Xbox Game Pass es, para muchos jugadores, una de las mejores cosas que han ocurrido en el mundo de los videojuegos porque trae la posibilidad de contar con una enorme cantidad de títulos disponibles a un precio que sería impensable conseguir en otros momentos de la historia. Es por eso que el número de adeptos sigue creciendo y con él la cantidad de novedades por las que apuesta Microsoft mes a mes.
Game Pass: perfecto para el aquí y ahora
Así las cosas, está claro que la alternativa de Xbox Game Pass es la perfecta para exprimir una consola en un momento muy concreto. Es decir, que si te suscribes para disfrutar de la cantidad de juegos que se actualizan mes a mes es para tener siempre a mano algo moderno y de calidad con lo que pasar un buen rato durante días o semanas. Así que sobre el papel es perfecto pero debo decir que, al menos en el caso de quien suscribe, ese enamoramiento inicial ha pasado a mejor vida.
Y no penséis que estamos buscando defectos en el servicio: Xbox Game Pass es perfecto se mire como se mire, sin atender a lo que supone económicamente para una compañía lanzar directamente allí sus novedades o sin pensar lo que ganarán o perderán unos y otros. Simplemente como servicio al usuario es de 10, pero en los últimos meses me he dado cuenta de que debía volver a comprar los juegos uno a uno. Con paciencia y tranquilidad, y al mejor precio aprovechando ofertas, pero volverlos a conseguir desde Microsoft Store.
Ya ocurrió con la música
Las tarifas planas musicales también llegaron para quedarse, después de años de hacer crecer una biblioteca musical que había nacido a partir de la enorme colección de CD que fui comprando durante los años 90 y parte de los 2000. Hubo un momento que por culpa de Spotify o Apple Music dejé de actualizarla pero rápidamente me di cuenta del error que eso suponía. ¿Por qué? Bueno, los derechos musicales van y vienen y un día comprobé que un álbum que escuchaba a menudo dejó de estar disponible. ¿Cómo era posible?
En ese instante tuve que regresar a mi vieja biblioteca musical, subirlo a YouTube Music y solo así tuve de nuevo acceso para escucharlo. Con Xbox Game Pass tengo la sensación de que ocurrirá algo parecido. Que los juegos que tenemos ahora son perfectos para el momento actual, para la generación de hoy, pero que con el paso de los años, al final, lo verdaderamente inalterable será la biblioteca que nos procuremos, la que vayamos alimentando mes a mes con las novedades que realmente nos atraigan y nos impulsen a comprar individualmente. Porque de lo contrario, pasará esta generación y si Microsoft decide que Game Pass no es el futuro y lo cierra, o lo limita demasiado eliminando muchos de los juegos que tiene almacenados, tendremos una consola hueca sin esos clásicos que tanto nos hicieron vibrar.
Hasta ahora he podido revivir viejos juegos con cartuchos, CD, GD-Rom, DVD y mini DVD, UMD, Blu-ray y descargas de todas las consolas que han llegado a las tiendas. Game Pass es genial para el disfrute hoy, aquí y ahora, pero no lo tengo tan claro cuando miro al futuro y espero poder, en 15 ó 20 años, revivir momentos gloriosos con mis juegos favoritos de Xbox Series X (o Xbox Series S) porque, nadie lo sabe, si para entonces Microsoft se habrá olvidado de los videojuegos y esa tarifa plana que hoy nos parece tan genial se acaba convirtiendo en el peor enemigo de toda una generación.