Son muchas las personas que quieren jugar a cualquier videojuego pero que no pueden permitirse una tarjeta gráfica en condiciones, los modelos de mayor rendimiento a su vez también suelen tener precios excesivamente altos mientras que otros más baratos pueden no ofrecer lo que una persona espera pero, ¿pueden las gráficas dedicadas más baratas que hay superar a una iGPU actual?
Las gráficas integradas de los procesadores han evolucionado mucho en los últimos años, la llegada de las consolas portátiles y el gaming en sistemas de bajo rendimiento como los dispositivos móviles han hecho que las principales empresas que desarrollan chips se hayan planteado cómo mejorar el rendimiento de estos sistemas. Es por ello que podemos encontrar cómo tanto AMD como Intel cuentan con procesadores que tienen un potencial gráfico bastante alto gracias a que implementan una iGPU de última generación.
Una tarjeta dedicada de bajo rendimiento o un iGPU ¿cuál ganaría?
Muchas personas suelen pensar que tener una tarjeta gráfica dedicada es una de las mejores opciones sin importar cómo sea, es decir, sin que pertenezca a las gamas más actuales o relativamente recientes que tienen tanto AMD como NVIDIA (e incluso Intel). En estos casos hay muchos usuarios que han buscado la forma de comprobar si las gráficas más antiguas que a su vez son las más baratas y tienen menor rendimiento son capaces de mantener los estándares actuales de potencia.
No vamos a hablar de los modelos de gama baja que tienen las principales marcas ya que obviamente si enfrentamos una RTX 3060 o una RTX 4060 a la iGPU que tiene un Ryzen 8000 o un Core Ultra vamos a ver que el rendimiento siempre será mejor en la GPU dedicada por ser de una generación reciente. Esta vez nos queremos centrar más en los modelos que pueden bajar de 100€ y que igual encontráis de segunda mano ya que es complicado encontrar por ejemplo una GTX 710 nueva actualmente.
Si cogemos esta gráfica y la comparamos con una APU de AMD podremos ver que las características técnicas ya nos indican un poco lo que va a pasar. Mientras que la GTX 710 cuenta con una frecuencia de 954 MHz, la iGPU de un Ryzen 8500G (Radeon 740M) tiene un reloj de 800 MHz. En este caso la diferencia no parece muy grande pero si le sumamos el resto de características podemos ver por qué la gráfica integrada del procesador Ryzen es capaz de ofrecer más de 80 FPS de diferencia en ciertos juegos.
Cabe destacar que a la hora de elegir una gráfica es necesario conocer si sigue teniendo soporte ya que al final uno de los aspectos principales que tiene el hardware está en que sin controladores no puede utilizarse bien, lo que implica que pese a que tenga unas características similar no estará optimizada para utilizarlos. Obviamente sería extraño que una persona optase por comprar una gráfica de 2014 en pleno 2025 ya que hay modelos que se han lanzado en los últimos 5-6 años que siguen siendo realmente buenos y en caso de no querer invertir tanto dinero, siempre se puede optar por una APU tal y como habéis visto.