Seguramente hayas llegado a pensar que cuando jugabas con tu ordenador recién estrenado con Windows 11, los problemas que sufrías eran cosa de la configuración que estabas utilizando, de algún parámetro que habrías tocado incorrectamente. Pero ahora sabemos que no, y que todo parte de una falla grave dentro del propio OS que se dedicaba a hacer cosas que nadie le pedía así que Microsoft, ¡por fin!, parece haber dado con la clave.
Un problema de hace muchos meses
Como os decimos, no se trata de algo que hayamos detectado en los últimos días, sino que es un problema que ha ido cogiendo cuerpo a medida que algunos usuarios comenzaron a tomarse su tiempo a principios de octubre tras confirmar que la actualización que se publicó en esos días parecía estar provocando muchos errores a los gamers de la plataforma. Se trataba, por si no lo recordáis, del update 22H2.
Concretamente se detectó que, tras instalar esa versión, el ordenador no era capaz de ejecutar los juegos con una tasa de fotogramas por segundo mínimamente fluida, el rendimiento era completamente inestable, con altas y bajas repentinas y, sobre todo, una evidente falta de rendimiento en todas aquellas CPU dentro de ordenadores con tarjetas gráficas de NVIDIA.
Parece ser que la explicación a lo ocurrido, según Microsoft, es que esa «degradación en el rendimiento» estaba provocada por algunas aplicaciones y juegos que «activaban accidentalmente funciones de depuración del rendimiento de la GPU» y que no estaban diseñadas para utilizarse en configuraciones de ordenadores enfocadas al uso personal. Es decir, que una rutina solo para profesionales, terminaba iniciándose sin que nadie lo solicitara en medio de nuestra partida.
¿Qué podemos hacer para arreglarlo?
Así las cosas, NVIDIA movió ficha intentando tapar la vía de agua con un parche en el software que pide instalar en todos los ordenadores que tienen tarjetas gráficas de su catálogo, pero pronto quedó claro que era Microsoft la que debía hacer algo al respecto. Y lo hizo. Según afirma en su página de soporte «este problema se resolvió [con el parche] KB5020044 y la detención de safeguards se ha eliminado a partir del 14 de diciembre de 2022. […] Ten en cuenta que, si no hay otras safeguards que afecten a tu dispositivo, pueden pasar hasta 48 horas antes de que se ofrezca la actualización a Windows 11, versión 22H2″.
Así que si quieres corregirlo ya, recuerda que puedes acceder a Windows Update e instalar la última de las versiones disponibles con ese código que os hemos dejado un poco más arriba y que, sobre el papel, ya es capaz de terminar con esos problemas en el rendimiento de algunos juegos importantes.
Por cierto, The Callisto Protocol llegó a PC el 2 de diciembre y lo hizo entre críticas por su rendimiento en ordenadores con GPU Nvidia instaladas así que ahora, lo mismo es buen momento para comprobar si esas fallas que todo el mundo achacaba al desarrollador lo mismo tenían su origen en esta pequeña chapuza de Microsoft con Windows 11 22H2 que nos regaló a principios del mes de octubre. ¿No os parece?