Cada vez hay menos interés por hacer overclocking al procesador, ¿por qué?

Hay diferentes prácticas en la informática que, por diferentes motivos, van quedándose como procesos más nicho, solo para un grupo de usuarios muy concreto que cada vez es menor. Y uno de esos sería el modding, que es básicamente el proceso de crear una torre de ordenador totalmente personalizada pieza a pieza por nosotros mismos. Pero no creáis que es la única. El proceso de overclocking, sobre todo en cuanto a procesadores, se está empezando a quedar también como algo muy nicho.
Hubo un tiempo en el que muchos jugadores, ya fueran expertos o recién llegados a la plataforma, lo primero que querían saber es si al procesador de su PC se le podía hacer overclocking. Es más, hubo un tiempo en el que teníamos en el frontar de la torre un botón de Turbo que aceleraba los megahercios a los que trabajaba la CPU. Así que estamos hablando de una costumbre que ha tenido mucho predicamento entre los gamers y que ha sido objeto de todo tipo de celebraciones, eventos y contenidos que ninundan internet.
De todos modos, para quien no lo sepa, el overclocking es la disciplina dentro de la informática que consiste en aumentar la frecuencia de reloj de nuestro procesador para mejorar su rendimiento, aunque hay otros componentes que también permiten esta práctica. Esto, como es lógico, tiene unos ciertos riesgos e inconvenientes y debe llevarse a cabo siempre conociendo el terreno que se pisa y los problemas que podríamos ocasionar en el PC. Sin lugar a dudas, el más grave de todos, es el aumento de la temperatura de funcionamiento de esos compnoentes, lo que si no se controla puede llevar a que el componente pierda eficacia, rendimiento y, en último caos, llegar a estropearse.
Actualmente, tenemos tres componentes que soportan esta práctica. Primero, tenemos el procesador, aunque esto no se puede aplicar en todos los casos, debe ofrecer soporte. Las tarjetas gráficas también permiten aumentar las frecuencias de trabajo. Finalmente, tenemos la memoria RAM.
Cada vez son menos los usuarios interesados en el overclocking
El overclocking, a nivel de usuario medio, se reserva para obtener un pequeño extra de rendimiento. Muchos usuarios crean sus sistemas pensando en un aumento de rendimiento en el futuro, cuando su sistema ya «no dé para más».
Podemos conseguir con un pequeño aumento de frecuencia en el procesador y la tarjeta gráfica, de una mejora de rendimiento. Aunque no vale todo, se requieren una refrigeración de una mediana calidad.
Aunque, esta práctica cada vez tiene menos interes por parte de los usuarios que configuran sistemas. El motivo es que el hardware moderno está muy por delante de las necesidades del mercado en cuanto a juegos. Pueden pasar hasta 5 años antes de que tengamos necesidades de actualizar el sistema.
No es una práctica interesante para el usuario por los siguientes problemas:
- Subir las frecuencias de trabajo, aumentará el consumo de energía
- Como aumenta se aumenta el consumo, también se aumenta la generación de calor
- Debido al aumento de consumo y temperaturas, se reduce la vida del procesador, ya que está actuando a mayores temperaturas
- Necesitaremos disipadores más grandes o refrigeraciones líquidas, sistemas más costosos
- Las fases VRM de la placa base sufren mayor estrés y aumenta su temperatura, pudiendo dañarse
- Es un proceso que requiere de tiempo y de realizar muchas pruebas de estabilidad
Debes considerar todos estos factores antes de lanzarte a realizar esta práctica. Además, si nunca lo has hecho, te recomendamos investigar un poco antes de lanzarte al monte.
Si decides seguir adelante conociendo los riesgos
Puede que hayas evaluado los riesgos y te decidas a seguir adelante con esta práctica, vamos darte unas sugerencias o consejos. La responsabilidad siempre será tuya, nosotros no recomendamos esta práctica, sobre todo, si no tienes capacidad económica para hacer frente a los problemas.
Nuestras sugerencias para hacer overclocking al procesador son:
- Aumenta la tensión de funcionamiento del procesador muy poco a poco. Lo ideal es realizar ajustes de tensión de +0.1 voltio o bien -0.1 voltio, y realizar test de estabilidad después. Es lento, pero mucho más seguro que subir de golpe 1 voltio
- No solo importa el disipador, también la placa base. De nada te servirá invertir 100 euros en un brutal disipador o una gran RL AIO, si tu placa base es «cutre». La placa base debe tener un sistema de fases VRM robusta con disipador, para evitar que se rompan. Además, debe tener una BIOS intuitiva y fácil de usar
- Debes tener un gran disipador por aire o una RL AIO con un radiador de al menos 280 mm
- Si nunca has realizado esta práctica, adquiere un viejo ordenado para hacer pruebas. Puedes adquirirlo de segunda mano o usar el de algún amigo que haya actualizado recientemente su equipo