Se trata de una política que Sony lleva poniendo en marcha dentro del mercado desde hace más de 20 años y que consiste en que tras el lanzamiento del primer modelo, da una tregua a los usuarios para comprarla y más tarde se decide por otro más compacto, pequeño y que rebaja su precio sensiblemente para acomodarse ya dentro de lo que podríamos considerar como recorrido final de la generación. Suena raro con el poco tiempo que ha pasado, pero PS5 slim no será una excepción.
Operación bikini para PS5
Seguramente todo el mundo da por descontado que PlayStation 5 tendrá una versión slim tarde o temprano (incluso hay ya noticias que apuntan a un lanzamiento en el tercer trimestre de 2023) que llegará al mercado para cumplir con dos objetivos muy concretos: actualizar su hardware con componentes más modernos y baratos, que permiten una reducción en el tamaño y el precio final de la consola y que, además, suelen ser más eficientes y funcionales que los originales del modelo que suele pasar a la historia con el nombre de fat.
Salvo en el caso de la primera PlayStation, que convivimos toda la generación con el mismo diseño (salvo pequeños retoques en componentes y prestaciones) hasta el año 2000, momento en el que llegó la famosa PS One, más pequeña y con pantalla LCD (opcional) incorporada para poderla llevar a cualquier parte. Estreno que coincidió, por cierto, con el lanzamiento de PlayStation 2 en ese mismo año por lo que no sabríamos si considerarlo una versión Slim o no, o simplemente una alternativa más económica a la por aquel entonces nueva generación.
Versiones Slim: una tradición de Sony
Ahora bien, ¿qué argumentos podemos esgrimir para pensar que será 2023 el año en el que veremos una nueva PlayStation 5 más delgada y económica en las tiendas? Buen, pues simplemente debemos mirar al pasado para comprender que esta generación, aun a pesar de las excepciones que nos han tocado vivir con la pandemia y la posterior carestía de componentes, no será una excepción dentro de los planes de los japoneses.
Así las cosas, PlayStation 2 llegó a las tiendas a finales del año 2000, con un modelo fat realmente grande que rápidamente se vio sustituido por el modelo slim, que aterrizó en las tiendas cuatro años más tarde. Concretamente, en octubre de 2004. Era la primera vez que Sony hacía algo así y el negocio no le fue nada mal porque con el tiempo esa máquina se transformó en la más vendida de todos los tiempos.
En la siguiente generación, con PlayStation 3, lanzar un modelo slim era una obligación porque el diseño original era tan grande, voluminoso y poco manejable que pedía a gritos un restyling. Esa PS3 slim llegó a las tiendas en agosto de 2009, es decir, tres años después del primer lanzamiento en Japón y algo menos en Europa. Como veis, Sony sigue recortando los tiempos aunque en este caso llegó a lanzar un tercer modelo de plasticorro, con una cubierta del lector de discos que parecía una panera.
Y llegamos a PlayStation 4, que se puso a la venta en noviembre de 2013 y en septiembre de 2016 ya tenía una versión más compacta del viejo modelo. Como veis, cuatro años en el caso de PS2, algo más de tres en el de PS3 y menos de tres en el de PS4. Ahora añadidle la ausencia de stock de PS5, los problemas de suministro y removerlo todo: 2023 apunta a que será el año en el que veamos adelgazar el tamaño y el precio de la flamante PlayStation 5. Tres años después de su llegada oficial en noviembre de 2020, una media de tiempo que parece ser la que más le gusta a los japoneses… ¿o no creéis que será así?