Justo cuando parecía que la guerra comercial entre EEUU y China estaba comenzando a enfriarse un poco, el gobierno de Biden ha firmado una nueva orden ejecutiva que prohíbe a los inversores estadounidenses poseer o negociar con valores vinculados a 59 empresas chinas, citando la amenaza potencial de la tecnología de vigilancia china. Esto hace que la lista, que con Trump era de 31 empresas, se haya ampliado en nada más y nada menos que 18 más, avivando la llama de esta guerra comercial que parece que no va a terminar nada bien para nadie.
China y EEUU mantienen desde hace meses una guerra comercial en la que, realmente, solo es EEUU quien ataca. Todo comenzó con la prohibición de algunas empresas en el país alegando que tenían vinculación o relación con el frente de liberación popular del país asiático, algo que podría tener cierto sentido por temas de financiación ilegal y demás, pero ahora la extensión de esta prohibición que ha firmado Biden parece que simplemente es para echarle más leña al fuego en una guerra que parece no tener fin.
La nueva ley de EEUU ya prohíbe a 59 empresas de China
La nueva orden amplía sustancialmente la orden inicial emitida en noviembre del año pasado por el gobierno del ex presidente de Estados Unidos Donald Trump, que inicialmente se aplicó a 31 empresas chinas alegando vinculaciones con el ejército chino. Sin embargo, los inversores de Wall Street estaban realmente muy confusos porque esta prohibición de inversiones no iba acompañada de ninguna guía de implementación, es decir, emitieron una prohibición pero no dijeron cómo llevarla a cabo.
El funcionario estadounidense explicó que la orden de Biden garantizaría que la prohibición de inversiones tenga un poder legal más severo y una sostenibilidad a largo plazo para que las empresas en esta lista ampliada no escapen de la aplicación, como Xiaomi o Luokung Technology Corp.
A partir del 2 de agosto, la lista de empresas de China prohibidas por EEUU incluirá a muchas empresas que se mencionaron en la lista de Trump, como los gigantes chinos de semiconductores Huawei o SMIC. Los tres principales operadores nacionales chinos de servicios inalámbricos (China Mobile, China Telecommunications y China Unicom) también están en la nueva lista, por lo que da a entender que para el gobierno de EEUU, prácticamente todas las empresas chinas grandes están vinculadas con el ejército.
El 3 de junio, el portavoz del Ministerior de Relaciones Exteriores de China, Want Wenbin, dijo que la acción de Estados Unidos para establecer una prohibición de inversión en las llamadas empresas con vínculos con el Ejército Popular de Liberación era un «Total desprecio de los hechos. La medida interrumpió gravemente las reglas y el orden normal del mercado y, además, socavó los derechos e intereses legales de empresas chinas y perjudicó los intereses de los inversores globales, incluyendo de EEUU».
¿Cómo afectará esto al mercado del hardware?
Por ahora, la prohibición simplemente prohíbe a los inversores de EEUU invertir en acciones de empresas de China, pero no impide a estas empresas seguir operando en territorio norteamericano. Sin embargo, que en Wall Street no se pueda invertir en estas empresas y, lo que es más, que los que poseyeran acciones se hayan visto obligados a venderlas porque también han prohibido poseerlas, ha provocado un desplome de estas compañías en bolsa, afectando muy negativamente a su rendimiento financiero.
La consecuencia más inmediata de estas acciones es la subida de precios de los productos para paliar estas pérdidas financieras, así como la reducción de su volumen de producción en aras de evitar más. Al final, esta guerra comercial entre EEUU y China está provocando que la escasez de chips que ya vive el mercado desde hace meses se agrave todavía más, dando como consecuencia que la oferta sigue sin alcanzar a la demanda y que los usuarios no podamos acceder a comprar los productos que necesitamos o queremos, o que quienes tienen la «suerte» de hacerlo tengan que pagar precios exagerados.
En definitiva, esta guerra comercial no está beneficiando a nadie y, de hecho, los usuarios somos los que en última estancia salimos perdiendo pase lo que pase.