Lo mismo la memoria nos falla, pero no recordamos un enconamiento tan evidente en el mundo de las consolas como el que se está produciendo ahora. Sony y Microsoft han llegado a las manos (legalmente hablando) y cada día que pasa sus principales responsables hacen declaraciones como si fueran hooligans. El último en subirse a ese carro a cuenta de Xbox Game Pass ha sido Jim Ryan, máximo responsable de PlayStation, que se ha encargado de soltar la enésima bomba.
Está claro que el modelo de negocio de Xbox Game Pass es, cuando menos, novedoso. Nunca antes habíamos tenido casi 500 juegos para Xbox o PC por apenas 14 euros al mes y con novedades de día uno de la propia Microsoft. Eso ha llevado a que otros estudios quieran probar suerte regalando sus títulos con la esperanza de que ese periodo de prueba –en muchos casos limitado– obre el milagro de permitir vender más cuando salga del servicio.
Sony contra Microsoft
Jim Ryan ha venido a criticar el modelo de negocio, ahora que se han conocido nuevos emails y comunicaciones internas de Microsoft a cuenta del juicio por la adquisición de Activision-Blizzard y donde los de Redmond hablaban de que habían sufrido un descenso significativo en las ventas, seguramente, por culpa de Game Pass. Al tratarse de una confesión realizada al calor de la disputa legal contra Sony, no podemos saber si los de Phil Spencer querían ofrecer la idea de que no pasan por su mejor momento y están muy lejos de tener el monopolio del mercado o si realmente es así.
De lo que no hay duda es de que en 2019 aparecieron unas declaraciones de Matt Percy que venía a decir justo lo contrario, ya que contemplaba la teoría de que al tener más juegos a nuestro alcance y sabiendo que muchos de ellos, tras el acuerdo de distribución en Game Pass, dejarán de estar disponibles, muchos usuarios optamos por la compra. Concretamente un aumento del 10% en la ventas y un 25% en el caso de las reservas de títulos de sagas que han pasado alguna vez por el servicio de suscripción.
Es obvio que el sistema de tener juegos a modo de alquiler, mientras pagamos, es perfecto para un primer contacto, para conocer la calidad de un desarrollo concreto, y es precisamente ese test que realizamos el que luego nos decanta por intentar añadirlo en propiedad a nuestra biblioteca y disfrutar de él aunque no sigamos pagando Xbox Game Pass.
¿Game Pass es destructivo?
Jin Ryan es, evidentemente, contrario a Game Pass ya que afirma en la corte legal que, en sus conversaciones con los estudios, le transmiten que no solo creen que no es rentable ni beneficioso económicamente, sino que es «destructivo». Es decir, que lejos de favorecer a las compañías que desarrollan, va contra ellas porque elimina tejido fundamental para seguir creando novedades con las que alimentar el mercado en el futuro.
Ni qué decir tiene que las cifras ofrecidas por Microsoft en 2019 no son un reflejo de cómo podría estar el mercado ahora, ni lo dicho ante la corte legal una sentencia condenatoria. Xbox Game Pass sigue activo, con Microsoft (parece) apostando sin dudarlo y con muchos estudios que confían en llevar allí sus creaciones. Por lo que si lo hacen, ¿no será que obtienen algún tipo de rédito, económico o de marca sobre todo? Básicamente porque si las ventas unitarias realmente merecieran la pena, seguramente no estaríamos hablado de esta disyuntiva porque todos preferirían vender sin fijarse en otra alternativa.
¿O vosotros creéis que Xbox Game Pass es destructivo y una ruina para los publishers? Contadnos.