Las unidades de almacenamiento SSD son la forma más rápida de acelerar no solo el funcionamiento de cualquier PC, sino también para reducir considerablemente los tiempos de carga de videojuegos y aplicaciones. De hecho, algunos juegos incluyen entre los requisitos que se instalen en una unidad SDD.
Sin embargo, al igual que los discos duros tradicionales HDD, con el tiempo estos dejan de funcionar. Haciendo un uso adecuado del SSD, este puede durar más que la vida útil de nuestro PC, por lo que, en un principio, no debemos preocuparnos por su durabilidad.
Sin embargo, si no hacemos un uso adecuado, podemos reducir considerablemente su vida útil. Si quieres saber cómo alargar la vida útil de SSD y evitar que, de la noche a la mañana, este deje de funcionar, a continuación, os mostramos todo lo que no debes hacer con tu SSD.
Comprar SSD baratos
A la hora de comprar un SSD, lo primero que debemos hacer es olvidarnos de fabricantes poco o nada conocidos en occidente. En el mercado podemos encontrar un gran número de SSD de marcas asiáticas o incluso sin la marca de ningún fabricante, que salen muy, pero que muy económicos.
Esto no necesariamente significa que no ofrezca la capacidad real que promete. Lo que significa es que la calidad del producto es baja, al utilizar memorias QLC de 4 niveles al ser más baratas, pero ofrecen un rendimiento y una durabilidad inferior a la que podemos encontrar en otros fabricantes.
A la hora de comprar un SSD, debemos comprobar que el TBW sea elevado, ya que nos asegura una mayor duración en el tiempo, al haber más celdas sobre las que escribir, por lo que estas se utilizan con menos frecuencia y se incrementa su tiempo de uso.
No utilizar sistemas de refrigeración
Cuanta más sea la velocidad de lectura y escritura que es capaz de ofrecer un SSD, especialmente los PCIe, este va asociado a una mayor temperatura de trabajo cuando está trabajando a pleno rendimiento.
Evitar este problema es más sencillo como comprar un SSD que ya incluya un disipador activo o pasivo o bien utilizar el que ofrezca la placa base donde los vamos a conectar.
Si hemos comprado un SSD que incluye un disipador es porque su temperatura se elevada considerablemente a pleno rendimiento, por lo que si este no nos gusta estéticamente lo peor que podemos hacer es quitarlo. Si no nos cabe en el espacio reservado en la placa, debemos reemplazarlo por otro.
Utilizarlo como medio de almacenamiento temporal
Si, además de un SSD, también tenemos un HDD conectado al equipo, debemos procurar limitar el uso del SSD al arranque del equipo y a ejecutar las aplicaciones y juegos que utilicemos habitualmente.
Descargar las fotos de nuestro móvil en el SSD para pasarlas al HDD una vez hemos hecho limpieza, para lo único que sirve es para utilizar ciclos de escritura innecesarios que podemos evitar si copiamos el contenido directamente al SSD.
Lo mismo sucede si descargamos contenido de internet en el SSD para pasarlo posteriormente al HDD o si utilizamos el SSD para almacenar documentos o imágenes de forma temporal que finalmente, siempre acaban en el HDD.
Dejar el SSD sin espacio libre
Cuanto más espacio libre tiene el SSD, este tiene más lugares donde elegir para almacenar la información y puede utilizar las celdas de memoria menos utilizadas en el equipo para así aumentar su vida útil.
Si el espacio disponible en el SSD es reducido, la unidad tiene que trabajar de forma intensiva para encontrar huecos donde almacenar la información sin tener en cuenta el uso previo que tiene acumulado.
Evitar las actualizaciones de firmware
Al igual que es recomendable instalar las actualizaciones del sistema operativo y de los componentes de un PC, especialmente de la gráfica, no podemos olvidarnos del firmware de los SSD.
Aunque no lo parezca, los fabricantes de SSD, lanzan periódicamente actualizaciones de firmware de sus unidades para mejorar su rendimiento y estabilidad que redundan en una mayor durabilidad.