A la hora de renovar un equipo, si tenemos la intención de enfocarlo al mundo gaming, es probable que se nos haya pasado por la cabeza la posibilidad de utilizar un procesador de servidor, ya que muchos usuarios consideran que se trata de procesadores mucho más potentes que los podemos encontrar dentro de la gama Core de Intel o Ryzen de AMD, pero ¿realmente es verdad?
Si hablamos de procesadores para servidores, lo primero que nos viene a la cabeza en el Intel Xeon, una gama de procesadores con 25 años en el mercado. En la actualidad es bastante sencillo comprar un procesador de servidor de segunda mano en tiendas como AliExpress a precios muy reducidos, al menos en comparación con el dineral que cuesta comprar uno de estos procesadores nuevo. Y este es el principal motivo por el que muchos se lo plantean, porque la verdad es que por unos 200€ puedes encontrar combos de procesador y placa (e incluso con RAM) en tiendas como la que hemos mencionado.
Procesadores Intel Xeon vs Intel Core
Estos procesadores tienen un mayor número de núcleos y de hilos que cualquier otro procesador de gama alta dentro de la serie Core de Intel y ofrecen un excelente rendimiento, sin embargo, no son procesador diseñados para realizar una única tarea, como, en este caso sería jugar, sino para realizar múltiples tareas de forma conjunta.
A la hora jugar, a diferencia de los muchos usuarios creen, es más importante la GPU que la CPU, ya que esta última es quien se encarga de decirle a la GPU que es lo que tiene que hacer, por lo que es quien soporta la mayor carga de trabajo.
Para hacernos una idea del número de núcleos y de hilos que podemos encontrar en un procesador Xeon de Intel, tan solo debemos pegarle un vistazo al modelo Platinum 8571N, un procesador con 52 núcleos, 104 hilos y que tiene un precio recomendado de 7.000 dólares.
Aquí es donde vamos a encontrar la primera gran diferencia entre un procesador de la gama Xeon y un procesador Intel Core. Los procesadores Xeon están diseñados para servidores y estaciones de trabajo e incluyen un mayor número de características de la que carece la serie Core. Están diseñados para estar en funcionamiento las 24 horas del día los 7 días de la semana sin descanso alguno, por lo que son más eficientes y estables. Además, están diseñados para trabajar en ecosistema escalables donde se generan un gran número de subprocesos.
El número de núcleos y de hilos de los procesadores Xeon no es la única diferencia que destacar con la gama Core. Estos procesadores no son compatibles con las mismas placas base de la gama Core, ya que utilizan un socket diferente. Además, la memoria tampoco es la misma. Si queremos utilizar un procesador Xeon para jugar, será necesario cambiar, además del procesador la placa y la memoria.
Los procesadores para servidores utilizan memoria RAM ECC, una memoria más lenta pero que tiene la particularidad de detectar y corregir errores en la información que se transmite, y, al igual que los procesadores, son más caras que las memorias convencionales.
¿Merece la pena?
La respuesta corta es NO. Como hemos comentado más arriba, a la hora de jugar, la mayor carga de trabajo es soportada por la tarjeta gráfica, no por el procesador, por lo que, por muy potente que sea, no vamos a notar ninguna mejora utilizando la misma gráfica. Si queremos mejorar nuestra experiencia de juego, es recomendable empezar por la tarjeta gráfica y seguir con el procesador de la gama Core.
Utilizar un procesador Xeon implica comprar una nueva placa base, ya que el socket no es compatible además de comprar memoria RAM tipo ECC para servidores, encareciendo considerablemente el dinero a invertir. El único motivo para utilizar un procesador Xeon en un PC es para convertirlo en servidor o estación de trabajo.