Los sistemas de refrigeración han evolucionado mucho con la llegada del hardware de alto rendimiento. Cada vez resulta más complicado reducir las temperaturas del hardware de nueva generación, sobre todo cuando está diseñado para ofrecer el mayor rendimiento posible. Por este motivo es normal que nos preguntemos si el formato de disipador por aire va a terminar desapareciendo frente a las AIO.
El hardware de última generación se centra en ofrecer una potencia realmente grande dependiendo de la gama a la que pertenece, por este mismo motivo estamos viendo que muchas compañías están comenzando a implementar soluciones específicas de refrigeración en sus productos con el objetivo de que logren reducir en gran medida el calor que generan. Esto es algo que sucede con las gráficas tope de gama como son las RTX 5090 o incluso las RTX 5080, cada vez hay más versiones que utilizan refrigeración líquida para funcionar y que demuestran la mejora frente a los sistemas por aire que incorporan los modelos básicos.
Esto nos hace preguntarnos si veremos una situación en la que todos los componentes dentro de un ordenador se centren en utilizar un sistema de refrigeración líquida en lugar de optar por los sistemas tradicionales como son los basados en aire que ofrecen los ventiladores y los disipadores de torre.
Las refrigeraciones AIO cada vez ganan más terreno ¿se convertirán en la nueva norma?
Uno de los principales motivos por los que un ordenador puede tener problemas de rendimiento cuando se utiliza hardware de gran potencia tiene que ver con la refrigeración. En los ordenadores gaming resulta bastante habitual ver configuraciones que aprovechan las capacidades de las refrigeraciones AIO para reducir las temperaturas que alcanzan los procesadores, pero hay fabricantes que buscan adaptar este sistema a cada vez más componentes. El principal ejemplo que encontramos son las tarjetas gráficas, con la generación RTX 40 podíamos ver ediciones únicas que utilizaban refrigeración líquida, pero con las RTX 50 prácticamente todas las marcas están lanzando modelos de este tipo.
En este caso encontramos que grandes marcas como Gigabyte o ASUS tienen ediciones de las RTX 5080 y 5090 con un sistema basado en refrigeración líquida, utilizan una bomba que mueve el líquido refrigerante entre el radiador y la placa de la tarjeta para reducir las temperaturas, logrando reducir mucho mejor el calor que genera la gráfica. Según datos publicados por la propia ASUS en sus informes técnicos, su tarjeta gráfica ROG Astral LC RTX 5090 logra una mejora térmica de hasta un 30% frente a los modelos de referencia refrigerados por aire, bajo condiciones de test controladas (TDP sostenido de 450W, 25°C de temperatura ambiente).
Pero lo hace a cambio de tener un precio bastante más alto, mientras que el modelo normal cuesta en torno a los 3.000 en páginas como PcComponentes, la edición con refrigeración líquida tiene un precio 300€ superior.
En términos de coste, la balanza se inclina hacia la refrigeración por aire. Mientras que un disipador por aire de gama alta, como el aclamado Noctua NH-D15, se sitúa en torno a los 100€, una refrigeración líquida AIO de 360mm con un rendimiento equiparable, como la Corsair H150i, parte de los 120-150€, representando un sobrecoste inicial de entre el 20% y el 50%. Esto implica que los disipadores por aire seguirán teniendo un gran mercado al ser más baratos, pero en términos de rendimiento las AIO son superiores. Además a esto hay que sumarle la capacidad de incorporar el radiador donde el usuario elija, en la refrigeración de un procesador igual no resulta demasiado importante, pero en las tarjetas gráficas nos encontramos con el hecho de que esto permite hacer que sean mucho más compactas.
Esta solución permite reducir drásticamente el perfil de la tarjeta gráfica. Modelos como la ASUS ROG Astral LC ocupan un único slot de expansión, liberando un valioso espacio en la placa base, en claro contraste con los monstruosos disipadores de 3 o incluso 4 slots que montan sus equivalentes por aire, como la Gigabyte WindForce.
El otro lado de la moneda: Desventajas y riesgos de las AIO
Aunque el rendimiento térmico es superior, es crucial conocer las contrapartidas de una AIO para tomar una decisión informada:
- Vida útil limitada: La bomba mecánica es el corazón de la AIO y su punto débil. Tiene una vida útil estimada de 5 a 7 años, a diferencia de un disipador por aire cuya durabilidad es prácticamente indefinida.
- Riesgo de fugas: Aunque es bajo en modelos de calidad, el riesgo de una fuga de líquido refrigerante existe y puede ser catastrófico para el resto de componentes (placa base, GPU, fuente).
- Mantenimiento y sonoridad: Además del ruido de los ventiladores, la bomba añade un zumbido constante. La limpieza del radiador es más compleja que la de un disipador y, en caso de fallo, la reparación es más costosa y específica.
