La quinta generación de procesadores de Intel para escritorio se lanzará a mediados de año, pero la compañía ya ha confirmado que los dos primeros modelos (el Core i7-5775C y el Core i5-5675C) llegarán a finales de Mayo. Con sus especificaciones ya confirmadas, sabemos que serán dos modelos con el multiplicador desbloqueado y que tendrán un TDP de tan solo 65W, gracias a que como bien sabéis Intel ha logrado reducir la litografía de fabricación a tan solo 14 nanómetros.
Habréis notado que en la nomenclatura de estos dos procesadores Intel no ha incluido la característica «K» que denota que tienen el multiplicador desbloqueado, y es que por algún motivo han decidido cambiarla para esta quinta generación Broadwell. Los que tengan el sufijo C serán modelos de socket LGA1150 con multiplicador desbloqueado, mientras que los que tengan el sufijo «R» serán de socket BGA (soldado a la placa). En la siguiente tabla podéis ver sus especificaciones confirmadas:
El proceso de fabricación a 14 nm de los Intel Broadwell ya lleva un tiempo estando disponible en el mercado de portátiles, y los procesadores Broadwell-Y (Core M), Broadwell-HQ y Broadwell-U ya los hemos visto en diversos modelos actuales del mercado. El siguiente paso natural era traer la arquitectura Broadwell a los PCs de escritorio y es ésto precisamente lo que tiene planteado Intel. Así pues, veremos como ya supondréis dos gamas, los procesadores Broadwell-R, con socket BGA soldados a la placa, y los Broadwell-C, procesadores «normales» con multiplicador desbloqueado de socket LGA1150.
¿Merecerá la pena actualizar de Haswell a Broadwell?
Para ser sinceros, si ya tienes un Haswell no te merecerá la pena actualizar de procesador. En principio solo conocemos dos procesadores, pero en términos de rendimiento no parece que vaya a haber demasiada diferencia, y de hecho puede que incluso sean inferiores en estos términos si los comparamos con los actuales Devil’s Canyon de Intel. Eso sí, en cuestión de eficiencia energética y calor generado esta litografía a 14 nm sí que debería marcar una diferencia, pero como decíamos no parece que sea algo sustancial como para saltar una generación por ello. De hecho, los actuales poseedores de procesadores Sandy Bridge (entre los que me incluyo) todavía deberían pensárselo pues el salto de prestaciones no es que vaya a ser abismal, al menos no todavía, aunque como siempre tendremos que esperar a que Intel lance esta generación al mercado y podamos echarle el guante para ver qué tal se comportan.