Pregunta estúpida. ¿no? Pues realmente está en un limbo bastante curioso donde lo posible se podría hacer probable y ello podría desencadenar en algo cierto. Pero, ¿cómo sería posible que un disipador diese energía a su ventilador o ventiladores sin ninguna fuente externa de electricidad? Bienvenidos al efecto Seebeck, el cual trataremos desde un punto de vista informático para un PC.
Para entender el efecto Seebeck hemos de comprender algo tan básico como el funcionamiento de un disipador de CPU o GPU y por supuesto los materiales de los que está formado. Es cierto que dichos materiales varían en su composición, así que para hacer posible este efecto y dar sentido a la pregunta centraremos todo en dos únicos metales.
Efecto Seebeck o como crear corriente eléctrica con dos metales y dos temperaturas
Este efecto tiene como padre inventor a Thomas J. Seebeck, un médico e investigador físico natural nacido en Estonia el cual descubrió, entre otras cosas, el efecto termoeléctrico, también conocido como el efecto Peltier-Seebeck donde ambos son la base de los llamados termopares.
El efecto Seebeck por lo tanto es lo opuesto al ya famoso efecto peltier en PC y se basa en una premisa muy simple: crear electricidad mediante el calor generado, o, dicho de otra forma, convertir calor en electricidad.
Seebeck descubrió que en un circuito formado por dos metales homogéneos con dos uniones a diferente temperatura se lograba una corriente eléctrica. Pero, ¿cuál es el principio de este fenómeno?
Este efecto es posible debido a que los metales responden de manera diferente a la diferencia de temperatura y con ello crean una corriente (continua) que al mismo tiempo produce un campo magnético, todo gracias a los llamados electrones portadores de carga, los cuales se difundirán desde el extremo caliente hasta el frío, pues en este último hay menor densidad de portadores calientes y a la inversa.
¿Podrían los disipadores generar su propia corriente para un ventilador?
Comprendido esto, solo hay que pensar en cualquier disipador de aluminio y cobre, donde el calor lo emita la CPU o la GPU. Tenemos todos los ingredientes: calor, dos metales y un circuito que está formado por sus soldaduras con dos temperaturas distintas, la del propio chip y la temperatura del aire en las aletas.
Entonces, ¿por qué no se genera energía de cualquier disipador que cumpla con estas condiciones? No tendría que depender de la placa base para funcionar y podría ser regulado por PWM como única función parasitaria, como hacen las bombas de las AIO por norma general.
La teoría funcionaría de maravilla si no fuese por dos factores: se requieren unas soldaduras infinitamente mejores que las actuales, lo cual encarecería el precio de cada disipador, y en segundo lugar, el efecto Seebeck es extremadamente poco eficiente.
Para que esta idea pudiese llevarse a cabo y dejando los costes nombrados a un lado, se necesitaría una ingente cantidad de calor para apenas aportar unos milivoltios estables.
Si necesitásemos uno o dos voltios entonces hablamos de temperaturas más propias de una fundición de metal que de un PC. Con los grados que obtiene una CPU o GPU actual apenas tendríamos para vencer la fuerza del rodamiento, sin eje y sin aspas, por lo que la industria, aunque tiene en cuenta este efecto a la hora de diseñar sus productos, mantiene a los ventiladores con sus correspondientes PWM o 3 pines por motivos obvios.
Lo más cerca que ha estado la industria del PC en utilizar el calor como fuente de movimiento de un ventilador fue con el motor Stirling y fue un fracaso, algo que veremos en otro artículo.