Las unidades de almacenamiento de estado sólido son una parte fundamental a la hora de configurar un nuevo ordenador. Es mucho lo que aporta, principalmente en cuanto a rendimiento, pero también en eficiencia energética. Pero, ¿por qué no vemos unidades SSD de formato M.2 que tengan más de 4 TB de capacidad?
Se ha dejado de lado la interfaz SATA apostando por la nueva conectividad basada en la interfaz PCIe. La ventaja es obvia: velocidades de lectura y escritura mucho más elevadas. Pero, el diseño actual del conector M.2 presenta graves deficiencias y supone, importantes limitaciones a las capacidades de estas unidades de almacenamiento.
El muro de los 4 TB de capacidad
Antes de nada, queremos dejar claro que en el mercado EXISTEN unidades SSD M.2 de 8 TB de capacidad. Corsair tiene un par de unidades, PNY tiene una unidad y Sabrent también tiene una unidad con estas capacidades. Pero, dista mucho de la gran cantidad de oferta de discos duros de 8 TB.
Hay varios motivos técnicos que impiden pasar con facilidad esa barrera de los 4 TB. El primero, está el número de bits por celda y el número de capas de los chips NAND Flash. Otro motivo está en que en la parte inferior de los SSD M.2 es inviable instalar chips de memoria, ya que no se puede disipar bien el calor.
Uno de los limitantes está establecido por la estandarización del formato 2280, que establece una longitud de 80mm. Existe el estándar 22110, que establece una longitud de los SSD M.2 se limite a los 110 mm. Técnicamente, podría albergar un segundo chip de memoria NAND Flash en la unidad. Aquí entra un factor adicional y es la generación del calor.
Existen varias maneras de «romper» esta limitación técnica usando este mismo conector. La opción sería cambiar la posición del conector formando un ángulo de 90º con respecto a la placa base. Esto permitiría utilizar esa parte de las unidades de almacenamiento sin uso. Tendría este sistema un problema técnico y es el anclaje de la unidad, pero por lo demás.
Sin lugar a dudas, la solución más simple de todas para aumentar la capacidad es imitar el conector DIMM de las memorias RAM. Desarrollar un sistema de montaje similar al de la memoria RAM podría dar un juego brutal. Podríamos tener SSD M.2 de mayor tamaño y romper la barrera de los 4 TB.
Necesitamos más capacidad y mejores precios, no más calor
Hace un año y pico se anunciaron los SSD M.2 PCIe que llegarían entre septiembre y diciembre de 2022. Estamos ya en 2023 y aún es imposible (o prácticamente) encontrar unidades basadas en esta interfaz. Se han encontrado los fabricantes que el calor generado es brutal y se requieren disipadores activos.
Realmente, no necesitamos para nada 12 GB/s de transferencia de datos para un uso diario. Las velocidades de transferencia de PCIe 4.0 ya son excelentes, sería interesante trabajar en alternativas para aumentar la capacidad. No es tanto hacerle la competencia a los HDD, que considero es una guerra un tan absurda, sino mejorar la oferta para los usuarios.
Podemos encontrar cuatro unidades de 8 TB, pero valen más de 1000 euros, precios absurdos y fuera de mercado. El problema es que no existe oferta, pero si aumentara la oferta, los precios se hundirían y al mismo tiempo, arrastraría al resto de capacidades. Se abre, en dicho panorama, la puerta a unidades de 1 TB por 50 euros y 2 TB por unos 100 euros. Claro, todo esto se basa en la premisa de modificar la interfaz M.2 actual, que genera limitaciones notables y fácilmente corregibles.