Es posiblemente el componente de un PC más importante, el que lo conecta todo, el más complejo en cuanto a diseño total y uno de los más caros. Pero aunque las placas base son un ejemplo de la ingeniería que toca palos de todo tipo, realmente es uno de los menos personalizables por el usuario. Pero, ¿se puede personalizar, modificar o cambiar partes de una placa base a nuestro gusto? ¿Por qué hay tan poco margen con ellas?
Hasta los procesadores se pueden personalizar cambiando su IHS por uno mejor, hasta las tarjetas gráficas pueden ver como se cambia su sistema de refrigeración, pero ¿por qué ninguna empresa invierte en productos para cambiar o mejorar las placas base? La pregunta no sería realmente esa, sino ¿realmente se puede?
Modificar o personalizar una placa base
Los fabricantes de placas base tienen un negocio muy bien montado, muy bien estructurado y sobre todo, con unos beneficios bien definidos sobre lo que esperan y lo que realmente obtienen por venta. Esto mismo se puede decir de procesadores y tarjetas gráficas, mismo argumento misma reflexión, la diferencia está en el número de productos anexos a estos que existen para unos y otros.
Las placas base no tienen a día de hoy accesorios o partes que puedan ser instaladas como pasaba antaño y esto es algo importante a recalcar. Hace más de una década había disipadores para chipsets, incluso por agua, existían disipadores anexos para los VRM, disipadores para los slots de memoria RAM y a día de hoy eso es tan extraño que son más complementos o accesorios de otros componentes como SSD o memorias que de las placas base.
Por lo tanto, personalizarlas es algo realmente complejo por todo lo comentado y modificarlas es más difícil todavía porque no hay realmente mercado, y dicho esto, ¿podemos cambiar partes de las mismas?
El dilema de cambiar ciertas cosas de las placas base
Si lo anterior ya era complicado, cambiar partes clave de las placas base está relegado a un sector muy específico como es el de la electrónica. No es que no se pueda mejorar una placa base cambiando ciertos componentes, es que es difícil por las soldaduras que integran, es complejo por la circuitería que incluyen y además los chips, resistencias, SMD o controladores de voltaje (por citar algunos) son muy top en la industria.
De lo poco que se puede cambiar son los sistemas de retención para instalar fijadores del socket, pads térmicos que mejoren el traspaso de calor en VRM y SSD, pero nada más. El resto son insustituibles porque no hay una marca que esté dispuesta a invertir en I+D para cambiar partes clave como pueden ser los sistemas de refrigeración, los conectores o los slots.
En el primer caso, ya hay marcas que hacen bloques de refrigeración líquida e incluso LN2, en el segundo las placas ya integran los mejores del mercado en modelos de gama alta y en el último de ellos, los slots, el nivel de soldadura que se requiere es más propio de un «reballing» en ellos que de coger soldador o estación de soldadura y mejorar lo presente.
Esto solo se hace en el caso de fallo y normalmente lo hace el servicio técnico que dispone de las piezas de recambio y tienen máquinas precisas de soldadura para cada componente. Los técnicos que se embarcan en esta odisea no lo tienen fácil, porque el número de horas es alto, la precisión debe ser perfecta y el riesgo que se corre de dañar alguna pista es alto. En definitiva, no es imposible cambiar una pieza, pero sí un problema el hacerlo.