La tecnología DirectX Raytracing no dejará tu gráfica obsoleta (todavía)
Puede que el anuncio de la tecnología NVIDIA RTX, basada en la API DirectX Raytracing, os haya dejado preguntándoos si, con ella, todas las tarjetas gráficas actuales se van a quedar obsoletas de la noche a la mañana. Más con la prominencia que va a tomar la IA. Pero no va a ser así.
Desde su anuncio durante la celebración de la actual GDC 2018, la tecnología de raytracing está en boca de todos los usuarios. Más, especialmente, desde que NVIDIA anunció su propia implementación de esta tecnología en la forma de su NVIDIA RTX, a la vez que se le comenzaba a dar mucha más importancia al desarrollo de la Inteligencia Artificial en los juegos. Todo ello gobernado por el motor de computación de la tarjeta gráfica.
Claro, todo esto se ha desarrollado para la arquitectura de las tarjetas gráficas Volta, que ya sabemos de sobra lo potente que son estas tarjetas gráficas. La cuestión es, si con la implementación de DirectX Raytracing que ha hecho NVIDIA, no nos podríamos encontrar, de repente, con que nuestras actuales tarjetas gráficas se han quedado por completo obsoletas. Al fin y al cabo, a pesar que la nueva API de DirectX debiera de hacer bastante más sencillo el poder representar efectos de raytracing en los juegos, no por ello van a dejar de consumir bastantes recursos gráficos.
DirectX Raytracing permitirá el empleo de una segunda gráfica como co-procesador
Una de las grandes virtudes (y la que menos se ha implementado) de DirectX 12 es que permite configuraciones mixtas con diferentes tarjetas gráficas. Es decir, no es necesario para su correcto funcionamiento, que ambas tarjetas gráficas sean idénticas entre sí como era requerido hasta el momento con las configuraciones en SLI de NVIDIA o CrossFireX de AMD Radeon. Sin embargo, por motivos que desconocemos, los desarrolladores de juegos no quieren implementar esta característica a la hora de programar sus juegos, suponemos que porque no son muchos los usuarios que dispongan de este tipo de configuraciones en sus sistemas.
Sin embargo, es esta característica la que, correctamente implementada, podría ayudar a los usuarios a la hora de manejar la carga de trabajo que supondría DirectX Raytracing junto con la Inteligencia Artificial, distribuyendo ésta entre varias tarjetas gráficas, de manera que fuera mucho más manejable para ambas. Ni siquiera se necesitarían dos tarjetas gráficas tope de gama para poder hacer que funcionara bien, dado que una de ellas (la menos potente) se puede encargar de la parte que menos carga de trabajo represente, mientras que la otra, más potente, se puede encargar del resto.
Otra cosa es, por supuesto, que los usuarios puedan encontrar tarjetas gráficas para comprar a un precio atractivo, circunstancia que ahora mismo, no se cumple.