La interfaz Serial ATA, conocida más comúnmente como SATA, está presente en nuestros equipos desde el año 2001 y a día de hoy sigue utilizándose de manera activa. En todos estos años, el estándar ha evolucionado mucho, así que en este artículo vamos a echar la vista atrás para ver cómo ha evolucionado la velocidad de la interfaz SATA en PC desde su creación hasta nuestros tiempos.
Esta interfaz sigue siendo a día de hoy la más utilizada para conectar los dispositivos de almacenamiento al PC. Hace no mucho han aparecido los SSD en formato M.2 que, en muchos casos, tienen interfaz PCIe (pero en algunos, es SATA), pero su uso todavía no se ha extendido tanto como para sustituir al SATA, al menos de momento.
Historia de la interfaz SATA
El estándar fue creado por el grupo Serial ATA Working Group OG, fundado a principios de 2001. Los miembros fundadores continuaron formando el Serial ATA II Working Group para seguir con el desarrollo de la siguiente generación del estándar, hasta el grupo que tenemos hoy en día, llamado simplemente SATA-IO. La principal labor de éstos es la de elaborar los estándares relativos a esta interfaz, el mantenimiento de sus especificaciones, promoción y venta.
SATA es una interfaz aceptada y estandarizada desde entonces en las placas base de los ordenadores personales (PC). Gracias a las especificaciones que el SATA-IO ha ido lanzando cada vez, adoptadas lógicamente por los fabricantes, los usuarios hemos podido disfrutar cada vez de mayor velocidad en los dispositivos de almacenamiento.
Cómo ha evolucionado la velocidad de la interfaz SATA
La primera especificación del estándar, llamada SATA I (revisión 1.x) y formalmente conocida como SATA 1.5 Gb/s, fue la primera generación y como su nombre indica, su ancho de banda máximo era de 1.5 Gbps, lo que supone una velocidad máxima teórica de aproximadamente 150 MB/s. Su frecuencia de funcionamiento es de 1.500 MHz, con 1 bit por ciclo de reloj.
La segunda revisión se llama SATA II, SATA 2 o SATA 3 Gb/s (revisión 2.x) y su ancho de banda máximo es de 3 Gbps, con una velocidad máxima teórica del doble que SATA I, llegando a 300 MB/s. Esta interfaz funciona a 3.000 MHz, con 1 bit por ciclo de reloj también, y tiene la particularidad de que los dispositivos SATA 2 no son retrocompatibles con las interfaces SATA 1.
Después vino la tercera revisión, utilizada hoy en día, llamada SATA III, SATA 3 o SATA 6 Gb/s. Su ancho de banda máximo es de 6 Gbps, con una velocidad máxima del doble que SATA 2, 600 MB/s. Funciona a una frecuencia de 6.000 MHz también con un bit por ciclo de reloj. En este caso, hicieron SATA 3 retrocompatible tanto con SATA II como con SATA I.
SATA | SATA 2 | SATA 3 | |
---|---|---|---|
Frecuencia | 1500 MHz | 3000 MHz | 6000 MHz |
Bits/clock | 1 | 1 | 1 |
Codificación 8b10b | 80% | 80% | 80% |
bits/Byte | 8 | 8 | 8 |
Velocidad real | 150 MB/s | 300 MB/s | 600 MB/s |
La excepción en el estándar: SATA Express
Esta interfaz se estandarizó en la revisión SATA 3.2, y en lugar de continuar con el enfoque habitual de la interfaz que era ir duplicando su velocidad con cada versión, en ésta simplemente se incluyó el bus PCI Express para lograr una mayor velocidad de transferencia de los 6 Gbps que logra SATA 3. Es en realidad una interfaz que nunca llegó a despuntar, pero que muchas placas base sí que llegaron a incorporar.
Esta interfaz se vio por primera vez en las placas base con chipset Intel 9 Series (Z97 y H97), compatibles con procesadores Haswell y Haswell Refresh, allá por diciembre de 2013. No obstante, a mediados de 2014 apareció el estándar M.2 para SSDs, y finalmente terminó descartándose en favor de éstos.
SATA Express era capaz de proporcionar un ancho de banda de hasta 16 Gbps, con una velocidad máxima teórica de hasta 1.6 GB/s.