras te mantengas en un uso multimedia, de navegación web o apps ofimáticas, incluso gaming retro con emuladores, seguramente la cosa vaya bien. Si pides algo más, a lo mejor empiezas a sufrir problemas graves de rendimiento.
La versión de 4 GB de RAM de este dispositivo puede ser «suficiente» para trabajar, pero sin duda la mejor opción es la de 8 GB porque funcionará de manera más holgada con todo tipo de aplicaciones y programas que vayas a necesitar utilizar en tu día a día, incluso si es solo para aplicaciones ofimáticas. Con esta variante no hay problemas con LibreOffice u OpenOffice, visualización de vídeos en YouTube, etc.
No es que no merezca la pena como tal, el problema es que el desembolso es bastante amplio y por poco dinero más tenemos un Chromebook e incluso portátiles de gama baja de segunda mano que ya vendrán con Windows y todas las bondades que ello implica a día de hoy. Raspberry Pi como PC es una opción si nos gusta Linux y la queremos para darle otros usos aparte de este, pero no como el recurso principal para tu actividad profesional o personal.
La última versión estable de Raspberry Pi OS es todavía de 32 bits (kernel 5.15 de septiembre de 2022) y esto limita a 3 GB de RAM el consumo de memoria que puede tener para cada proceso abierto. En teoría, una sola aplicación no utilizará nunca 4/8 GB de memoria RAM completas y muchos os preguntaréis si el navegador Chrome opina lo mismo, pues es famoso por devorar memoria RAM a manos llenas. No debes preocuparte, porque incluso con Chromium cada pestaña se considera un proceso independiente, así que cada uno estaría limitado a 3 GB de memoria.
Ahora bien, debes tener en cuenta varias cosas si pretendes utilizar una Raspberry Pi 4 como PC de sobremesa, y es que tiene muchas limitaciones. Aunque puede hacer la mayoría de tareas que un PC de sobremesa normal, en realidad sufre muchas limitaciones, especialmente por incompatibilidad de Linux con ARM en algunos casos. Si te lo preguntas, nunca vas a poder reemplazar a un PC con este dispositivo, ya que al fin y al cabo estarás limitado por elementos de desarrollo además de por rendimiento.
Dicho de otra manera: sí, puedes utilizar una Raspberry Pi 4 como ordenador de sobremesa perfectamente, incluso con configuraciones de dos monitores, pero como antes os comentábamos siempre y cuando lo utilices para tareas de ofimática, navegación por Internet y ocio multimedia. Ya si necesitas editar vídeo/audio o incluso jugar a títulos exigentes en cuanto a hardware se te quedará corto… y mucho.
¿Y como ordenador portátil merece la pena?
Una de las grandes ventajas que ofrece la Raspberry Pi está en el tamaño que tiene, con cada mejora que van teniendo las distintas ediciones que se lanzan permiten a los usuarios crear cada vez dispositivos más potentes. De todas estas creaciones y proyectos una de las que más nos pueden llamar la atención son los portátiles que están basados en este tipo de placa, aunque no suelen venderse como tal, sino que tendríamos que encontrar nosotros la forma de hacernos con las piezas necesarias para crear una, como pueden ser una pantalla, una batería y todos los demás aspectos necesarios que puede tener, como el teclado y el touchpad.
La comparación que tiene sería bastante similar a la de un ordenador de bajo rendimiento tal y como hemos indicado anteriormente, con la diferencia de que nos ofrecería la ventaja de poder llevarlo a cualquier parte. En sí la mayor complicación que podemos tener para crear este dispositivo estaría en la carcasa, ya que en estos casos las personas que llevan a cabo proyectos similares suelen utilizar impresoras 3D u objetos como puede ser una maleta para crearlos, ya que la solución más sencilla que ofrece una compañía que vende este tipo de cajas, puede resultar demasiado caras para la mayoría de las personas.
El bajo coste que tiene la propia placa integrada hace que sea una solución bastante viable, si lo sumamos a la capacidad que tiene de poder ejecutar prácticamente cada sistema operativo de forma sencilla, permitiendo a su vez cambiar entre ellos dependiendo de la tarjeta que utilicemos, hace que sea algo a tener en cuenta ya que es una solución completamente funcional y que ofrece una diversidad bastante más grande que otros dispositivos.
