Si nos vamos a una tienda de electrónica de consumo veremos como la última fanfarria son los televisores a 8K, con una resolución en píxeles que es cuatro veces superior al de los televisores 4K. Mientras tanto en PC la gran mayoría sigue utilizando monitores Full HD con una resolución 16 veces menor, lo cual nos lleva a la siguiente pregunta ¿Veremos los 8K como estándar gaming en PC?
Una de las ventajas de tener cada vez más resolución no solo es una imagen más cristalina, sino que ciertos elementos ganan en definición, en especial los que se encuentran alejados de la vista del jugador en un videojuego en 3D y que se traducen en molestos artefactos gráficos. La resolución más alta a la que se ha llegado hasta la fecha en pantallas comerciales son los 8K, pero es una resolución poco usada en el mundo del PC. ¿Cuál es el motivo de ello?
El problema de los 8K en gaming
En comparación con el contenido en vídeo, donde cada fotograma ya ha sido calculado y solo hace falta descomprimirlo, en los videojuegos cada fotograma que ven nuestros ojos no existe previamente y se ha de generar desde cero.
En el pipeline 3D existen dos partes diferenciadas donde la segunda de ellas depende de la cantidad de píxeles en pantalla y por tanto la parte más pesada para la GPU. Todo esto supone una gran cantidad de unidades de cálculo y memoria que crece con la cantidad de píxeles que haya que mostrar en pantalla, lo que hace que renderizar a 8K sea una tarea imposible incluso para las GPU más avanzadas.
En la actualidad hemos visto como todos los fabricantes están añadiendo hardware en sus GPU para acelerar los algoritmos vía aprendizaje profundo que le permiten predecir a una GPU una misma imagen a mayor cantidad de píxeles con un menor número de estos. Esto ha sido por el hecho que lanzar una GPU Gaming con capacidad 4K y con costes de fabricación aceptables es imposible, ya que estas han empezado a crecer debido a la necesidad en ancho de banda tanto interno como externo, así como en la complejidad de la GPU misma.
¿A dónde queremos ir a parar? La construcción de la GPU gaming para 8K es por ahora imposible. En un futuro es posible que con las GPU MCM basadas en chiplets se abra esta posibilidad, pero dudamos que sea posible sin los algoritmos de superresolución por aprendizaje profundo como por ejemplo el DLSS de NVIDIA o el XeSS de Intel.
Los monitores 8K necesitan un gran espacio
En la actualidad si lo que quieres es jugar con una resolución a 8K, aparte que solo lo podrás hacer con juegos muy antiguos y tarjetas gráficas que soporten una salida HDMI. Es más, si utilizas la versión 2.0 del estándar de salida de vídeo te vas a encontrar limitado a los 30 FPS por lo que la deberás optar por una GPU gaming con salida HDMI 2.1. Claro está que no podemos olvidar que nos tenemos que asegurar de que el monitor soporte una resolución a 8K.
Y dichos monitores 8K existen, pero aquí nos encontramos con el problema de la distancia de visionado, y es que nuestros ojos no son perfectos y se llega el punto en que una mayor cantidad de píxeles en un área no es una ventaja para nuestra calidad de imagen. Por ejemplo un monitor de 32 pulgadas con resolución 8K alcanza la mayor definición visual a partir de 30 centímetros, si ya nos vamos a tamaños más modestos y habituales como las 24 pulgadas entonces la cosa se reduce hasta los 23 cm.
Para entender esta problemática hemos de tener en cuenta que la posición ideal entre el monitor y el usuario es de 51 cm. Por lo que a no ser que hagamos uso de un monitor de más de 30 pulgadas no vamos a poder apreciar las ventajas de un monitor 8K para PC. Por lo que la cantidad de usuarios que la pueden utilizar es cuanto menos limitada debido a que no todos tienen el mismo espacio.