Hay juegos que nos marcan para siempre y que, por la razón que sea, son definitorios de una etapa concreta de nuestras vidas: nuestra adolescencia, el paso del instituto a la facultad o nuestro primer trabajo. Skyrim salió a la venta un 11 de noviembre de 2011 para PS3 y Xbox 360 y supuso para muchos gamers un impacto absoluto por la historia, el universo que nos mostraba y sus cientos de horas para terminarlo.
Seguramente seas de los que tiene grabado a fuego ese comienzo del juego. El carro en el que vamos presos junto a otros personajes, que se va moviendo por el escenario mostrándonos un maravilloso entorno de bosques y cuyo trayecto termina en un campamento donde están cortando cabezas a diestro y siniestro. Un campo de batalla que pronto nos ofrecerá un primer aviso de todo lo que se esconde bajo la piel de ese gigantesco RPG.
¿Dónde dejaste a tu personaje?
Lo normal con juegos como Skyrim es que le echemos todas las horas del mundo y, una vez terminado, se quede ahí para siempre. Con nuestro personaje en medio de un camino, sin protección, a la intemperie, y prácticamente abandonado por nuestros quehaceres diarios. Así que, ¿no has pensado nunca si ese héroe que tantas buenas horas te hizo pasar merece un final mejor?
Si no has sido tú, han sido otros jugadores de Skyrim de aquel 2011 y años posteriores los que se han planteado algo así. Seguramente por casualidad, pero al fin y al cabo han decidido rendirles homenaje para devolverles las horas de felicidad que les proporcionaron. Es el caso de un jugador que, accidentalmente, se encontró por casa su vieja Xbox 360 y rápidamente se acordó de Skyrim.
Ese jugador no solo ha conmovido a miles de fans que han leído su mensaje en redes sociales sino que le están imitando, por lo que muchos están reviviendo sus viejas Xbox 360 y PS3, están cargando sus partidas y están devolviendo a sus cuarteles de invierno a los héroes del juego de Bethesda. Y todo, gracias a unas palabras que, si no te conmueven, ¡¡es que no tienes corazón!!
Suena cursi, ¡pero es Skyrim!
Este usuario ha confesado que «va a sonar cursi, sentimental y exagerado, pero escuchadme […] Hace poco encontré mi Xbox 360 donde jugué con Skyrim por vez primera, sin estrategia, sin planes, sin saber de qué iba la historia, simplemente me lancé a la aventura. […] Y se me ocurrió que ese personaje con el que pasé cientos de horas estaba ahí esperando a que volviera a cogerlo en cualquier momento. Skyrim me acompañó durante el instituto y parte de la universidad, y luego lo dejé todo este tiempo. Así que decidí volver a mi Xbox 360 para jubilarlo».
¿Y cómo creéis que hizo eso? Pues mirad: «lo llevé hasta su casa, le puse ropa de Emperador, guardé todas las armas y lo senté a la mesa. Luego guardé la partida y apagué la consola. Le di un cierre digno y me despedí de él para siempre. Me sentí muy bien. Antes de reírte de la idea, inténtalo».
¿Qué te parece? ¿Lo harás tú también?