En su afán (obsesión) porque actualicemos al nuevo sistema operativo Windows 10, Microsoft vuelve a poner una traba más y ésta es bastante seria, pues hará que los procesadores de próxima generación Intel Kaby Lake / Skylake Refresh, AMD Bristol Ridge / Zen y Qualcomm solo sean soportados por Windows 10, obligando a los usuarios a utilizar su nuevo sistema operativo si pretenden actualizar a alguna de éstas nuevas plataformas de hardware.
Claro está que Microsoft “vende” esta decisión como algo bueno. A continuación, os mostramos una traducción propia del post en el blog insider de Microsoft donde la compañía lo anunció:
“En el futuro, a medida que se vayan introduciendo nuevas generaciones de procesador se requerirá la última versión de Windows en ese momento para tener soporte. Windows 10 será por lo tanto la única plataforma de Microsoft que soportará los próximos procesadores Intel Kaby Lake, Qualcomm MSM8996 y Bristol Ridge de AMD, además de las siguientes generaciones de todos ellos. Es la única manera de asegurar el mejor rendimiento”.
El resumen es que (en teoría) éstas próximas generaciones de procesador de Intel, AMD y Qualcomm no tendrán soporte en Windows 7 y ni siquiera Windows 8.1, y solo funcionarán en Windows 10. De ésta manera Microsoft vuelve a hacer una triquiñuela para “obligar” a los usuarios a utilizar la última versión de su sistema operativo. Tal está siendo la mala aceptación de Windows 10 entre los usuarios que Microsoft está tomando medidas de tal calado como ésta de la que os hablamos hoy para que los usuarios actualicen.
Claro está que hay diversas opciones, como la de no utilizar sistema operativo Windows, aunque lamentablemente el mayor catálogo de software y sobre todo de juegos está en la plataforma de Microsoft. A buen seguro, por otro lado, se verán “parches” de terceros que permitan utilizar éstos próximos procesadores con Windows 8.1, si bien es cierto que parece bastante injusto para el usuario tener que llegar a éste punto.
Ésta estrategia de Microsoft está avalada por Intel y AMD de manera indirecta, pues ambos ya dijeron en su día que sus procesadores han sido optimizados para Windows 10. A nosotros nos parece que ésta decisión es un arma de doble filo, pues sí es cierto que podría traducirse en una mayor aceptación de Windows 10, aunque también podría suponer que se vendan menos procesadores de la próxima generación con tal de evitar el nuevo sistema operativo de Microsoft.
¿Qué opináis vosotros?