Por qué hay que reiniciar el ordenador tras instalar algunos drivers o programas

A estas alturas, todos estamos acostumbrados a que, tras instalar un driver o, incluso, algunos programas. el ordenador nos pida terminar la instalación de éstos tras un reinicio. Lo hemos hecho millones de veces cada vez que nos ha tocado instalar el sistema operativo de un ordenador. En este tutorial os explicaremos el motivo por el que debemos de llevar a cabo este paso en nuestros ordenadores.
Cuando llevas ya tanto tiempo montando nuevos componentes e instalando nuevos sistemas operativos para poder testearlos, llega un momento en que a la rutina de «instalar y reiniciar el ordenador» uno lo acaba llamando «el festival de los reinicios». Y es que en este periodo es cuando más tiempo un usuario acaba perdiendo tras instalar su nuevo sistema operativo. Porque no siempre los drivers genéricos que nos instala Windows, son los más adecuados para sacarle el máximo partido a nuestro ordenador.
Los drivers necesitan modificar archivos en uso
Cuando instalamos los drivers de nuestros componentes, en la mayoría de ocasiones es necesario que estos drivers modifiquen componentes del propio sistema, aparte de crear y modificar entradas en el registro de Windows. Dado que, en la mayoría de ocasiones estos archivos suelen ya estar en servicio para que se pueda ejecutar el propio sistema, es necesario que este se reinicie tras la instalación de los drivers, para que se puedan modificar los archivos pertinentes.
Otra causa de los reinicios que pueden requerir los drivers o los programas, se podría encontrar en que el programa o driver tuviera que acceder a un archivo de tipo DLL (Dynamic-lin Library). Este tipo de archivos suelen ser compartidos por otros muchos, lo que impide que se pueda llevar acabo una modificación de estos cuando el sistema operativo está en pleno uso. Lo que nos lleva a tener que reiniciar el equipo para que esta modificación pueda llegara buen puerto.
El problema de modificar el registro de Windows
El registro de Windows son cientos de parámetros que gobiernan el funcionamiento del sistema operativo. Y, si bien es verdad que todos podemos entrar en dicho registro para realizar cambios, la realidad es que, si los cambios que estamos realizando afectan a instrucciones o programas que se están ejecutando en ese momento, los cambios no se harán efectivos hasta el momento en que apaguemos el equipo y el sistema operativo pueda hacer estos cambios, sin que le estorbe cualquier otro programa.
Pues algo similar le sucede a los drivers o programas cuando han de modificar el registro de Windows. Por ejemplo, cuando instalamos los drivers de una tarjeta gráfica, las entradas que el nuevo driver ha de realizar en el registro de Windows se crean en el momento de la instalación. Pero no son efectivas hasta que el usuario ha reiniciado el equipo, y los cambios efectuados pueden ser empleados por el resto de los programas.Es por ello que estos cambios se han de realizar cuando el equipo reinicia, como acabamos de explicar hace un momento.
Por tanto, todos los reinicios por los que debemos de pasar la hora de instalar los drivers y algunos programas son, lamentablemente, necesarios para que Windows se ejecute bien. Y, sí, sabemos que algunos de vosotros preferís instalar todos los drivers del tirón y, luego, reiniciar una sola vez. Este método suele ser válido en la gran mayoría de situaciones, pero puede haber circunstancias en los que algún archivo entre en conflicto con otro, al intentar modificarse de manera simultánea. Eso puede acarrerar una mala instalación de este.