Cómo cambiar la frecuencia de refresco de tu monitor sin software

Cómo cambiar la frecuencia de refresco de tu monitor sin software

Rodrigo Alonso

Son muchos los motivos por los que puedes querer cambiar la frecuencia de refresco de tu monitor, especialmente si el tuyo es de 144 Hz o más y prefieres que funcione a 60 Hz cuando no estás jugando. En este tutorial vamos a enseñarte cómo cambiar esta frecuencia de refresco del monitor en Windows, sin necesidad de recurrir a los paneles de control de AMD o NVIDIA.

De esta forma, será el sistema operativo el que gestione todos los parámetros del monitor en lo que a tasa de refresco se refiere, lo que te ahorrará andar tocando un software que, aunque suele ser muy útil en algunas ocasiones, para estos casos es mucho mejor dejarlo de lado.

 

¿Qué es la tasa de refresco en un monitor?

Pues la cantidad de imágenes completas que muestra en un seguro, y por tanto la frecuencia con lo que lo hace. De ahí a que se utilice la medida universal para medir la frecuencia como son los hercios. De esta manera, en este caso los hercios equivalen a fotogramas por segundo o FPS.

Antes de nada, hay que tener en cuenta que cambiar la frecuencia de refresco del monitor podría causar que este no se viera bien, ya que si por ejemplo un monitor ha sido diseñado para funcionar a 60 Hz y solo a 60 Hz, si por ejemplo lo bajáramos a 50 Hz podría no verse la imagen totalmente nítida y habría parpadeos.

Aparte de esto, si usamos este método que os vamos a enseñar para cambiar la frecuencia de refresco del monitor, tan solo tendremos la opción de hacerlo con las frecuencias que son compatibles con nuestro monitor, por lo que no podrás utilizar frecuencias que le resulten «extrañas» (lo cual es bueno porque si configuras el monitor con una frecuencia con la que no es compatible, tendrás problemas de visualización en la pantalla).

 

Cómo cambiar la frecuencia de refresco

El primer paso es acceder a la configuración de pantalla, y para ello podemos o bien hacer clic derecho en un espacio vacío del escritorio y seleccionar en el menú la opción «Configuración de pantalla», o bien podemos pulsar sobre inicio y escribir precisamente el mencionado nombre para acceder a ello.

Configuración de pantalla en Windows 10

Una vez dentro tendremos que ir a la parte inferior y seleccionar la opción «Configuración de pantalla avanzada».

Configuración avanzada de pantalla en Windows 10

Y en la pantalla que se abre, debemos pulsar sobre «Mostrar las propiedades de adaptador de pantalla 1». Este número puede cambiar si tenemos varios monitores, para escoger entre uno u otro.

Propiedades de adaptador de pantalla

Se abrirá una nueva ventana. En esta, debemos ir a la pestaña «Monitor», donde encontraremos un menú desplegable que ya por fin nos permitirá cambiar la frecuencia de refresco del monitor.

Propiedades del monitor

Tened en cuenta que, tal y como hemos dicho, aquí solo se mostrarán las frecuencias de refresco que sean admitidas por el monitor, ya que de hecho seleccionar una frecuencia que no sea compatible causaría problemas. Tened también en cuenta que si, por ejemplo, seleccionamos 50 Hz y vamos a un juego en el que tengamos la sincronización vertical (VSync) activada, el juego funcionará a 50 FPS en lugar de a 60 FPS.

De igual manera, en monitores gaming que tienen frecuencias de 144 Hz o más, será habitual encontrarnos muchas más opciones de las que hemos puesto en el ejemplo (que han sido tomadas con un monitor Dell U3415W que solo es de 60 Hz), y encontraremos valores de 144, 120, 60 y 50 Hz con toda probabilidad.

 

¿Si no existe la frecuencia de refresco que quieres?

En la ventana anterior hay una opción, en gris, que dice que oculta las frecuencias de refresco no compatibles con el monitor. Dependiendo de la versión de Windows que tengáis y de los controladores de la gráfica, esta opción podría estar disponible y tras desmarcarla, veríamos todas las opciones de frecuencia de refresco posibles, sean o no compatibles con el monitor.

Frecuencia-de-actualización

Si estamos seguros de que nuestro monitor es compatible con una frecuencia de refresco determinada y no aparece en la lista, solo hay tres cosas que deberías comprobar:

  • Que tienes los últimos drivers de la tarjeta gráfica instalados.
  • Que el cable que estás utilizando es compatible con la frecuencia de refresco.
  • ¿Estás utilizando el conector del monitor adecuado?

Por lo que te aseguramos que tengas el equipo en perfectas condiciones y que sea el adecuado. Y por cierto, antes de comprar un monitor asegúrate que se lleva bien con tu hardware, no sea que los controladores de la tarjeta gráfica den problemas concretos y te encuentres no solo con que la tasa de refresco no las puedes cambiar como quieres, sino además problemas como artefactos de imagen.

 

¿Para qué sirve cambiar la frecuencia de refresco en Windows?

Windows está pensado para, por defecto, funcionar al máximo de frecuencia de refresco que permite el monitor. En otras palabras, si tienes un monitor de 144 Hz, funcionará a esa frecuencia incluso estando en el escritorio. Si bien esto es idóneo para juegos, dado que se verán las imágenes y transiciones más fluidas que a 60 Hz por poner un ejemplo, en algunos casos da problemas –dependiendo de la calidad del monitor.

tiempo respuesta oled

Por ejemplo, hay usuarios que tienen monitores de 144 Hz o más que se quejan de que cuando trabajan con un archivo de Excel y hacen scroll con el ratón, se marean. Precisamente, para este tipo de usuarios es ideal el poder configurar Windows con una frecuencia de refresco más baja, ya que sirve para evitar estos problemas a la hora de utilizarlos.

 

No todos los juegos pueden correr a la máxima frecuencia

Cada uno de los videojuegos que hay en el mercado tiene sus propias especificaciones y no funcionan todos igual y muchas veces nos interesa ejecutar un juego a la máxima velocidad posible, pero, ¿de qué nos sirve que el monitor funcione a 144 Hz si la mayoría de juegos que tenemos funcionan a 60 fotogramas por segundo? Es más, si utilizamos un portátil gaming el consumo de la batería se dispara en tasas de refresco muy altas, ya que los píxeles tendrán que apagar y encenderse una mayor cantidad de veces por segundo.

Por eso si tienes un equipo gaming modesto es recomendable quedarse en los 60 Hz e ignorar las tasas de refresco más altas. Por suerte podemos cambiar la tasa de refresco cuando queramos para disfrutar de ese juego que requiere poca potencia gráfica, pero que pide una alta tasa de frames y con ello nos estamos refiriendo especialmente los relacionados con el mundo de los eSports.

¡Sé el primero en comentar!