Por fin ha caído en nuestras manos. Coffee Lake ya está en la calle y está en boca de todos los aficionados al hardware, especialmente por ser la primera arquitectura de Intel en proporcionar seis núcleos físicos en la gama media de procesadores. Y así, en el día de hoy os presentamos nuestro análisis del más potente de los procesadores de ésta generación y gama, el Intel Core i7 8700K que llega a un precio que ronda los 400 euros y proporciona seis núcleos y doce hilos de proceso gracias a la tecnología Hyperthreading de la marca.
Coffee Lake llega como respuesta al exitoso lanzamiento de la generación Ryzen de AMD, y lo hace con un montón de curiosidades bajo el brazo. La primera de ellas ya os la hemos comentado antes, y es que son los primeros procesadores de gama media que Intel lanza con seis núcleos físicos. Y es curioso porque hasta ahora AMD siempre había intentado hacer frente a Intel a base de fuerza bruta, metiendo un mayor número de núcleos y a mayores velocidades mientras en Intel primaba la eficiencia. Ahora parece que Intel ha tenido que mover ficha y aumentar el número de núcleos de sus procesadores, y la prueba de ello es Coffee Lake.
Otra singularidad de ésta octava generación de procesadores de la marca es que por primera vez en la historia rompen el ciclo tick-tock que habían seguido siempre, pues Coffee Lake repite por tercera vez con la litografía a 14 nanómetros. Teóricamente, ésta debería de haber sido una reducción del proceso de fabricación, pero parece que -nuevamente por Ryzen- Intel ha tenido que pisar el acelerador y responder de alguna manera. La parte mala es que las prisas nunca son buenas y la compañía también ha sufrido por primera vez problemas de stock, pues como sabéis éstos nuevos procesadores fueron presentados a primeros de Octubre y a día de hoy siguen sin stock en las tiendas.
La arquitectura Coffee Lake
Como decíamos hace un momento, el nuevo Core i7 8700K que analizamos hoy es la punta de lanza de la nueva generación de procesadores de Intel, que no dejan de ser en realidad Kaby Lake con algunas novedades a nivel de arquitectura -que a su vez fue otro “refrito” de Skylake, todo sea dicho-. Están fabricados utilizando el proceso TriGate 14nm++ de Intel, del que presumen de ser el más avanzado del mundo, y que permite a éstos procesadores tener una gran eficiencia (léase: menor consumo y mayor rendimiento).
La parte buena de que tengamos entre manos un “refrito de un refrito” es que se trata de una arquitectura muy madura, la cual Intel ha aprovechado para pegar el salto de los 4 a los 6 núcleos sin tener que complicarse la vida. Así, tenemos los procesadores Core i5 con seis núcleos y los Core i7 con seis núcleos y doce hilos de proceso, gracias al Hyperthreading. Y esta es realmente la gran novedad del 8700K que analizamos hoy: nada menos que doce procesadores lógicos, lo que supone un salto del 50% frente al tope de gama de la generación anterior. Aquí podéis ver la lista de procesadores anunciados inicialmente:
El Intel Core i7 8700K
Vamos a comenzar a centrarnos un poco en el procesador que nos ocupa en el día de hoy. Ya hemos comentado que cuenta con seis núcleos y doce hilos que en este caso funcionan a una frecuencia base de 3.7 Ghz, pero que es capaz de subir hasta los 4,7 Ghz en modo Turbo. Ahora bien, ojo con esto porque los nuevos procesadores también tienen una modalidad de Turbo un poco diferente. Se llama Turbo Boost Technology 2.0, y se refiere únicamente a uno solo de todos los núcleos del procesador. Es decir, que el procesador puede poner automáticamente un núcleo a 4.7 Ghz para ciertas tareas, pero el resto no. También tiene una velocidad Turbo intermedia que Intel optó por no desvelar en las especificaciones técnicas. En el caso del 8700K es de 4,4 Ghz en todos sus núcleos, que no está nada pero nada mal.
En otro orden de cosas, el procesador eleva levemente su TDP hasta los 95 vatios, y cuenta con 12 MB de Intel Smart Cache, con compatibilidad nativa con hasta 64 GB de memoria RAM DDR4 hasta a 2666 Mhz. Tiene también gráficos integrados Intel UHD Graphics 630, que por mucho que Intel presuma de sus facultades dan para poco más que estar en el escritorio y ver alguna película pues para videojuegos siempre se va a quedar muy corto.
Finalmente, a destacar algo de lo que ya os hemos hablado con anterioridad y es que aunque la compañía repite el socket LGA1151 de la pasada generación, es necesario el chipset Z370 para funcionar. Esto significa que las placas de la serie 200 no son compatibles con los nuevos procesadores, y por el momento Intel no ha dado ninguna explicación al respecto.
