Aunque Intel Turbo Boost es una tecnología con algún tiempo en el mercado, su versión 2.0 se ha ido adaptando y remodelando con el paso de los años. Con la salida en breve de la nueva versión de Windows, es más que posible que esta tecnología se vea beneficiada, pero realmente muchos usuarios no saben qué es y cómo funciona, por lo que es un momento ideal para conocerla.
Ya sabéis que, desde hace ya bastantes años, Intel anuncia diferentes frecuencias dentro de las especificaciones técnicas de un mismo procesador: la frecuencia base y la frecuencia Turbo. Pero, ¿qué es esta frecuencia Turbo?
Una tecnología que cumple 11 años y que ha ido evolucionando
Todos conocemos Intel Turbo Boost, pero puede que no tantos usuarios conozcan a fondo su funcionamiento y, en definitiva, qué es realmente como tecnología.
La respuesta simple y que describe Turbo Boost 2.0 es una tecnología que acelera el rendimiento del procesador para las cargas de trabajo, permitiendo que los núcleos del procesador Intel funcionen de forma más rápida que bajo la frecuencia operativa nominal.
Esto va condicionado de parámetros como potencia, temperatura y energía, donde ellos marcan la cantidad de tiempo en dicho estado para ciertas cargas de trabajo y entornos operativos. Aunque como decimos esto es una explicación básica, lo cierto es que se adapta más a lo presentado en 2008 por Intel que lo que puede realizar en la actualidad.
Actualmente Intel Turbo Boost 2.0 es mucho más complejo que esto, ya que se tienen en cuenta en su diseño aspectos como potencia sostenida, potencia máxima, recuento de núcleos y su carga, instrucciones y capacidad del sistema para el consumo de energía.
En el modo de Turbo Boost típico, un procesador con TDP de 65 vatios y un TAU de 10 segundos para el estado PL1, y un estado PL2 de 150 vatios, necesitaría una carga de energía total de 850 julios (10 X (150-65)) lo que supone 85 julios por segundo.
Estos ajustes se realizan constantemente por la placa base, lo que supone que si nos pasamos de dicha cantidad de energía el tiempo en el que puede mantenerse el Turbo Boost 2.0 se reducirá. Esto está por supuesto claramente influenciado por el voltaje que se setee, lo cual añade una variable más al cálculo y de forma directa.
Los fabricantes de placas tienen vía libre para configurar los Boost
Una de las peculiaridades de Intel es que permite a los fabricantes hacer uso de nuevo valores para PL1 y PL2, donde como vimos hace no tanto con el i9-9900K, la mayoría de placas base del mercado se saltaban los 95 vatios de TDP ofrecidos por Intel.
A cambio de esto, Intel no ofrece públicamente en sus procesadores la velocidad turbo en todos sus núcleos, por lo tanto, no garantiza cual será, ya que cada fabricante podría elevar o disminuir el rendimiento al no entrar este valor como una especificación oficial.
Pero como en todo, tiene que haber un orden establecido para dichas frecuencias en el modo Turbo Boost 2.0. Es lo que se conoce como Turbo Tables, y son las encargadas de dar los valores en frecuencia que cada núcleo o núcleos tendrán.
De estas tablas se sacan los valores «oficiales» para cada procesador, de manera que siempre estén por debajo del PL2. Estos valores fijan la velocidad para cada núcleo, pero también para la suma de ellos, por lo que a más núcleos se carguen, menor frecuencia total tendrán con el resto y de ahí la frecuencia final a la que todos pueden trabajar.
Esto ha sido el último paso hasta la actualidad de Intel Turbo Boost 2.0, donde la frecuencia bajo esta tecnología se ofrece para un solo núcleo en las especificaciones, y donde en carga completa de la CPU la frecuencia desciende para igualarse en todos los núcleos sin superar el TDP fijado para el PL2.
Intel Turbo Boost 2.0 delimita el bineado de chips
Esta técnica se diseñó para construir un diseño de CPU monolítica homogénea, donde todos los núcleos puedan rendir al mismo nivel bajo una carga total, aunque algunos puedan funcionar más rápido que otros, pero lo que se consigue es ajustar el límite y distribuir las cargas de trabajo para evitar crear puntos calientes térmicos y nivelar el desgaste que sufre cada núcleo.
Esto permite a Intel garantizar una frecuencia a un núcleo, un TDP y una frecuencia base, ya que cada procesador sufre un proceso llamado binning, donde solo las obleas y chips que puedan cumplir con los estándares que se fijan se usarán para cada modelo en concreto.
Si un chip no cumple estas expectativas, se degrada hacia el siguiente modelo, donde vuelve a probarse bajo las frecuencias que alcanzaría con ITB 2.0 así como sus voltajes. Si es apto se remarca con el nuevo modelo y sino seguirá su cadena de producción al siguiente modelo inferior (siempre que la matriz sea la misma).
Como hemos visto, Intel Turbo Boost 2.0 es mucho más que una tecnología que aumenta la frecuencia, y seguirá con nosotros bastante tiempo, al menos hasta que Intel lance la versión 4.0 y reestablezca los estándares, quizás entonces sus procesadores den el salto y dejen atrás esta versión 2.0