Si te quieres comprar unas gafas de realidad virtual, entonces deberías saber antes de nada si tu PC está preparado para ellas, ya que se trata de uno de los medios más exigentes en cuanto a hardware. Es por ello que os hemos preparado una guía con los conceptos para optimizar tu PC para la realidad virtual y puedas así disfrutar de las experiencias que te ofrecen este incipiente y novedoso medio.
La realidad virtual es más que colocarse una pantalla pegada a los ojos, se trata de un medio en su mismo con unas reglas distintas que requieren por tanto de especificaciones distintas. No todo el mundo puede utilizar unas gafas de realidad virtual y dado que estas no son baratas se ha de ir con mucho cuidado a la hora de comprarlas y tener el PC necesario para su uso.
Los requisitos de la realidad virtual
Cuando compramos un monitor existe una pregunta de entrada: frecuencia de refresco o resolución. En cambio con la realidad virtual esta pregunta no existe. El motivo de ello es la sensación de presencia que requiere un tiempo entre que hacemos un movimiento y lo vemos en pantalla de menos de 20 milisegundos, esto significa que el PC ha de renderizar la escena a alta frecuencia para conseguir esa sensación.
El otro punto es la resolución, al tener la pantalla pegada a los ojos entonces la densidad de píxeles ha de ser muy alta para que la imagen no se vea granulada por la poca distancia entre píxeles. La conclusión a todo esto es simple, la realidad virtual no solo requiere imágenes muy rápidas sino también a resoluciones muy altas.
Esto provoca que la calidad visual, medida en forma de operaciones de la GPU por píxel, en la realidad virtual no sea tan buena como en los juegos AAA que vemos en PC y consolas. Lo que provoca que sea una tecnología que más que ser contada se tiene que experimentar.
¿Cómo optimizar el PC para la realidad virtual?
Hay dos herramientas que nos sirven para medir si a nuestro PC da la talla para la realidad virtual. La primera de ellas es el SteamVR Performance Test, una herramienta que podrás encontrar en Steam y que realizará una serie de pruebas de rendimiento a tu PC que te indicarán si tu PC está listo para ser utilizado para la realidad virtual o no, aparte de decirte en que partes flojea tu PC.
La segunda herramienta en cambio es VRMark, un benchmark de pago que ofrece tres pruebas de rendimiento distintas. La primera de ellas es Orange Room que te va a servir para medir si tu PC esta pensado para las primeras ediciones del HTC Vive y el Oculus Rift. Es un benchmark un tanto desfasado, pero es el que se incluye en la versión gratuita del mismo. Si pagas 20 dólares tienen acceso a la Cyan Room, que sirve para medir la VR en juegos y aplicaciones DX12. La tercera en cambio es la Blue Room que renderiza más allá de los 4K, a 5120 × 2880 píxeles.
Por otro lado, tampoco os olvidéis que como en todas las aplicaciones de PC los requisitos van creciendo con el tiempo, por lo que si queréis utilizar un juego o una aplicación sumamente avanzados entonces os recomendamos que observéis los requisitos recomendados. Vuestro PC debería superarlos si queréis utilizar esa aplicación o juego sin problemas. En el caso de que vuestro PC no supere las pruebas entonces será necesario optimizar este de cara a la realidad virtual, en forma de las correspondientes actualizaciones de hardware.
El HDMI de tu tarjeta gráfica también es importante
Lo primero de todo es asegurarte que tu tarjeta gráfica tiene más de una salida HDMI o DisplayPort, dependiendo de la interfaz que vaya a utilizar el casco de realidad virtual. Ya que no vas a querer estar todo el rato desconectando el cable de vídeo del monitor al HMD y del HMD al monitor. El otro motivo es que hay experiencias para realidad virtual que están pensadas para ser experimentadas por más gente, por lo que necesitan ver la acción en una pantalla externa.
Otro punto a tener en cuenta es la versión HDMI o DisplayPort soportada por vuestra tarjeta gráfica, esto es importante por el hecho que la realidad virtual al necesitar una gran resolución y una gran tasa de refresco requieren un gran ancho de banda entre el PC y el casco de realidad virtual. Por lo que las versiones más avanzadas del HDMI y el DisplayPort son recomendables. Eso sí, hay tarjetas gráficas que por desgracia tienen menor ancho de banda con su interfaz de vídeo que el esperado, para un uso normal no es problema, pero lo acaba siendo para la realidad virtual.
No hace falta tampoco que os digamos que los viejos cables HDMI que tienes por ahí guardados que mejor que no los utilices, en todo caso no te preocupes, ya que la unidad HMD te va a venir con el cable de vídeo adecuado para ello. Nuestra recomendación es que no lo cambiéis nunca y utilicéis dicho cable en exclusiva para el casco de realidad virtual.
Utiliza herramientas de optimización para preparar tu PC para la realidad virtual
El último punto a la hora de preparar tu PC para la Realidad Virtual son las herramientas de optimización y de perfiles de juegos. Tenemos el caso de GeForce Now por parte de NVIDIA y Gaming Evolved por parte de AMD, ambas aplicaciones no solo nos dirán si nuestro hardware está listo para la realidad virtual, sino que nos permitirán cargar perfiles de los juegos para esta que más se adecuen a nuestro hardware.
Al igual que en los juegos convencionales es importante que modifiques ciertos parámetros de los juegos, por ejemplo si estás utilizando SteamVR puedes ajustar la resolución de salida y la tasa de refresco si ves que tu sistema presenta problemas de rendimiento. No olvidemos que la clave de la realidad virtual es conseguir la sensación de presencia realmente y a veces es necesario recortar con tal de conseguirla.
En el caso de que estés utilizando un portátil, deberías cambiar los ajustes del plan de energía del PC, ya que estos son los que pueden hacer que este no rinda a la velocidad adecuada. Prueba a cambiarlos antes de hacer los test para comprobar si el hardware es compatible. En el caso de que tengáis un PC de sobremesa, ved la Realidad Virtual como una excusa para mejorar la refrigeración y la alimentación de vuestro sistema, para mantener así el hardware en sus picos de rendimiento el mayor tiempo posible.