Las mejoras de la Raspberry Pi cada vez la hacen mucho más viable
Al igual que todo el hardware, las Raspberry Pi evolucionan para permitir a los usuarios conseguir una mayor potencia en un dispositivo que resulta extremadamente pequeño y que cuenta con varias ventajas con respecto a otro tipo de ordenadores en miniatura que podemos encontrar. Y es que en términos generales podemos ver que los modelos más recientes de este dispositivo cada vez aumentan más la capacidad de sus componentes, ya sea a nivel de RAM o la calidad y potencia que es capaz de ofrecer el procesador que tienen incorporado.
Por lo general solo se utilizan para proyectos sencillos en vez de optar por utilizarlas como un ordenador de sobremesa, pero este uso cada vez es mucho más viable, si tenemos en cuenta, por ejemplo, las novedades que lanzan los desarrolladores de este dispositivo para aumentar el rendimiento. Y en este caso no nos referimos únicamente a las versiones más novedosas que son capaces de ofrecer un hardware de mayor potencia, sino también a ciertas implementaciones que podemos hacer con ciertos complementos de expansión que pueden ofrecen la capacidad de conectar componentes más potentes.
Es por ejemplo el caso del Raspberry Pi M.2 HAT+, un conector nuevo para este tipo de dispositivos que nos da la capacidad de conectar una unidad M.2 a nuestra Raspberry Pi, haciendo que sea mucho más viable utilizarla para otros propósitos que no sean únicamente de bajo rendimiento. De esta forma, podemos conseguir utilizar una Raspberry Pi como un ordenador de sobremesa sin demasiado problema, ya que en general, el rendimiento que ofrecen va en aumento con cada año que pasa, y más cuando los propios desarrolladores del proyecto se implican ofreciendo nuevas soluciones que permiten aumentar la potencia.
Una opción más sencilla: Raspberry Pi 400
La Raspberry Pi 400 es un ordenador de muy bajo coste que integra en su interior una Raspberry Pi 4 con un teclado, en concreto el modelo de 4 GB con una CPU 300 MHz más rápida. Por lo que tendrás que realizar el montaje de las diferentes piezas. Como se puede ver en la imagen que tenéis justo encima, su aspecto recuerda al de los clásicos microordenadores de los años 80 como el ZX Spectrum, el Commodore 64, los Oric Atmos u otros modelos de la misma época que integraban los elementos fundamentales en un conjunto plenamente operativo.
Además, te lo ofrece de manera totalmente ordenada en poco espacio y con una microSD que contiene una distribución de Linux optimizada bajo el nombre de Raspberry Pi OS, que te permitirá hacer uso de este dispositivo de bajo coste desde el primer día. Se trata de un kit excepcional si quieres introducir a cualquier persona de cualquier edad en el mundo de la informática y, en especial, dentro de Linux sin tener miedo a que terminen borrando datos importantes o pongan en peligro el sistema.
Si lo ves como una opción más adecuada lo puedes encontrar en Amazon a través del siguiente enlace, con un precio que es un poco elvado pero tiene la ventaja de que ya incorpora buena parte de los periféricos que debes tener para que el conjunto sea funcional.
Su coste es, ahora mismo, un pelín superior a los 100 euros, lo que lo convierte en una opción ideal por si necesitamos un ordenador de reserva en momentos de emergencia. Es más, te habrás percatado de que hemos utilizado las imágenes de este ordenador cómo ejemplo en todo este artículo.
Igualmente, estamos limitados por todo lo explicado anteriormente, de manera que su uso queda relegado a esos entornos descritos o simplemente como mero capricho o gusto del usuario si quieres experimentar y ver cuáles son todas sus posibilidades. Porque uno de los atractivos de este tipo de plataformas que el usuario puede modificar a su antojo es precisamente el de experimentar y ver qué utilidad nos puede proporcionar en el uso diario para esas cuestiones pequeñitas para las que no hacen falta procesadores muy exigentes, cantidad inmensas de memoria o una gráfica capaz de mover cualquier juego con resolución 4K a 60 fps.