Todos los componentes de PC suelen tener una serie de aspectos estandarizados dependiendo del uso para el que estén preparados y las placas base no son una excepción, dependiendo de si son para ordenadores de gaming, servidores o de producción pueden ser muy distintas, pero estas son tan raras que no sabríamos ni a qué tipo pertenecerían.
Para muchos usuarios encontrar una placa base que cumpla con una serie de funciones específicas puede resultar complicado debido a la gran variedad que hay en el mercado, pero incluso en estos casos la comparación entre las que ofrecen diversas marcas puede terminar permitiendo que se hagan una idea sobre cuál es mejor elegir. Aunque obviamente hay casos en los que probablemente ni siquiera un experto sabe diferenciar para qué puede servir un modelo que no hay por donde cogerlo, como los que os vamos a mostrar a continuación.
No todas las placas base son iguales, pero estas se llevan el galardón a las más extrañas
Una de las grandes ventajas que tiene la tecnología es la capacidad que tienen los fabricantes de innovar con sus creaciones, pero eso no significa que siempre se le pueda encontrar una utilidad a cada uno de los productos que venden, algo que sucede con estas placas base tan raras.
ZA-SK1050
Empezando por una de las placas base más raras pero a la vez originales que podemos encontrar en el mercado tenemos la ZA-SK1050 una versión que trata de ofrecer una capacidad gráfica muy superior a la que pueden ofrecer otros modelos diseñados para incorporar gráficos integrados. Y es que se toma muy enserio lo de integrar los gráficos ya que no opta por dejar que sea la iGPU del procesador la que se encargue de esto, sino que directamente cuenta con una gráfica GTX 1050 implementada en la propia placa base.
La utilidad que puede tener actualmente es bastante limitada ya que al final es un modelo diseñado para combinarlo con procesadores de sexta y séptima generación de Intel, pero aun así resulta curioso que sea la propia placa la que tiene la gráfica integrada.
Enctec Rev Q270
Cuando una persona ve por primera vez una placa base es normal que todo lo que incorpora le parezca extraño, pero después de ver unas cuantas más es fácil reconocer qué es cada elemento (por lo menos los principales). Seguramente la gran mayoría de las personas incluso si no saben mucho sobre ordenadores pueden diferenciar que en uno de los grandes «cuadrados» que tiene va el procesador, mientras que alguien que conoce más sobre cómo funcionan puede saber diferenciar el socket del chipset fácilmente, pero en esta placa base no se puede hacer a simple vista ya que no están.
Este modelo tiene una construcción realmente extraña ya que sitúa tanto el socket del procesador como el chipset en la parte trasera de la propia placa.
Portwell PEB-9783G2AR
De normal resulta complicado quedarse sin puertos USB ya que muchas veces tanto las cajas de los ordenadores de sobremesa como las propias placas base incorporan suficientes puertos como para que no resulte necesario implementar más. Pero esta placa base lo lleva al extremo haciendo que sea una configuración a la que no le podemos encontrar un uso, igual para un sistema que necesita conectar más de 20 dispositivos USB pero ¿en qué caso sería necesario?


Este modelo cuenta básicamente con cuatro columnas de cuatro conectores USB cada una dando un total de 16 conectores únicamente en estas filas.