La plataforma de pruebas
Lógicamente para poder probar este nuevo procesador de Intel necesitábamos una de las nuevas placas Z370, de las que sí hay disponibilidad, así que nos hemos hecho con un modelo de gama media-alta que nos proporcionará todo lo que necesitamos y que, a partir de ahora, conformará nuestro nuevo banco de pruebas. Se trata de una MSI Z370 Gaming M5 cuyo precio ronda los 230 euros.
Esta placa incorpora todas las últimas tecnologías de MSI y está pensada para dar cabida a hardware de gama alta. Para ello, incorpora cuatro zócalos de memoria RAM DDR4 con refuerzo de metal que soportan hasta 64 GB DDR4 a 4000 Mhz (OC), tiene tres PCI-Express 3.0 x16 (capaces de funcionar eléctricamente a x16 / x0 / x8 ó x8 /x8 / x4) también reforzados para soportar tarjetas gráficas grandes y pesadas, y cuenta entre otras muchas cosas con dos zócalos M.2 compatibles tanto con SSDs SATA 3 como PCIe NVMe indistintamente. Además, uno de ellos cuenta con la solución de refrigeración M.2 Shield.
Por cierto, aquí tenéis el Core i7 8700K, que como podéis apreciar se trata de una muestra de ingeniería y no tiene serigrafiado el modelo del procesador, sino que pone Intel Confidential.
Aquí podéis verlo por detrás, con sus conectores correspondientes.
Y finalmente aquí lo tenemos ya instalado en la placa base.
Al final, éste es el banco de pruebas utilizado para éste análisis (y que utilizaremos para los siguientes):
- Intel Core i7 8700K
- MSI Z370 Gaming M5
- 4×8 GB Corsair Vengeance RGB DDR4 3000 Mhz
- Corsair H115i
- Corsair RM1000i
- MSI GeForce GTX 1080 Ti Gaming X
- Corsair MP500 480 GB + Corsair Neutron XTi 480 GB.
Las pruebas
Una vez explicada la arquitectura y el procesador que vamos a probar, y enumerados los componentes de hardware con los que vamos a hacerlo, es hora de comenzar con las pruebas. Y lo primero de todo, como siempre, la captura de rigor de CPU-Z (haz clic para verla en grande).
Temperatura
La temperatura es un factor que puede preocupar en ésta gama de procesadores, pues seis núcleos y 12 hilos no son poca cosa. De hecho si consultáis la base de datos de Intel, dicen que aunque el TDP del procesador es de 95 vatios, el diseño térmico es de 130 vatios. Esto significa que necesitaremos un disipador de gama alta para poder mantenerlo a buenas temperaturas de funcionamiento, y afortunadamente nuestro Corsair H115i lo es.
Antes de nada, hay que decir que cada procesador y cada sistema es un mundo, así que los datos que os vamos a mostrar a continuación pueden ser muy diferentes de los que obtengáis vosotros. Pero para tratar de ser lo más específicos posible, vamos a mostraros todos los parámetros particulares, y para empezar el perfil de los ventiladores del disipador.
En reposo, los ventiladores de caja funcionan muy despacio para emitir poco ruido, pero según sube la temperatura aumentarán su velocidad para mejorar su capacidad de extraer el calor.
Y, para que os hagáis una idea, mirad ésta gráfica de temperatura (fijaos en los valores mínimo y máximo medidos con Corsair Link).
Visto eso, así queda la habitual gráfica con el Delta de temperatura (temperatura medida menos temperatura ambiente).
Como podemos ver, se trata de un procesador con el que, digamos, no pasaremos frío en invierno, y eso que está refrigerado por uno de los mejores disipadores del mercado, si bien es cierto que de haber puesto los ventiladores al máximo (en detrimento del ruido, claro) habríamos ganado, seguramente, 4-5 grados.
Consumo
El consumo lo hemos medido como hacemos habitualmente: con un medidor de enchufe efergy eSocket en el que está conectado únicamente el equipo, es decir, que se muestra el consumo medido del ordenador completo incluyendo periféricos, pero no del monitor. Éste ha sido el resultado:
Ya sabéis lo que hay: procesador de gama alta + gráfica de gama alta = consumo elevado. Y sinceramente, los 560 vatios a máxima carga no me parecen una exageración en éste hardware.
Overclock
Os voy a ser sincero: desde la época en la que tuve un Phenom II X4 955 BE nunca le he dedicado demasiado tiempo al Overclock en mis equipos, pero como cada vez es más fácil no me costó nada tener mi viejo 2600K a 4,4 Ghz ni el 6600K a 4,2 Ghz, incluso con otro perfil a 4,8 Ghz para cuando me hacía falta. Pensé que en éste 8700K la cosa iba a ser igual de sencilla pero al final me equivocaba.
