Con la transición al uso de sus propios procesadores, derivados de los usados en sus iPhone y sus iPad, la compañía liderada por Tim Cook realizo una campaña de marketing viral en contra de los PC. De repente en Intel, AMD y NVIDIA no sabían hacer procesadores y gráficas. Había llegado Apple con un procesador de móvil vitaminado para revolucionar el mundo, y mucha propaganda de paso. Es por ello que resulta irónico que los MacBook Pro M2 tengan problemas de rendimiento por temperatura.
La física es muy puñetera y todos nos gustaría tener un ordenador pequeño y compacto, pero que tenga la máxima potencia posible. Ambas cosas por desgracia no son posibles y, por tanto, cuando quieres venderle a la gente ambos conceptos en un mismo producto hay algo que falla. El problema se agrava cuando lo bonito pasa a ser tu principal valor de venta y acaba provocando un desequilibrio. En los ordenadores de Apple esto ya es común y no es una sorpresa encontrarnos con ello con el recién lanzado MacBook Pro M2.
Los MacBook Pro M2 tienen problemas de temperatura
El gran error de Apple con su nuevo portátil ha sido colocar un solo ventilador para refrigerar, el cual ha de estar todo el rato funcionando a 7200 RPM sin cesar. Aun así, no puede mantener la temperatura lo suficientemente baja como para que el procesador en el MacBook Pro M2 mantenga las velocidades de reloj estables. Es decir, tienen un sistema de refrigeración deficiente.
¿Y qué ocurre cuando el MacBook Pro M2 entra en problemas de temperatura? Pues que el ahogamiento termal hace efecto y en pocos milisegundos un procesador que apenas consume 30 W baja su consumo a poco más de 7 W. Lo que supone recortes en la velocidad de reloj de los componentes:
- Los núcleos de rendimiento recortan su velocidad de los 3200 MHz a los 1894 MHz.
- Además, los núcleos de eficiencia bajan su velocidad de reloj de los 2228 MHz a los 1444 MHz.
- El recorte más bestia es en la GPU integrada, que pasa de los 1393 MHz a los 289 MHz.


Pues bien, esto ocurre en un ciclo continuo en el que el ordenador va fluctuando entre estos dos modos de consumo de manera intermitente. Es decir, cuando el portátil se calienta, entonces se bajan las velocidades y, por tanto, funciona a un porcentaje de su potencia. En cambio, cuando está lo suficientemente vuelve a ponerse a velocidades máximas. Esto en países como España donde alcanzamos altas temperaturas y donde suelen ser comunes es fatídico. El precio del modelo más simple de los MacBook Pro M2 es de 1619 €, por lo que no son aceptables estos recortes de rendimiento.
Un problema que llevan arrastrando desde hace tiempo
Hemos de partir de la base de que el ahogamiento termal es una consecuencia negativa de los sistemas altamente integrados. El motivo es que donde antes teníamos varias piezas distintas ahora tenemos una sola, lo que provoca que cuando un componente sube la temperatura más lo normal acaba afectando a la idem resto. Por lo que al final, los mecanismos de regulación de temperatura del chip han de bajar la velocidad de reloj de las partes colindantes, recortando así el rendimiento que pueden alcanzar cada una de ellas.
Sin embargo, esta tendencia es frecuente en la industria y si hay algo que hemos de destacar es la famosa cita de Lincoln. Es decir, puedes engañar a unos pocos todo el tiempo, pero no a todos en todo el tiempo. Nosotros desde nuestro conocimiento sabíamos que el problema eran los diseños industriales de los ordenadores de Apple. Si en el mismo diseño de un MacBook Pro M2 se coloca un Intel Core 12, ya de entrada los modelos H con 45 W de TDP estarían descartados y deberíamos optar por los modelos P de 28 W con importantes recortes a la velocidad de reloj.
El hecho de que un portátil profesional sea incapaz de mantener fresco de manera constante un procesador de 30 W es cuanto menos preocupante. Eso si, el ordenador es muy bonito y todo eso. ¿De verdad nos merece la pena un portátil de más de 1500 euros que no funciona a todo rendimiento todo el tiempo que lo usamos?