Mientras que AMD lucha por aumentar su cuota de mercado en la venta de procesadores y conseguir así desbancar a Intel, la compañía americana se prepara para luchar en otro sector: el de las tarjetas gráficas.
La nueva tarjeta gráfica dedicada de Intel
Intel está avanzando en el desarrollo de su nueva GPU dedicada, para ello la compañía contrató a Raja Koduri, director del AMD Radeon Technologies Group. La propia compañía ha revelado imágenes sobre la arquitectura de su nueva GPU, en las que podemos observar como esta nueva gráfica mejora el diseño de la arquitectura de sus gráficas UHD Graphics 630.
La compañía ha mostrado al mundo su tarjeta gráfica dedicada, esta está compuesta por dos chips: el primero se compone de la GPU y el agente del sistema; el segundo se trata de una FPGA que sirve de interfaz para el bus del sistema.
Una ampliación de la arquitectura de la gráfica integrada de sus Intel Core Coffee Lake
La GPU está basada en la arquitectura de la novena generación de Intel e incluye tres unidades de ejecución. Las tres unidades están conectadas a un mecanismo de control de frecuencia y alimentación que maneja la alimentación y velocidad de reloj de cada unidad.
El tamaño de fabricación de esta tarjeta será de 14 nm, con un die de 8 x 8 mm y 1500 millones de transistores. Tiene un número tan elevado de transistores debido a su gran caché SRAM. Su frecuencia será de 50 MHz a 400 MHz, una cifra que deja mucho que desear.
Intel está trabajando en una gráfica de bajo consumo
Que tenga estas frecuencias nos indica que el próximo chip de Intel estará pensado para el bajo consumo. La propia compañía ha afirmado estar centrándose en este tipo de tecnologías, posiblemente saben que no podrán competir con la gama alta de NVIDIA y AMD tan fácilmente.
Lo más seguro es que hayan decidido empezar por lo más bajo del sector para coger experiencia y poder desarrollar mejores tecnologías a la hora de enfrentarse con las compañías líderes del sector.
No es la primera GPU dedicada de Intel
Aunque ya ha llovido mucho desde entonces, la compañía lanzó en 1998 una tarjeta gráfica dedicada con un proceso de fabricación de 350 mm. Esta tarjeta se utilizó como también tarjeta gráfica integrada y después de esto Intel se centró en el desarrollo de las GPU integradas dejando de lado las dedicadas hasta ahora.