En la gran variedad de componentes que podemos encontrar en un ordenador, podemos aplicar una técnica que permite que se puedan usar por encima de los valores que traen estos de fábrica. Esta técnica se conoce comúnmente como overclock, siendo una de las más utilizadas para conseguir ese rendimiento extra que necesitamos, pero hay mucha gente que se pregunta si esto es también posible hacerlo en más componentes o periféricos como un monitor y si obviamente, renta hacerlo.
Cuando hablamos de overclock siempre solemos pensar en los mismos componentes, ya sea la gráfica, la CPU o la RAM, puesto que son a los que solemos aplicarle esta técnica de forma frecuente. Pero esto no implica que sea el único hardware que podemos hacer que funcione por encima de sus capacidades básicas, ya que también hemos podido ver como se aplicaba este aumento de frecuencia a otros objetos, como puede ser a los discos duros SSD.
¿Se puede hacer overclock en un monitor?
De forma rápida y sencilla, efectivamente, es posible hacer overclock sobre una pantalla, pero no nos debemos equivocar, aumentar la frecuencia a la que funciona nuestra pantalla no tiene que ver con la resolución que esta puede mostrar, ni en general con la calidad visual. Y es que el aumento de rendimiento que podemos conseguir en una pantalla tiene que ver con la tasa de refresco que tiene la misma, es decir, los hercios que indican cuantas veces se actualiza una imagen en nuestro monitor.
Las pantallas que podemos encontrar por ejemplo para jugar, tienen una tasa de refresco extremadamente alta, y esto permite que nuestros juegos se vean más fluidos, permitiendo que mejore la jugabilidad que ofrecen. Esto a su vez, implica que es más fácil jugar con una mayor frecuencia de actualización, ya que realmente la sucesión de imágenes aparece una forma más limpia, permitiendo que nuestra vista se acostumbre a una velocidad y fluidez que a su vez, nos permiten mejorar nuestros reflejos, por lo que en ámbito competitivo los Hz de un monitor suelen ser bastante importantes.
En el caso de monitores de baja gama, estos no suelen ofrecer una tasa de refresco superior a los 60 Hz, pero gracias al overclock que podemos hacer sobre nuestra pantalla, los podemos mejorar un poco. Aunque no demasiado, ya que en este tipo de pantallas por lo general solo sueles conseguir una mejoría de unas 15 unidades, por lo que el monitor tendría una frecuencia de actualización de 75 Hz, pero ya es una mejora en comparación con su rendimiento base.
¿Renta hacer esta práctica?
Dependiendo de a quien se le pregunte, puede resultar una opinión bastante dividida, pero hay una cosa que se debe tener clara, y es que por ejemplo, en un monitor que admite una frecuencia extremadamente alta no renta hacerlo, ya que la mejoría no es muy grande. Y con esto no nos referimos a que no vayas a conseguir más hercios, ya que al final si haces overclock en una pantalla de 240 Hz puedes llegar a aumentar su frecuencia un poco, pero lo más probable es que no sea demasiado, ya que no tardará en dejar de verse la imagen (esto solo durará hasta que termine la prueba, luego volverá a su estado original).
Al final, lo recomendado en un monitor gaming actualmente es superar la barrera de los 120-144 Hz, pero para monitores que tengan de frecuencia base 60 Hz es imposible que lleguen hasta esta frecuencia, ni siquiera haciendo overclock. Es por ello, que a la hora de hacer esto debemos tener muy claro que es lo que necesitamos, y sobre todo ir comprobando poco a poco que todo funcione perfectamente.
Es por ello que en pantallas que no lleguen a los 120-144 Hz que hemos mencionado antes, si que renta tratar de aumentar la frecuencia lo máximo posible haciendo overclock sobre un monitor, para conseguir una mejor experiencia de juego.