Cómo hacerle mantenimiento a tu tarjeta gráfica para que dure mucho más
Siendo una de las piezas más caras del mercado, en muchas ocasiones hemos pensado en qué debemos hacer o qué practicas debemos tener en cuenta a la hora de utilizar una tarjeta gráfica, ya que queremos que dure lo máximo posible. Es por ello que os vamos a comentar las diferentes formas que tenéis de aumentar la durabilidad de vuestra GPU, para evitar tener que cambiarla cada poco tiempo y poder disfrutar de su potencia sin preocupaciones.
Nuestro ordenador requiere un mantenimiento relativamente frecuente, haciendo que sea necesario desmontar muchas veces por completo el PC para poder realizarlo de forma correcta, eliminando toda la suciedad que pueda haber así como comprobar que todo se encuentra donde debe y no causa ningún tipo de problema. Pero lo que mucha gente desconoce es la forma de aumentar la durabilidad de dichos componentes, y es que existen varias formas de hacer un seguimiento y comprobación de que todo funciona como debería.
Cómo aumentar la durabilidad de una GPU
Ya lo hemos indicado al principio, y es que existen varias formas de realizar un mantenimiento sobre una tarjeta gráfica, ya que al final se trata de un componente realmente complejo, que requiere comprobar si está en buen estado tanto físicamente como a nivel de software. En este caso, hemos decidido dividirlo en tres secciones que os vamos a explicar para que podáis realizar de una forma sencilla un mantenimiento sobre vuestra tarjeta gráfica.
Limpieza de una tarjeta de vídeo
Está claro que cuando algo no funciona bien en un PC lo primero que debemos hacer es quitarle la suciedad que pueda tener, en este caso una de las formas más sencillas (y que a mucha gente se le olvida) de conseguir que un componente dure más es limpiarlo a fondo. En el caso de las tarjetas gráficas debemos asegurarnos que el disipador que incorporan se encuentra completamente libre de polvo, ya que al igual que con el de la CPU, cuanto más polvo tenga, peor funcionarán los ventiladores y más se calentará.
Esto es incluso más importante si nuestra gráfica tiene un disipador blower, por lo que es importante fijarse siempre en que nuestro PC está completamente libre de suciedad. Para ello podemos optar por desmontar la GPU y limpiarla con aire comprimido, que eliminará la suciedad de una forma rápida y sencilla. En caso de que no tengamos ya la gráfica en garantía, podemos optar por abrirla de forma que la limpieza sea mucho más profunda, aprovechando además, para cambiar la pasta térmica en caso de que lo veamos necesario.
Comprobación de errores en una GPU
Es importante saber diferenciar cuál puede ser el problema que presenta una gráfica, y es que si por ejemplo un juego nos funciona mal, pero luego otros títulos van perfectamente, entonces está claro que no es culpa de la tarjeta de vídeo, sino de no cumplir los requisitos necesarios, o que simplemente el juego no está bien optimizado. En este caso, está claro que siempre debemos tener en cuenta que debemos comprobar los errores que puede tener nuestra GPU, para evitar descartarla cuando es plenamente funcional.
Detectar un error físico que puede tener la GPU es realmente sencillo, ya que en la mayoría de los casos esta dejará de funcionar, pero en términos de software es más complicado, ya que hay mucha gente a la que por ejemplo se le olvida actualizar los drivers. Para controlar o comprobar el funcionamiento de nuestra gráfica podemos utilizar varios programas como GPU-Z, pero lo que está claro, es que siempre debemos tener en cuenta los límites de la misma, y obviamente actualizar siempre los drivers.
El uso de una tarjeta gráfica afecta a su durabilidad
Y por último, algo que no mucha gente suele conocer, y es el hecho de cómo el uso afecta al tiempo de vida de un componente, ya que hay muchas personas que pueden tener por ejemplo una gráfica con OC de fábrica sin saber lo que esto significa. En general estas prácticas reducen la vida útil de las piezas de nuestro ordenador, por lo que siempre debemos conocer cómo está funcionando, en este caso, nuestra gráfica.
Obviamente si hemos comprado una GPU de última generación queremos que nos ofrezca la capacidad de aumentar la potencia al máximo posible, pero debemos conocer que en muchas ocasiones en juegos que estén mal optimizados, no solo va a ir mal, sino que además puede llegar a causar problemas físicos sobre nuestra tarjeta de vídeo, disminuyendo así su durabilidad. El sobrecalentamiento suele ser uno de los problemas principales, por lo que una alternativa por la que podemos optar es establecer un límite de temperatura, haciendo que si sobrepasa por mucho dicho limite, la potencia de esta se autorregule para evitar que literalmente, se queme.