Si hay algo que el usuario menos entendido se pregunta es precisamente si el gasto que va a hacer en un PC debe ser con vistas a una futura actualización del mismo, o por el contrario, no hacerlo y adquirir cuando sea necesario un nuevo PC. La duda está fundamentada y no es fácil salir de dudas por uno mismo, así que vamos a ver los pros y los contras de una decisión u otra con detalle para comprar un PC.
Si hay una frase, un titular, que pueda definir más o menos bien este tipo de dudas en este sector podría ser: «el futuro es ahora«. Y es que no se puede ser más certero, pero incluso así hay que matizar ciertas cosas para poder tomar la mejor decisión.
Es más importante el «qué» que el cuando
La compra de un PC es un desembolso importante que no se puede hacer a la ligera. Suponiendo que partimos con ciertos conocimientos de lo que estamos comprando, hay que pararse a pensar más en qué, que en el cuándo.
Esto viene referenciado por el hecho de que escoger los componentes teniendo en mente la actualización de uno o varios productos es más productivo si tenemos claro que vamos a actualizar en poco tiempo y por la razón que sea.
Es decir, podemos comprar un PC equilibrado en todas sus facetas menos en algunas a nuestra elección. Si por lo que sea no podemos gastar más en una tarjeta gráfica de mayor gama, quedarnos con una inferior por ahora y enfocarnos en una mejor CPU y RAM puede ser beneficioso si en el plazo de uno o dos años la actualización de la GPU se completa.
Esperar o no esperar, comprar o no comprar un PC
Por cómo está montado el mercado esta es una pregunta o una duda fácil de resolver. Solo se espera o se pospone la compra si la nueva arquitectura va a salir en no más de 6 meses y en tal caso si supone un cambio de plataforma que vaya a dar vida a nuevos componentes compatibles.
Es decir, saltos generacionales importantes, como, por ejemplo, PCIe 3.0 vs PCIe 4.0, DDR4 vs DDR5 y similares. Si el GAP de tiempo es menor al comentado y el salto generacional lo justifica, entonces es mejor esperar y adquirir lo último por puro soporte y mejoras. En cambio, si no es así, esperar no es la solución, porque quizás en ese tiempo los precios actuales no sean mejores, hayamos tenido que gastar el dinero o un sin fin de cosas que podrían pasar.
El salto de rendimiento en este caso será más o menos pequeño y el no esperar y adquirirlo en el momento nos dará horas de rendimiento prestacional y disfrute personal que comenzaremos a rentabilizar desde el segundo cero.
Gastar mucho en la base y poco en lo actualizable
Normalmente esta es una técnica que podría sonar bien, pero lo cierto es que no suele salir bien. Si gastamos un buen dinero en componentes clave como el chasis, la fuente de alimentación o la placa base y poco en el resto, aunque el rendimiento sea muy inferior a lo que queremos, pero el pensamiento es actualizar esos componentes de menor gama por una mayor, estamos cayendo en la trampa del tiempo.
El usuario que hace este tipo de compras se suele arrepentir al poco tiempo, ya que esto solo se puede hacer si tenemos la garantía de que cuando el tiempo puesto se agote el dinero va a estar ahí para comprar los productos de mayor rendimiento.
Esto no suele ocurrir, ya que en el día a día surgen imprevistos que hacen que el dinero termine volando, por lo que al final la mayoría se queda con una buena base, pero disfrutará de un rendimiento mucho menor durante mayor tiempo. Por lo tanto, comprar un PC así no suele ser recomendable.