El hardware, igual que el resto de componentes electrónicos, no es ajeno al paso del tiempo y, como tal, termina fallando y / o reduciendo su rendimiento. Comprar nuevo hardware suele ser la solución más sencilla (pero menos económica) cuando se llega a esa situación, pero hay ocasiones en las que podemos plantearnos la posibilidad de aguantar el hardware viejo que empieza a fallar todo el tiempo posible… ¿merece la pena?
Obviamente, cuando un componente de hardware falla y deja de funcionar no nos quedará más remedio que comprar uno nuevo para sustituirlo, pero las formas en las que falla el hardware pueden ser diversas y no siempre sucede que el componente deja de funcionar; por ejemplo, a una placa base pueden dejar de funcionarle los puertos USB, una fuente de alimentación puede seguir funcionando pero con su ventilador haciendo demasiado ruido, o a un ratón puede estropeársele uno de los botones laterales pero el resto seguir funcionando bien. Así pues, ¿en qué medida merece la pena estirar el hardware que empieza a fallar antes de comprar uno nuevo?
Cuándo comprar hardware nuevo
Como ya hemos mencionado, si un componente falla completamente y deja de funcionar no nos quedará más remedio que comprar uno nuevo para sustituir al que falla. No obstante, tal y como hemos explicado hay veces que el hardware comienza a fallar o da síntomas de hacerlo y podemos plantearnos su cambio; dependiendo del componente de hardware que sea y del tipo de fallo que esté dando, sería recomendable comprar uno nuevo y cambiarlo o podríamos mantenerlo en funcionamiento un tiempo sin miedo a que ese fallo desencadene en consecuencias peores.
Por ejemplo, no es lo mismo tener problemas en la fuente de alimentación que en el ratón, ya que un fallo en la fuente puede terminar detonando un fallo en cadena en otros componentes del PC que dependen de ella. Imagina que por ejemplo el ventilador de la fuente se ha vuelto ruidoso; en tal caso, no es un motivo para cambiar la fuente por una nueva salvo que el ruido te moleste demasiado (de hecho deberías intentar limpiar bien el ventilador de la fuente antes de nada), pero si el síntoma de que la fuente está fallando es que se te apaga el PC sin motivo aparente, entonces desde luego lo más recomendable es comprar una nueva antes de que falle algo más.
En el ejemplo del ratón al que le falla uno de los botones laterales, dependerá de cada usuario. Si realmente no es un botón que utilices demasiado puede que te de igual el prescindir de él mientras el resto de botones y el movimiento del ratón sigan funcionando bien; sin embargo, si el botón que se estropea es el clic izquierdo, entonces desde luego tendrás que cambiar el dispositivo.
Con esto queremos deciros que hay ocasiones en las que dependiendo del fallo y del componente afectado, es mejor no arriesgarse y directamente adquirir un nuevo dispositivo con el objetivo de evitar males mayores.
Cuándo aguantar el hardware viejo
Nunca es agradable que un componente de hardware comience a dar síntomas de fallo, pero tal y como hemos explicado antes si ese síntoma no es en un componente crucial como la fuente de alimentación o si es algo con lo que «puedes vivir con ello» como el botón lateral del ratón que no funciona, entonces quizá te merezca la pena el aguantar el hardware hasta que termine de estropearse.
Lo mismo puede suceder por ejemplo con los puertos USB de la placa base; es un componente que potencialmente puede fallar por el uso (y de hecho es una de las averías más comunes en las placas base), pero si el hecho de que no funcionen alguno de sus puertos USB no te supone un problema, no habría motivo para comprar una nueva placa solo por eso mientras el resto de sus funcionalidades sigan funcionando correctamente.
Obviamente aquí cada usuario debe valorar sus necesidades y si puede o no vivir con el problema. Como es lógico, también entra en vigor el hecho de que quizá simplemente el rendimiento que te da algún componente ya no es suficiente, como por ejemplo si has cambiado a un monitor de mayor resolución porque querías mejorar tu experiencia de juego y ahora tu tarjeta gráfica no te da el rendimiento suficiente. En cualquier caso, repetimos que de ti depende pero te recomendamos que cuando el componente que empiece a fallar sea crítico (como la RAM o la fuente) no lo aguantes y lo cambies lo antes posible para evitar males mayores.