No sé si es porque al ser una muestra de ingeniería el procesador no daba para más, si quizás es por la placa base o puede que por la temperatura, pero la máxima frecuencia de funcionamiento que logré dejar 100% estable fueron 4,5 Ghz en todos los cores (recordad que el procesador sube a 4,7 Ghz él solo pero en un único core), lo que suponen solo 100 Mhz más de la frecuencia Turbo normal.
He de decir que sí logré arrancar el equipo en uno de los primeros intentos con el procesador a nada menos que 5 Ghz en todos sus núcleos, pero a pesar de tener una temperatura de 40 grados en reposo, al pasarle la primera tanda de Prime95 para comprobar la estabilidad lo tuve que quitar puesto que en pocos segundos había subido la temperatura a 90 grados.
Pero ya sabéis: cada procesador es un mundo, puede que el día de mañana con otro 8700K me toque un “pata negra” y suba a 5 Ghz con buenas temperaturas sin problemas. Con esto os quiero decir que no podemos valorar la capacidad de OC de un procesador con una sola muestra y habiendo probado en una sola placa.
Pruebas sintéticas
Comenzamos las pruebas sintéticas viendo el rendimiento de la memoria RAM con Aida64. Éste ha sido el resultado.
Ciertamente he alucinado bastante viendo el resultado, hasta el punto de que repetí la prueba varias veces, reiniciando y comprobando parámetros en BIOS. Pero todo estaba bien, y aun así me da un rendimiento en la RAM inferior al que tenía con el 6600K. Raro.
Pasando ya a rendimiento bruto del procesador -aunque también dependiente de la RAM en este caso- tenemos WPrime, en el que hemos obtenido el siguiente resultado.
En este caso nos encontramos todo lo contrario: un aumento de rendimiento bestial. Con el 6600K y estas mismas memorias, en la prueba 32M obtuvimos el mismo tiempo más o menos, pero en la de 1024M que con el 8700K ha tardado tan solo 125 segundos, con el 6600K tardó 285 segundos, más del doble. Claro que estamos comparando un procesador de 4 hilos con uno de 12, recordemos.
Pasamos ahora a otro benchmark todavía más enfocado en el procesador: compresión y descompresión con 7Zip.
De nuevo los valores que nos da son realmente muy buenos, y la captura de pantalla habla por sí misma.
Tampoco puede faltar una prueba de velocidad con WinRAR, que nos va a dar una tasa real de cifrado.
Si comparamos estos 17.679 KB/s de tasa frente a los 5.719 KB/s obtenidos con el 6600K, de nuevo vemos una clara ventaja en situaciones de vida real (porque no sirve de mucho mostraros benchmarks sintéticos que luego poco tienen que ver con lo que hacemos en la vida real, ¿no?).
No puede faltar para medir el rendimiento del procesador una prueba en Cinebench, tanto en multi hilo como en mono hilo. Veréis en la zona inferior dos pruebas: con el procesador con sus valores de stock y con OC (lógicamente el OC es el superior).
Y el rendimiento obtenido era el de esperar. Mirad dónde ha quedado el 6600K, al final del todo de la lista.
Vamos a terminar las pruebas con las obligadas: el rendimiento 3D. Y lo hacemos, recordad, utilizando la GTX 1080 Ti de MSI dedicada porque la verdad, ¿quién se compra un 8700K y utiliza la gráfica integrada? Nadie, al menos no en su sano juicio. Y para ver el rendimiento 3D, nada mejor que 3DMark.
De media, las puntuaciones en 3DMark (tanto las tres de Fire Strike como la de Time Spy) han sido aproximadamente entre un 5 y un 7% mejores que con el 6600K (recordad que en este caso solo hemos cambiado procesador y placa, el resto es igual). Una leve mejoría pero no muy significativa a fin de cuentas.
CONCLUSIÓN
Es cierto que la nueva plataforma Coffee Lake no supone una gran mejoría con respecto a la anterior generación de procesadores de Intel, y también es cierto que obligar a cambiar de placa base para actualizar es un factor que echará para atrás a muchos usuarios. Pero también es cierto que el incorporar un 50% más de fuerza bruta en forma de mayor número de núcleos físicos era algo que le hacía mucha falta a Intel desde hacía tiempo, y el incremento de rendimiento mostrado por este Core i7 8700K es la prueba fehaciente de ello.
Qué decir. Es un procesador potente, con un consumo aceptable y que eso sí, se calienta mucho. Que cuesta 400 euros (mas la placa), así que tampoco es para todos los bolsillos (aunque el incremento de precio va en consonancia con el aumento de núcleos). Pero que a día de hoy es el mejor procesador y plataforma para la gama media-alta y que es probablemente la mejor plataforma para Gaming del mercado, también es cierto. Será interesante ver cómo responde AMD con sus Ryzen 2 en unos pocos meses.