Estamos hartos de escucharlo por todos sitios, vamos al cine y aparece en pantalla anunciado, Netflix y otras plataformas ya lo incluyen en sus películas, pero ¿qué es exactamente Dolby Atmos y qué es necesario en términos de hardware para poder disfrutarlo? Hoy os explicaremos todos los secretos de esta tecnología que intenta redefinir la experiencia de entretenimiento tanto en salas de cine como en casa.
El usuario medio es normalmente reticente a la hora de creerse ciertas tecnologías de audio y vídeo, y seguramente no vaya mal encaminado. Muchas prometen mejorar lo que es complicado ya de por sí, y salvando el posicionamiento digital y la resolución, en audio y vídeo no se ha mejorado demasiado en los últimos años. ¿Lo consigue esta tecnología?
Dolby Atmos, una tecnología madura que está poco explotada
Como bien habremos podido intuir, Dolby Atmos es una tecnología de sonido envolvente para cines y también para sistemas domésticos que fue creada por los laboratorios Dolby allá por abril del año 2012. Y aunque ha habido tiempo y fue lanzada como tecnología revolucionaria en dicho año, su implementación ha sido realmente lenta a nivel mundial, sobre todo en salas de cine, pero en los últimos años ha despegado de forma exponencial.
Pero, ¿qué aporta a las tecnologías que ya estaban en el mercado y en qué se diferencia? El objetivo era claro: ofrecer un sonido cautivador, imprimir movimientos a dicho sonido, transmitir el impacto de lo que se está viendo en pantalla e inspirar emociones.
Sobre el papel todo es genial, desde luego, con las mejores intenciones sin duda, pero, ¿qué hay de la realidad y cómo logran la «magia»? Basándose en lo que han denominado como «objetos de audio». En un sistema común multi altavoz, sea 2.1, 5.1 o 7.1, el sonido completo se mueve de un altavoz a otro, pero con Dolby Atmos cada sonido es un objeto, por lo que se puede mover de formas independientes por los altavoces creando así una sensación mucho mayor de realismo.
Sin limitaciones en cuanto a altavoces a usar
Otra de las ventajas es que los creadores de contenido, ya sean cineastas o cualquier estudio, no tienen que codificar el audio para 7.1 o 5.1 por ejemplo, sino que a mayor número de altavoces más rica será la experiencia y más detallada. Dolby Atmos añade además efecto de altura a los altavoces, ya que no se trabaja solo el eje horizontal, sino también el vertical, algo totalmente nuevo en la industria.
La tecnología por tanto es la misma tanto en el cine como en nuestra casa, la diferencia radica en el número de altavoces, posicionamiento estratégico y calidad de los mismos, pero como tecnología en sí misma se ofrece tanto en un sitio como en otro, no cambia.
Pero eso sí, el estudio tiene que adaptar el contenido de la película de cine a la película en casa mediante una serie de herramientas de creación doméstica, ya que los métodos de codificación no son los mismos. La ventaja es que no hay pérdida alguna tras la codificación, por lo que la calidad y posicionamientos serán idénticos y se adaptarán al número de altavoces que tengamos.
Visto esto, la pregunta más obvia también es la más pertinente, ¿qué necesitamos para disfrutar de esta tecnología en nuestra casa? En primer lugar, un sistema que pueda reproducir Dolby Atmos, es decir, un reproductor Blu-Ray (incluidas las videoconsolas y los medios en streaming) con una película en dicho formato, una Televisión o monitor con HDMI 1.4 o superior.
La configuración máxima de altavoces es de hasta 34, en una configuración 24.1.10, es decir, 24 altavoces en el suelo o a la altura de nuestros oídos y 10 en el techo, pero recordemos que no hay configuración óptima, ni máxima, ni mínima, todo depende de la sala donde estemos. Sí que es cierto que Dolby como tal especifica 34 posiciones de altavoces, pero son recomendaciones basadas en sus pruebas y mediciones, no están sujetas a ser seguidas como tal.