Como cualquier otro componente de hardware que sufre desgaste, llega un momento en el que por uno u otro motivo los periféricos gaming ya no funcionan como deberían y hay que cambiarlos. En el caso de los periféricos gaming, aunque normalmente están hechos para durar más, el desgaste es más pronunciado por la forma en la que los utilizamos. Así que, ¿cómo saber que ha llegado la hora de cambiar los periféricos gaming por unos nuevos?
Los periféricos gaming, al menos los de buena calidad y de fabricantes de renombre, están generalmente hechos para durar. Y es que la forma en la que los utilizamos tiende a ser mucho más intensiva que con los periféricos normales, y de hecho ya no solo intensiva en términos de horas de uso sino que también solemos utilizarlos de una forma bastante más agresiva, con movimientos rápidos y pulsaciones continuadas, castigando especialmente la zona WASD del teclado, por ejemplo.
¿Cuándo hay que cambiar los periféricos gaming?
En esencia, no tendrías por qué cambiarlos hasta que dejen de funcionar o lo hagan de manera deficiente. Una utilización intensiva de los periféricos hará que el nivel de desgaste aumente y que terminen fallando, pero pueden pasar muchos años hasta que esto suceda, y de hecho lo normal es que duren bastante tiempo en buen estado, especialmente si les has hecho un mantenimiento preventivo adecuado (especialmente en términos de limpieza).
Sin embargo, hay otros «síntomas» que, aunque el periférico siga funcionando más o menos de manera adecuada, podrían propiciar que tomes la decisión de que ha llegado la hora de cambiarlos por unos nuevos.
El teclado
Cuando hablamos de periféricos gaming, el teclado es uno de los que sufre mayor desgaste, especialmente en la zona WASD porque es la que comúnmente utilizaremos para mover nuestros personajes virtuales. No es infrecuente encontrarnos teclados que en la zona WASD han alcanzado los 20 millones de pulsaciones por tecla, mientras que en otras teclas tienen apenas algunos miles de pulsaciones. Por lo tanto, es relativamente frecuente que los interruptores de esta zona sean los primeros en fallar.
No obstante, hasta que no falle alguna tecla no sería motivo para cambiar de teclado, ¿verdad? Pero hay otros síntomas que nos podrían «ayudar» a tomar la decisión, como por ejemplo con los teclados con retroiluminación; especialmente si usas iluminación en color blanco, con el paso del tiempo, tras horas y horas encendidos, la luz blanca termina volviéndose amarillenta o violácea, de manera que ya no tiene un buen aspecto general.
Igualmente, hay muchos teclados en los que la tipografía de las teclas no está grabada con láser sino que está serigrafiada. Con el uso, verás que muchas teclas están lisas y brillantes por el roce con los dedos, llegando incluso a ver tipografías que se han borrado completamente.
El ratón y la alfombrilla
Después del teclado, el ratón es otro de los periféricos gaming que sufre mayor desgaste, en parte porque casi todo el tiempo tendremos la mano encima. Es normal que en las patas de teflón de la zona inferior se acumule suciedad, e incluso que en un momento dado no funcione como debe porque se ha introducido suciedad en el propio sensor, pero esto es algo que con una adecuada limpieza podremos solucionar fácilmente.
Igualmente, con el uso aparecerán brillos en el ratón, y si tiene iluminación ésta empezará a perder intensidad y los colores comenzarán a verse extraños (como hemos mencionado antes en el teclado, los blancos parecerán amarillentos o violáceos), pero si no eres muy sibarita esto tampoco es un problema mientras el ratón siga funcionando bien. El problema viene en muchos ratones, que tienen anclajes de goma en los laterales para facilitar un mejor agarre.
Debido al calor de las manos, y muchas veces al sudor, el adhesivo que ancla estas piezas de goma al propio ratón comienza a reblandecerse y a perder sus propiedades, terminando por despegarse. Por supuesto podemos utilizar pegamento de plástico para volver a ponerlo en su sitio, pero ya nunca volverá a estar «igual». Este es un motivo claro por el que podrías comenzar a plantearte que ha llegado la hora de cambiar tus periféricos gaming, o al menos tu ratón.
Con la alfombrilla pasa algo similar: el roce del ratón, por leve que sea, termina generando desgaste. Igualmente, la zona en la que apoyamos la muñeca también sufre desgaste, agravado por el sudor de las manos, y termina quedando ya no solo feo, sino muchas veces un poco hundido por el peso de la mano y la muñeca. Cuando deje de resultarte cómoda, sabrás que ha llegado el momento de cambiarla.
Los auriculares
El caso de los auriculares es algo un poco más particular. Por norma general se utilizan bastante menos que el ratón o el teclado y, además, como no son un periférico que estemos moviendo o pulsando sus botones constantemente sufren menos desgaste que éstos. Sin embargo hay un factor a tener en cuenta, y tiene que ver con las orejeras y sus almohadillas.
Las orejeras cubiertas de piel sintética terminan endureciéndose con el uso, y llegado a ese punto no tardarán en arquearse. Unas orejeras de piel sintética duras y arqueadas no solo serán incómodas sino que harán daño en las orejas, así que o bien le cambias esta parte si es que se puede, o sabrás que ha llegado la hora de cambiarlos. En el caso de las orejeras de tela, no se endurecen ni agrietan, pero pueden descoserse o quedar bastante feas e incómodas por el sudor.
¿Cuándo cambiar los demás periféricos gaming?
Evidentemente hay muchos otros periféricos gaming que también serán propensos al desgaste, pero que normalmente se utilizan algo menos. Nos referimos, cómo no, por ejemplo a los volantes y joysticks para juegos de simulación, los gamepad, keypad y todo tipo de herramientas adicionales. En líneas generales, no deberías plantearte cambiarlos hasta que dejen de funcionar adecuadamente, pero como en los casos anteriores, si por estética ya no tienen el aspecto que deberían tener y eres bastante exigente a este respecto, en tu mano queda la decisión.
En definitiva, la conclusión de esto es que no hay un tiempo definido para cambiar los periféricos gaming, pero sufren mucho desgaste y llega un momento en el que no funcionan como deberían, dejan de resultar cómodos o incluso están tan desgastados y usados que ya resultan feos.