Las tendencias del mercado las marcan los propios fabricantes a base de bombardear a los usuarios con publicidad y más publicidad. En el sector de mercado de las televisiones, hace unos años comenzaron a bombardearnos con las televisiones 3D, y éstas han resultado ser un absoluto fracaso. Ahora están haciendo lo propio con las TV de resolución 4K, y a continuación os vamos a explicar por qué no merece la pena comprar una televisión de estas características a día de hoy.
El primer motivo es el más evidente: el precio. Aunque es posible encontrar televisiones con resolución 4K a precios más o menos razonables, la calidad de las marcas que lo hacen están un poco en duda. Si queremos irnos a una marca que nos asegure calidad tenemos que desembolsar cantidades que rozan lo absurdo, como por ejemplo 3.500 euros por una TV Sony de 65 pulgadas y resolución 4K. Si queremos irnos a una Smart TV de gama alta, hay que pagar la friolera de 5.000 euros. Como resulta evidente, son solo aptas para bolsillos afortunados.
El segundo motivo es la falta de contenidos. Y es que encontrar contenido en resolución 4K es casi misión imposible. La industria audiovisual está intentando comenzar a utilizar Blu Ray con capacidad de hasta 100GB, pero no han tenido el apoyo necesario por parte de los creadores de contenidos, y tampoco es algo que responda a la demanda del usuario, el cual busca el streaming como método preferido. El tamaño del contenido 4K es inmenso, y ni las conexiones de fibra óptica de nuestro país podrían reproducir en streaming contenido 4K, si es que lo hubiera.
Tercero: no es compatible con las consolas next-gen. Todos sabemos la importancia que van a tener la Xbox One y la PlayStation 4 en los hogares durante los próximos años, y ambas consolas solo están preparadas para funcionar a resolución Full HD. La PS4 sí soportará contenido 4K, pero no en juegos. Los lectores de esta página ya conocéis de sobra el hardware de ambas consolas, y sabéis tan bien como yo que ninguna de las dos podrá ejecutar juegos de manera fluida a resolución 4K.
Cuarto: falta de compatibilidad con periféricos. Los centros multimedia fueron muy bien recibidos por el mercado, y el actualizar a un televisor con resolución 4K haría que perdiéramos la compatibilidad con estos centros multimedia. Esto significa que si compramos una TV 4K tendríamos que renovar también nuestros aparatos con conexión HDMI a su último estándar para que pueda soportar el ancho de banda necesario para la resolución 4K. Básicamente casi todos los periféricos actuales no son compatibles con la resolución Ultra HD.
La conclusión de este artículo es que, como hemos adelantado en la introducción, a día de hoy no merece la pena comprar un televisor con resolución 4K. Por mucho que los fabricantes intenten meternos en vena con su publicidad esta nueva tecnología, a día de hoy ni es viable ni es asequible para el consumidor. Ya hace tiempo nos inundaron con la publicidad de los televisores Full HD y lograron poner uno en prácticamente todos los hogares, pero claramente la viabilidad de éstos era mucho mayor que la de 4K. Lo mismo hicieron con el 3D, y aunque en su momento tuvo mayor aceptación que el que tiene el 4K actualmente, resultó ser un fracaso igualmente.
Otra cosa es en PC, donde la resolución 4K sí podría tener mayor cabida que en el mercado de los televisores. El tiempo lo dirá.
Créditos del artículo: Gizmología.