Cuando leemos la especificación de una unidad de almacenamiento sólido, tan importante como el tipo de memoria NAND que emplea en su interior para almacenar nuestros datos, es saber cuál es el controlador del SSD que el fabricante ha decidido instalar en su interior. Pero ¿sabemos qué es este controlador y cómo se emplea en el funcionamiento de un SSD?
Independientemente de que el precio de la memoria NAND esté ahora mismo por las nubes, es indudable que los dispositivos de almacenamiento sólido son la mayor revolución dentro del ámbito de la informática de consumo, y relativo al almacenamiento de datos a nivel personal, que se ha visto en décadas.
Y afirmamos esto de una manera tan categórica porque, no solo las latencias para acceder a los datos que en ellos guardamos son prácticamente inexistentes. Sino, también, por las innegables mejoras de velocidad que hemos logrado gracias a ellos, que nos han permitido pasar de los 100 o 200 MB/s que nos podían proporcionar (en el mejor de los casos) los discos duros mecánicos, a los 550 MB/s o 3 GB/s que son capaces de proporcionar los SSD (dependiendo de si emplean el bus SATA o PCIe).
El controlador del SSD se encarga de organizar todos los datos en las células de la memoria NAND
Dada la alta tasa de transferencia de archivos que se puede llegar a alcanzar con un buen SSD, es importante que el fabricante del mismo incorpore un buen controlador del SSD que se encargue de controlar dónde van todos esos archivos y de situarlos en las direcciones de memoria que quedan libres, llevando un exhaustivo control de las mismas. Esta función es primordial para conocer siempre y en todo momento cuánto espacio libre queda en nuestra unidad de almacenamiento.
Por otro lado, un buen controlador del SSD es capaz de procesar la información que recibe y distribuirla de una manera más eficiente que uno de gama baja o sin memoria RAM que actúe de caché. El hecho es que, dentro de los SSD, el controlador de memoria suele ser la parte del dispositivo que más se suele calentar. Este calentamiento, si no se controla puede hacer que el rendimiento del SSD acabe cayendo de una manera más que notable.
Otro aspecto que es responsabilidad de controlador del SSD es la de implementar la gestión del gestor de desgaste (Wear Levelling). Esta tecnología se encarga de asegurarse que todas las células de la memoria NAND del SSD se escriban el mismo número de veces, dado que este número de veces es un número finito, a diferencia de los discos duros mecánicos en cuya superficie el número de veces que se puede escribir, es prácticamente infinito.