Crean el primer bioprocesador del mundo, pero solo «vive» durante 100 días
Muchas tecnologías nos permiten ver cómo es el progreso que se ha llevado a cabo en los últimos años en sectores como la informática, pero esta vez, han conseguido llevar uno de los componentes principales de este sector a otro nivel, creando el primer procesador orgánico del mundo. Una empresa suiza, ha desarrollado lo que han denominado como un bioprocesador, el primero del mundo, que utiliza un sistema orgánico para procesar la información mediante un sistema de organoides cerebrales.
Existen momentos en los que podemos ver dos sectores de la ciencia colaborando para conseguir aportar un progreso mayor en general a los avances que se hacen en diversos campos, y en este caso, han conseguido crear una nueva forma de procesador que no habíamos visto hasta ahora, y es que es una CPU orgánica. La compañía que ha llevado a cabo este logro es FinalSpark, y se trata de una plataforma en línea del mundo que permite acceder a neuronas biológicas in vitro.
Donde la informática y la biología se unen, este es el primer bioprocesador del mundo
La bioinformática es una rama de la ciencia que combina la biología con la informática, y ofrece capacidades de investigación que permiten desarrollar nuevos tipos de tecnologías que permiten aplicar conocimientos de la informática en organismos vivos. En este caso, podemos ver cómo la empresa FinalSpark ha creado un nuevo proyecto que han denominado como Neuroplatform, que ofrece la capacidad de que las instituciones educativas accedan para probarla y desarrollar los conocimientos de los distintos usuarios que la utilicen.
Comprender el funcionamiento de esta plataforma no es sencillo, ya que utiliza cuatro matrices multielectrodo que albergan el tejido vivo, los organoides, masas celulares tridimensionales de tejido cerebral, conteniendo, cada una de las matrices, cuatro organoides, interconectados por ocho electrodos utilizados tanto para la estimulación como para el registro. Los datos se transportan a través de convertidores analógicos digitales que tienen una frecuencia de muestreo de 30 kHz y una resolución de 16 bits, y por último, es una pila de software la que permite a los investigadores introducir variables de datos y, a continuación, leer e interpretar la salida del procesador.
Las ventajas que puede llegar a ofrecer superan a las del silicio
Para conocer las qué ventajas puede tener este tipo de sistema frente a los materiales y diseños que se utilizan actualmente, primero debemos conocer cual es uno de los mayores problemas que tienen los procesadores que podemos encontrar en la actualidad. Y es que uno de los mayores problemas que tienen las CPU es el consumo energético así como las grandes temperaturas que tienen, algo que se ha visto potenciado por el desarrollo de las inteligencias artificiales, que han causado una gran preocupación por la potencia y energía necesaria para poder entrenarlas y utilizarlas.
En este caso, los investigadores indican que entrenar un único LLM como GPT-3 requiere una gran cantidad de energía que podría reducirse en gran medida gracias al uso de este tipo de bioprocesadores, explicando que mientras una CPU gastaría 10 megavatios de potencia para realizar un cálculo eficiente, este procesador orgánico tan solo utilizaría 20 vatios de potencia.
Aunque no todo es bueno, y es que además de ser un desarrollo muy reciente, otro de los grandes problemas que ofrece es el hecho de que la vida útil de este procesador no es demasiado alta, teniendo en cuenta que estamos hablando de un organismo técnicamente vivo, tan solo dura 100 días, mientras que los procesadores normales pueden durar años e incluso décadas.